A PEDRADAS CONTRA LA CIENCIA
Corren malos tiempos para la ciencia: Trump contra las
universidades, los científicos de la Aemet acosados en redes, un negacionismo
galopante. El desprecio hacia el conocimiento no es nuevo, pero el ascenso de
la ultraderecha en muchos países en un momento crucial para el planeta en lo
que se refiere a agotamiento de recursos y calentamiento global es una
verdadera amenaza. El negacionismo es la forma que tienen algunos de cerrar los
ojos ante la realidad. Las pedradas contra la ciencia tienen como objetivo que
todos cerremos los ojos.
No se puede equiparar el heliocentrismo y el terraplanismo;
no se puede confrontar la teoría de la evolución con el creacionismo; no se
puede comparar la evidencia del cambio climático con el negacionismo. Porque no
son equivalentes, no son comparables, no son teorías que, o abrazas una o
abrazas otra porque ambas tienen pros y contras. No, señor: la Tierra es
redonda y el terraplanismo es una estupidez extendida en medios porque es
llamativa y porque desde un tiempo a esta parte el día del orgullo idiota es
todo el año.
La ciencia no es una opinión. Es intolerable que haya
programas televisivos que convoquen a científicos y terraplanistas como si
hubieran estudiado en la misma universidad, para que expongan sus teorías a ver
qué argumentos nos convencen más, porque justo así es como se devalúa y se
banaliza la ciencia. A los terraplanistas no hay que convocarlos porque son el
tonto del pueblo planetario. Y a los científicos, más nos valdría ir
haciéndoles un poquico de caso por la cuenta que nos trae. Porque el cambio
climático es tan evidente que terminaremos devorados por las consecuencias de
nuestra propia ignorancia, o aún peor, por las consecuencias de la ignorancia
de líderes estultofílicos elegidos por votantes manipulados.
No es casualidad que Trump esté en guerra contra las
universidades y que desmonte a marchas forzadas planes de estudio y proyectos
científicos. En su discurso en Nevada afirmó: I love the poorly educated,
me encantan las personas pobremente educadas. Esa frase contiene un programa
electoral completo. La ignorancia es el perro de presa del poder: muerde sin cuestionarse
nada, sigue al líder sin preguntarse adónde. Qué sería del poder sin la
ignorancia. Nada más amenazador para una autocracia, que es en lo que se está
convirtiendo Estados Unidos, que el saber y la razón. La ciencia es un estorbo
para la fuerza bruta, por eso Millán Astray gritaba muera la inteligencia, por
eso los regímenes totalitarios han exhibido siempre tanta afición a quemar
libros: le tienen pánico al conocimiento. Su violencia es resultado de ese
miedo.
Cuando hablamos de personas “pobremente educadas”, de
personas sin formación hay que diferenciar: hay una generación que no ha pasado
por la escuela, (pienso en mis padres, por ejemplo), pero que tienen educación,
valores muy sólidos y un profundo respeto por el saber. En el otro rincón del
ring tenemos individuos que, habiendo recibido una formación básica prefieren
la ignorancia, adoctrinados en redes. Personal que ha decidió mantener la
cabeza en barbecho, pero que también votan. Y esa es la clave. Son puritita
carne de cañón mediática, fácilmente manipulables a base de memes y vídeos de
tiktok.
Leí recientemente esta frase en un artículo de Ruth
Toledano: “Cuando las personas votantes se plantan ante las urnas con la
irresponsabilidad de quien compra barato soluciones fáciles, lo que hacen es
abrir la puerta a estafadores”. Y farsantes y estafadores es lo que hay al
mando cada vez más.
La foto de la toma de posesión de Trump es una radiografía de
nuestro tiempo: en primera fila Zuckerberg y Musk, los dueños de las redes, las
mismas redes que extienden la ignorancia al servicio de un poderoso que se
congratula de que haya personas ignorantes. Desinformación conectada,
manipulación mediática y políticos autócratas que extienden la desconfianza en
la política. Así se gesta la catástrofe que hay en marcha en todo el planeta.
https://rrnews.es/2025/06/a-pedradas-contra-la-ciencia.html
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