LO NORMAL
Hay gente que predica de sí misma eso de “yo soy normal”.
Hay partidos políticos que se dicen a sí mismos partidos “de gente normal”. Yo
es escuchar lo de “normal” y echarme a temblar, no lo puedo remediar. De esa
gente tan “normal” se suelen oír cosas como las siguientes:
- No
creo en la política, eso es cosa de esos que hay ahí arriba
- Soy
apolítico/a
- Yo
no discrimino a los gays, pero por Dios que mi hijo/a no sea maricón/boyera
- Si
es que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y claro, tenía que
venir una crisis
- Es
mejor que no vengan más inmigrantes, porque aquí ya no cabemos
- El
nacionalismo es muy malo, pero yo soy español, español, español (dígase cantando)
- Lo
de las manifestaciones son ganas de montar bulla, pero si gana la selección
española quemo el barrio
- Pienso
que la corrupción es como la gripe, siempre va a haber, hay que aguantarla
- Que
un político robe es lo corriente, yo haría lo mismo, pero lo del PER es una
vergüenza
- Todos
somos iguales, pero que mi hija no se case con un negro
- Qué
mal los violadores, pero es que ellas algunas veces van provocando
- Yo
no soy monárquico, soy juancarlista porque es que el rey es más campechano…
- Yo
no soy monárquico, pero es que tenemos un príncipe muy preparao
- No,
a misa no voy, pero cómo no va a hacer mi hijo/a la comunión
- Este
año voy a votar a Ciudadanos, que necesitamos un cambio pero ése de la coleta
es un radical bolivariano (signifique lo
que signifique)
De la normalidad se habla como de un estadio previo a
toda contaminación por las ideas, una especie de estado de pureza en la cual la
persona no se ha decantado por ninguna opción y vive en la situación más
imparcial que existe, pero eso que se llama normalidad está cargado de ideología, de
esa ideología pretendidamente “desideologizada” de la que nos dotan los mass
media sin que apenas nos demos cuenta. Ojito ahí.
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