jueves, 10 de octubre de 2024

LAS VÍCTIMAS , ¿TAMBIÉN HABRÁN OLVIDADO?

 

LAS VÍCTIMAS , ¿TAMBIÉN HABRÁN OLVIDADO?

La justicia ha desamparado a las menores de una red de prostitución al servicio de un grupo de empresarios murcianos. Han pasado diez años. Ya se habrán olvidado, parece decirnos esta resolución a la que se ha llegado merced a un acuerdo con la fiscalía que impedirá que los acusados de prostituir a niñas de entre 13 y 17 años tengan que pisar la cárcel.

Porque es realmente alarmante constatar cómo ampara el sistema a estos acusados de prostituir a menores. No sabemos si por complicidad, por pactos de silencio o por negligencia estos sujetos no pisarán la cárcel y los estamos viendo irse de rositas, sonriendo al tendido. ¿No era el asunto lo suficientemente sensible como para agilizar en lugar de dilatar las diligencias? Encontramos clasismo además de machismo en la sentencia: la vulnerabilidad social y económica de las víctimas («pasaba por un momento de dificultades económicas, lo que le hacía más fácil que pudiera ceder» dice la sentencia) frente a empresarios poderosos podría haber contribuido a que el caso se haya demorado hasta prescribir. Un sistema judicial que olvida a las víctimas es un sistema intrínsecamente injusto. Una justicia lenta no es justicia.

Al margen de la resolución judicial, este hecho se inscribe en la cultura de la violación que nos deja ejemplos como el de la letra de la canción que cantó este verano durante las fiestas del pueblo el alcalde de Vita (Ávila): “Me encontré una niña sola en el bosque, la cogí de la manita y me la llevé a mi camita. La subí la faldita y le bajé la braguita (...) La eché el primer caliqueño...” (sic).

Repugnante, ¿verdad? Pues al obispo Javier Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal, le parece de lo más normal. Ha declarado que una canción así es “lo que pasa a altas horas de la madrugada después de haber bebido esto o lo otro”. Y nos invita a “no crecer en lo que pudiera ser una sociedad excesivamente puritana que hace que cualquier texto, que cualquier letra, parezca ser rechazada” (sic otra vez).

El obispo dice que nos hemos vuelto todos muy puritanos. Nosotros. Puritanos.

No ha calculado bien: restar importancia a un comportamiento pederasta es algo que, aunque solo sea de cara a la galería y teniendo en cuenta los miles de casos en el seno de la iglesia católica en todo el planeta, deberían pensarse dos veces. Pero el subconsciente es lo que tiene: funciona en automático. Y, recordemos, él es quien tiene que velar por la administración de justicia a las víctimas de abusos sexuales. Igual que los jueces en el caso que nos ocupa.

Tanto la letra como la justificación que a ellos les parece algo frívolo, sin importancia, un chiste, forman parte del argumentario de la fratría masculina. No pasa nada, iba bebido, era de noche, estaba el pueblo en fiestas. A lo mejor ella iba provocando. Si es que algunas parece que lo van buscando.

Hay una fantasía masculina en el acceso al cuerpo de niñas. Ese cuerpo es el lugar donde pueden desplegar todo su poder, sin tener que enfrentarse a mujeres con deseos, con carácter, con iniciativa. Porque en ese contexto el que tiene el poder es el hombre. Y qué fácil todo. Niñas, mujeres borrachas, mujeres sometidas químicamente (miren el caso Pélicot, en el que el marido ofrecía la esposa drogada a otros hombres para que la violaran), ¿eran monstruos estos hombres? No, peor: eran hombres normales. Sus actos son monstruosos, pero ellos no. Los monstruos son la excepción, los monstruos no abundan; los hijos sanos del patriarcado sí.

Esa cancioncilla que tanto nos repugna seguro que haría mucha gracia al grupo de empresarios a los que se ha tardado diez años en sentar en el banquillo por abuso de menores. Esos empresarios que pedían “chicas nuevas”, pero que no pisarán la cárcel porque el delito ha prescrito. Los jueces no son ajenos a la fratría machista al no conceder la suficiente importancia a un hecho tan grave como este.

