LOS QUE LES VOTAN TAMBIÉN SON
CULPABLES
Tenemos un ministro del interior a quien le dirige la
maniobra de aparcamiento un gorrilla imaginario llamado Marcelo (¿qué propina
se le deja a un ángel?). Cómo contarle esto a alguien que no sea de aquí. Cómo
contar esto sin reírte. Es el mismo ministro que ha concedido una medalla a una
virgen, encarcelado a unos titiriteros y condecorado a un mamarracho televisivo.
Dirige nuestros destinos un tío que es un cruce entre el Señor Barragán y Rouco
Varela. Es todo de un absurdo que da risa. Luego caes en la cuenta de que la seguridad del país y
la garantía de las elecciones del domingo están en sus manos y se te quitan de
golpe todas las ganas de reírte.
Ahora nos enteramos por unas grabaciones de que esta perla
de hombre y de ministro (a juego, eso sí, con el resto de piezas de su partido)
ha encargado al jefe de antifraude de Cataluña que rebusque e invente casos de
corrupción entre sus adversarios políticos. Flipando se deben haber quedado al
no encontrar nada; teniendo en cuenta el nivel de porquería que hay en su
propio partido deben haber pensado "¿y estos tontacos cómo es que no roban?
Si es que hay gente pa tó". Las grabaciones las ha debido hacer el ángel
Marcelo, por descarte, ya que en el despacho no había nadie más. Si la
incompetencia tuviera un nombre y un oficio, se llamaría Jorge Fernández Díaz,
ministro.
¿Y qué es lo grave de todo esto? Para cualquier persona
con un mínimo de decencia lo realmente escandaloso es que: a) el ministro de
interior utilice el aparato del estado para crear pruebas contra adversarios
políticos y b) que lo graben en SU despacho y no sepa quién ha sido. Vale, pues no. Para este elemento y sus
acólitos lo grave es que haya periodistas que lo saquen a la luz. El presidente
en funciones, máster en ignorancia total, ha declarado que no tenía
conocimiento de que existiera una oficina antifraude (sic). Y ahí acaba todo.
Ah sí, y que muy mal por haber grabado al ministro del interior. El ministro
ministrado. Imaginad que pillan a un tío planeando una masacre y todo se
concluye en echarle la culpa al radiocasete que lo graba, pues algo así está
siendo este asunto. Resumiendo toda la cosa: la culpa es nuestra por tener orejas.
¿Os parece grave todo esto? Como para mudarse a Marte,
por lo menos, ¿verdad? Okey, pues lo gordo viene ahora: previsiblemente siete
millones de cómplices votaran el domingo a Rajoy, a Fernández Díaz y al ángel
Marcelo. Así que, queridos y queridas, hay que ponerse las pilas porque como no
echemos a este hatajo de meapilas mafiosos nos harán pasar otros cuatro años en
pleno Medievo.
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