GALLARDÓN EL APESTADO
Está bien que un proyecto de ley ignominioso termine en
la ignominia, arrastrando a su promotor a la profunda sima del olvido político,
o eso esperamos. Y además es gratificante, la verdad. Pero resulta curioso ver
cómo ahora todo el mundo en el PP hace un arco por donde va pasando Gallardón,
como si se hubiera hecho aguas mayores encima. Cuando sacó este proyecto de ley
todo el mundo le reía las gracias, dijeran lo que dijeran en privado. Y ahora
me imagino la conversación entre Gallardón y Rajoy:
- Gallardón,
tío, tenemos que retirar ese proyecto de ley, nos está dejando el electorado
como una iglesia en agosto: ahí sólo nos quedan ya las beatas. Y gracias.
- Pero
si me dijisteis que estaba muy bien y que os gustaba mucho… Pues si lo retiráis
me voy.
- Pues
ya estás tardando.
- Bueno,
si eso me quedo un par de días más, para ir recogiendo y tal.
- No,
no, de eso nada. Ya que lo has dicho te vas. Te vas ya.
Y así ha sido. Gallardón se ha tenido que ir por la
puerta de atrás y a uña de caballo. Rajoy ha tenido que retrasar su viaje a
China para supervisar el traspaso de poderes provisional a Soraya SS, hasta que Rafael Catalá se haga cargo del
ministerio. El recién estrenado rey, de viaje en Washington, ha tenido
excepcionalmente que firmar el cese de Gallardón como ministro en la embajada
española. Todo a la carrera y medio improvisado. Porque si Gallardón se queda
un minuto más con su peste encima, les contamina el ambiente hasta la asfixia,
y a este PP ultramontano le queda ya poco aire. Por suerte.
En resumidas cuentas, que como este proyecto de ley era
una MIERDA, se demuestra que debe existir el Karma o la justicia poética y que
la mierda no se puede manejar sin terminar pringado. ¡Ay Alberto, qué alegría
más grande me diste ayer y qué pronto te voy a olvidar!
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