Al acoso, al abuso y a la agresión no se llega por casualidad, ni se llega de golpe, ni se llega por nada: hay toda una cultura de la violación con la que crecemos y en la que nos educamos. Y para romper con esa cultura hay que denunciar los comportamientos que preceden a la violencia y dictar sentencias ejemplares cuando suceden. Porque de lo contrario solo nos queda llorar.

Ahora, aunque frente a la presión social la Fiscalía de Murcia se plantee pedir el ingreso en prisión, de momento estos empresarios ya son libres, pueden seguir abusando, pueden seguir induciendo a la prostitución. Ellos u otros como ellos, sabiendo que no pasa nada, buenos abogados, una dilación judicial y a seguir living la vida loca.

 

https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2024/09/19/victimas-habran-olvidado-108288424.html






 

 

ALVISE, S.A.

 

ALVISE, S.A.

 

Bueno, no sé a vosotros, pero a mí me ha gustado mucho este último giro de guion de la última serie de moda, Se Acabó La Fiesta. Cómo imaginar que un inventor de bulos y difusor de fango y mentiras iba a resultar ser un defraudador. Sorpresa máxima.

Entre su discurso repleto de broza política de cuarto cubata, y su gusto por el dinero fácil, el ex asesor de Toni Cantó está a mitad de camino entre Torrente y Al Capone. Y este era el que venía a regenerar la vida política del país. Ochocientos mil votantes le compraron el discurso. Un discurso donde veías venir el pufo a kilómetros sin necesidad de ser ni muy espabilado ni muy de izquierdas. Pero oye, es lo que tienen estos telepredicadores de la política, siempre encuentran a su público ahí, esperando el milagro de devolverle la vista a un ciego dándole un capón en la frente, deseando que venga alguien a venderles una milonga que armonice con sus filias y sus fobias políticas para comprarle el paquete completo. Y ahora que ha saltado esta noticia están flipando en redes, no dan crédito.  Pp y Vox se arremangan para disputarse los votos disidentes.

Tiene todo mucha gracia porque el propio Alvise admite que para financiar su campaña electoral recibió cien mil euros de un criptoempresario, pero que fue para evitar enriquecerse en política: el clásico “es mejor pedir que robar” puesto al día. Porque cien mil de una sentada no es enriquecimiento, es calderilla para la máquina de sándwiches. A cambio prometió al empresario leyes para favorecer a su empresa porque él tenía previsto ser la llave de la gobernabilidad. Dinero a cambio de leyes, más sencillo imposible. Y es que estos timos los hacen con un troquel. Así es como ejecuta Alvise la prometida regeneración política. Iban a faltar cárceles en España para meter a todos los políticos corruptos que a los que él iba a denunciar. El eje de su campaña era la corrupción porque realmente domina el tema. Fiesta no sé si había, pero cachondeíto mucho.

Todo ha salido a la luz porque el generoso donante, conocido como Luis Criptospain, o lo que es lo mismo, el segundo elemento del tocomocho, ha sido investigado por la CNMV por montar un chiringuito para evadir impuestos, el Madeira Invest Club, que, y seguimos con las sorpresas, ha resultado ser una estafa piramidal. En el curso de esa investigación han aparecido mensajes y audios que no dejan sombra de duda sobre la catadura ética y moral de la última estrella en el firmamento político del país.

Y es que su lucha contra la corrupción consistía más bien en “déjame a mí que tú no sabes”. Porque labia no le falta. Ha afirmado que si no declaró esa aportación fraudulenta es porque él es un antisistema. Y en eso no miente: va contra el sistema que nos sostiene a todos, contra ese sistema que es la base de la sanidad, de la educación y de las infraestructuras públicas. Nada nuevo bajo el sol.

https://rrnews.es/2024/10/alvise-s-a.html

 

 

 

MIEDO AL NEGRO

 

MIEDO AL NEGRO

Y al moro y al sudaca y a todo extranjero pobre que haya venido aquí a ofrecerse como mano de obra barata.

