ERREJON HASTA EN LA SOPA
Como ya sabrán ustedes, esta última semana no se ha hablado
de otra cosa que de la dimisión por un caso de acoso de sexual de Iñigo
Errejón, portavoz en el Congreso de Sumar.
Sabemos que el machismo es lo más transversal que existe y
que se manifiesta en mujeres y hombres (pero más en los hombres) de izquierda y
derecha (pero más en la derecha). Hemos visto en este caso, cuyos detalles no
paran de salir a la luz, que el poder patriarcal se ejerce de muchas formas
distintas, en especial a través del comportamiento sexual, y no solo en la
cama: en el trabajo, en las relaciones de amistad, en las relaciones con
compañeras de partido.
En el comunicado donde informa de la dimisión de todos sus
cargos (comunicado que, por cierto, parece escrito por un Góngora borracho), Errejón
culpa al patriarcado de su comportamiento, como si el marco ideológico fuera
una droga que le han suministrado contra su voluntad, como si no fuera él el
actor de los lamentables hechos admitidos sino una marioneta manejada por el
machismo contra cuyo poder no le era posible reaccionar. Ni rastro de
arrepentimiento, ni rastro de perdón a las víctimas. Los hechos son graves,
pero el comunicado los empeora. Él es el portavoz del partido que aspira a ser
el más feminista del congreso. Repetimos: el más feminista. Toda esa
superioridad moral ha actuado ahora como un boomerang que lo ha tumbado de
golpe.
Él es un teórico, no nos puede salir ahora conque si la
presión, la vida en la ciudad, la dinámica política y hasta el neoliberalismo.
Nos viene a decir que el escenario político es un campo de entrenamiento para
el machismo, o lo que es lo mismo, que la política es cosa de hombres y que
exacerba su masculinidad tóxica. Así, sin cortarse, como si no hubiera también
mujeres en política. El comunicado es como para enmarcarlo y ponerlo encima del
piano.
Sorprende que estos hombres no sean capaces de calcular el
daño que hacen a las mujeres con las que se relacionan, el que se hacen a sí
mismos y el que hacen a sus familias y a los grupos a los que pertenecen. Se
creen perfectamente impunes. El caso de Errejón es especialmente sangrante
porque no es ningún ignorante, él sí que se conoce la letra de esta canción, porque
si no es uno de sus redactores habrá estado cerca de quien la escribía. Para él
no es nuevo el tema del consentimiento, el del solo sí es sí. Es asombroso, no
ya por su cinismo y su falta de empatía hacia las mujeres, que por supuesto,
sino por su falta de cálculo a todos los niveles: político, familiar, moral,
social… ¿qué es, un mandril en celo incapaz de controlar sus impulsos?
Pero hay una pregunta más, una pregunta fundamental, y esta
es para Sumar, porque más importante que los comportamientos individuales son
las estructuras que les dan soporte: ¿desde cuándo se sabía que este hombre
acosaba y humillaba a las mujeres, desde cuándo se ha silenciado? Acoso sexual y abuso psicológico del líder,
silencio de la formación. Ni Vox lo hubiera mejorado. Si una de las columnas de
Sumar es el feminismo, esa columna ha colapsado en cuestión de horas y con un
estrépito ensordecedor. Esa columna caída, mucho nos tememos, vaciará
rápidamente el mermado caladero de votos de este grupo y condicionará el
resultado de todo el arco de la izquierda. Si antes de esta bomba informativa
Sumar ya se estaba convirtiendo en Restar, después de esto el desplome está
garantizado.
Cabe decir no obstante que, si bien todo lo anterior es
cierto, también lo es que la respuesta política y social ante este último caso
de acoso ha sido de rechazo inmediato y sin aceptar coartadas como el infumable
comunicado. Incluso el hecho de haber tenido durante tantos días a Errejón
hasta en la sopa es síntoma de un cambio de paradigma en la percepción del
acoso y la agresión sexual, síntoma de una sociedad que ya no lo acepta y que
no transige con determinados comportamientos en el ámbito del poder como se
hacía no hace tanto (recordemos el caso Nevenka en que el acosador recibió todo
el apoyo y la víctima tuvo que huir del país), un cambio que se ha producido
durante las dos últimas décadas y que debemos agradecer al feminismo.
Sin
embargo, la reacción inmediata ante este caso y la enorme repercusión
mediática, política y social que está teniendo nos dice que se está produciendo
en la sociedad un cambio de paradigma en la percepción y en el tratamiento de
estos comportamientos. Ese cambio de paradigma es algo que le debemos al
feminismo.
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2024/10/31/errejon-sopa-110931986.html
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