domingo, 29 de abril de 2018

NO ES MANADA, ES JAURÍA


NO ES MANADA, ES JAURÍA

En diciembre pasado escribí este artículo para este mismo medio: http://lacronicadelpajarito.com/blog/ramonalopez/2017/12/unos-buenos-chicos sobre la violación en San Fermines. Y efectivamente, los jueces  han decidido que esta panda de criminales son unos buenos chicos con mala suerte a la hora de ligar. Releyendo el artículo, me parece increíble haber tenido que explicar la obviedad de que la responsabilidad de la agresión no es de la agredida, pero visto lo visto, está claro que toda explicación ha resultado insuficiente. 
El Colectivo +mujeres, del que formo parte, entrega cada año un premio y un anti premio a la persona o institución que más o que menos se haya destacado en la defensa de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Este año, qué cosas, el anti premio, un topo cegato necesitado de gafas violeta, fue para la cúpula Judicial española (el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial) por el caso Pascual de Riquelme, en el que se discriminó claramente a la magistrada Pilar Alonso Saura, que aspiraba a la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, con méritos flagrantemente superiores a los de su compañero Pascual de Riquelme, que fue finalmente el receptor de este nombramiento. Y esta es la justicia que tenemos: se empieza por obstaculizar el acceso de las mujeres a la judicatura de forma torticera y se acaba dictando sentencias injustas que duelen en el corazón a millones de personas (impresionantes las manifestaciones de estos días). Si dudáis de lo que digo, no tenéis más que echar un vistazo a la foto de apertura del año judicial: es la fiesta de la testosterona.
Ha sido ésta una sentencia machista, tremendamente machista en la que los jueces, en vez de ponerse en el lugar de la agredida, se han puesto en el lugar de los agresores. Deben haber pensado: "hombre, si yo me encuentro a una tía borracha, también aprovecho la ocasión. A ver si es que me voy a tener que pasar veinte años en la cárcel por eso, si es lo que haría cualquiera. La culpa es de ellas, que van como van y pasa lo que pasa". Han emitido una sentencia atravesados de pleno por la cultura de la violación que nos rodea, presente en el porno, en la  publicidad, en la música, en las  conversaciones, esa cultura que dice que una mujer siempre está deseando ser violada. Una cultura que ve mayor responsabilidad en una mujer que anda sola y borracha por la calle que en los cinco hombres que la violan. Los jueces no son ajenos a esa cultura, como podemos observar por esta sentencia. 
A la vista de esta resolución judicial, yo tengo una pregunta, señores jueces: ¿En serio no hay agresión en que cinco hombres, cinco, que te saca cada uno diez años y veinte kilos, te penetren, vejen, humillen y roben, cuando estás sola, bebida y desorientada?  ¿No hay agresión, sólo abuso? Entre los agresores hay un guardia civil y un militar: ¿os imagináis al guardia civil frente a un caso de violencia de género?, ¿os imagináis al militar de misión humanitaria en Tahití, en Siria, rodeado de mujeres, niños y niñas en completo desamparo? 
Para dar otra vuelta de tuerca, uno de los jueces opina que ella estaba divirtiéndose.  Qué decir sobre esto salvo que no es una sentencia judicial, es una sentencia política, profundamente política que ahonda en la brecha patriarcal, que sigue considerando que la víctima de agresión, si es mujer,  tiene responsabilidad y que esa responsabilidad es un eximente para el agresor. 
No es manada, es jauría, jauría a la que con esta sentencia se han sumado también los jueces.