Las derechas están haciendo bien su trabajo. Han acelerado la campaña del miedo hasta convertirla en la primera preocupación de los españoles según recogen las encuestas del CIS. Este miedo además se replica con la propia noticia: “Ostras, que la inmigración es el principal problema, a ver si estoy yo aquí tan tranquila y resulta que tengo que empezar a preocuparme, correr en círculos y odiar a mi vecino Hassan”. Y es que manipularnos es así de fácil. Sin olvidar que los telediarios pertenecen a grandes empresas mediáticas con intereses políticos poco disimulados. Por no hablar de las tertulias matutinas y vespertinas.

Este miedo no es exclusivo de España, sucede igual en el resto de Europa, pero esto, lejos de ser un consuelo, es una preocupación añadida. ¿Hacia dónde te diriges, vieja Europa, si ya no tienes masa obrera que pague las pensiones del futuro, dónde crees que vas sin inmigrantes? ¿cuál es tu futuro si estás en crecimiento cero y por debajo?

¿Cuál es el plan con este blindaje generalizado de las fronteras europeas? Nosotros, occidentales, sí podemos viajar masivamente, arruinando a veces paisajes, ciudades y entornos que una vez albergaron población local y que ahora solo están al servicio de un turismo depredador. Pero ellos, que vienen a ofrecerse como mano de obra barata, no. Ellos no tienen derecho a viajar sin arriesgar la vida.

El lumpen proletariado del XIX, hoy es de allende nuestras fronteras. No han cambiado la dureza del medio, la escasez de recursos, la vulnerabilidad de quienes hacen los trabajos menos cualificados, esos que nadie quiere (tampoco han cambiado el desprecio y el miedo de las clases sociales que se sienten por encima), pero sus protagonistas ahora proceden de países del sur planetario, depauperados y/o en guerra.

El racismo es la campaña de marketing de la explotación. El racismo devalúa a las personas (vienen a robar, a violar, a esquilmar nuestros recursos sociales, son sucios, huelen, mienten, son sinvergüenzas, han destrozados sus países y vienen a destrozar los nuestros, okupan nuestras casas en cuanto salimos a por pan, cobran pagas con las que nosotros no podemos ni soñar) hasta que el precio por su fuerza de trabajo alcanza el mínimo posible para que salgan a cuenta al neoliberalismo feroz que nos invade.

En un todo vale contra la inmigración, Trump llegó a decir que los inmigrantes comían mascotas. Y sus seguidores le creyeron. Ese es el nivel de estulticia y de maldad en contra del extranjero pobre. En España, en Europa o en USA.

Y es que la campaña no ha dado tregua. La auténtica canción del verano (y del resto de estaciones) es el binomio inmigración-criminalidad sin que haya un solo dato en el que apoyarlo. Pero que te lo canten unas cuantas veces al día, verás como terminas por tararearlo tú mismo.

A la derecha y la ultraderecha, imposibles ya de distinguir, les vale todo: los niños son niños, excepto si son extranjeros porque entonces son menas, convertidos por la vía del lenguaje en el reclamo del miedo.

Tenemos reciente la triste noticia ocurrida en Mocejón, Toledo, donde un pobre perturbado mental mató a un niño a puñaladas: se culpó inmediatamente a los inmigrantes sin tener una sola pista de la autoría. Hasta la familia del niño asesinado tuvo que salir a pedir calma porque en redes les estaban linchando, tildándolos de traidores por no pedir la cabeza de los inmigrantes.

Lo triste es que la xenofobia da votos: Vox, preocupado por su descenso en las encuestas, rompió su pacto de gobierno con el PP por un puñado de inmigrantes. El PP, empeñado en reducir el peso electoral de Vox, añade racismo a la receta de su discurso. Alvise con SALF, a pesar de lo ridículo de su propuesta, contribuye con entusiasmo al negocio del racismo y las fake news.

La verdadera amenaza, y así nos lo demuestra tozudamente la Historia, no son los inmigrantes. La verdadera amenaza es el racismo que envenena la convivencia pacífica en un barrio, en una comunidad, en un país. Ese racismo que es el arma de destrucción masiva con que se pertrechan los partidos ultras que crecen y se multiplican por toda Europa como la mala hierba. Esa invasión creciente sí que debería darnos miedo y no la inmigración.

https://rrnews.es/2024/09/miedo-al-negro.html