domingo, 22 de abril de 2018

NOS ATACAN LOS POBRES


NOS ATACAN LOS POBRES

He recibido por Whatsapp uno de esos mensajes que se hacen virales sin que nadie sepa bien de dónde han salido y que contiene este texto, que reproduzco tal cual: “Ante los preacuerdos de PP y PSOE para eliminar las Pagas Extraordinarias de los Jubilados, y hacernos, como siempre, los paganos de su incompetencia política PEDIMOS LA ELIMINACION DE LAS AYUDAS A INMIGRANTES SIN TRABAJO Y SIN PAPELES, que tanto dañan a nuestra economía”. No paro de ver mensajes en redes sociales sobre inmigrantes que cobran miles de euros por el simple hecho de bajarse de una patera y acercarse a un ayuntamiento y que luego pasan seis meses en su tierra y seis meses en España, como si fueran cantantes con residencia en Miami. En esa misma tónica, hace unos meses, el  delegado del Gobierno en Murcia, Francisco Bernabé, dijo a propósito de la llegada de pateras a Cartagena que era "un ataque coordinado contra nuestras fronteras y, por tanto, contra las fronteras de la Unión Europea". Por decirlo llanamente, nos advertía el delegado del gobierno de que estábamos siendo atacados por los pobres. Así es como se construye un paradigma en el cual el más desamparado de los seres humanos, el extranjero pobre, es despojado de su humanidad y convertido en una amenaza.

Sabemos que quienes vacían las arcas del estado no son los  inmigrantes. La masiva emigración a Francia y Alemania en los sesenta y setenta no solo no supuso la ruina de estos países sino que, muy al contrario, contribuyó a su progreso. Lo que de verdad arruina un país es la mala gestión y la corrupción de sus gobernantes, esos gobernantes a quienes tanto conviene este discurso xenófobo y que tanto lo alientan porque saben que desvía el foco de atención sobre los verdaderos responsables del expolio de la hucha de las pensiones y de todas las otras huchas.

Deberíamos saber que los inmigrantes retrasan el envejecimiento de la ya vieja Europa. Que son los inmigrantes los que se encargan de hacer los trabajos peor pagados: ellos son los que arrancan lechugas a un céntimo la pieza o destripan cerdos durante diez horas por 900 euros al mes. Si están dados de alta (no todos tienen esa suerte) contribuyen con su tributación a mantener la Seguridad Social, cosa que no hace ningún patriota español residente en Florida. El que piense que los inmigrantes aumentan las tasas delictivas debería saber que los índices de criminalidad de la población inmigrante están muy por debajo porcentualmente de los de la población española.

Antes de que comenzara el flujo de migración hacia España, nosotros pensábamos que los españoles no éramos racistas, porque los gitanos siempre han sido y siguen siendo invisibles. Tal era nuestra auto indulgencia que nos decíamos no racistas porque los negros en la tele no nos molestaban, nos gustaba Raíces, qué malos los esclavistas, cuánta injusticia en el Mississippi y qué guapo Sidney Poitier. Pero la verdad es mucho más compleja de lo que teníamos previsto y al compartir nuestro día a día con personas de otros países, vemos cómo nuestros convecinos, nuestros familiares, nuestros compañeros de trabajo, buenas personas en general, albergan una mezquindad y una falta de humanidad en el fondo de sus corazones que nos debería alertar y hacernos reflexionar. Es el miedo, el miedo al pobre, el miedo al extranjero, el miedo alentado por los males gobernantes, el que arma los fusiles de la xenofobia.

Hace un par de semanas salió en portada de El País, bien poco sospechoso de progresista ya, que son necesarios 5,5 millones de inmigrantes para mantener las pensiones en nuestro país. Entonces, ¿cómo es que se sigue alimentando políticamente esta xenofobia sangrante?
¿Cómo se puede soportar serenamente que el buque Open Arms, dedicado a socorrer a personas en circunstancias cercanas a la muerte, haya sido detenido y sus tripulantes procesados?

Señala Noah Chomsky que está sociedad se enfrenta a una de las mayores crisis de la Historia, una crisis moral de deshumanización. Las palabras de Bernabé y los mensajes en redes sociales como los que traigo aquí, son buenos ejemplos de ello.
Dejo aquí este poema de Gloria Fuertes, que no necesita ser glosado:
La gente dice:
«Pobres tiene que haber siempre»
y se quedan tan anchos
tan estrechos de miras,
tan vacíos de espíritu,
tan llenos de comodidad.