45 GRADOS
Para los que siguen pensando
que lo del calentamiento global es una milonga de ecologistas agoreros, aquí se
presenta junio con 45 grados. Y es que el planeta ya no sabe cómo decirnos las
cosas para que reaccionemos. No es que sea una novedad que en verano haga calor
pero si vamos juntando noticias la cosa ya se pone un poquito más alarmante. Como
dijo Bertolt Brecht, die Wahrheit ist
konkret, la verdad es concreta. Y además, añado yo, la realidad es tozuda,
se abre camino y termina imponiéndose por más que algunos se empeñen en
ignorarla. Tenemos variadísimos ejemplos
de esta tozudez de la realidad:
Ejemplo 1, nivel local
El viernes pasado día 16 de
junio se cayó parte del enorme ficus de Santo Domingo, con el consiguiente susto
para la gente que había en la plaza y porque no hubo que lamentar más desgracia
que la caída del propio árbol. El ficus se derrumbó a pesar de la promesa del
gobierno regional de proteger y conservar nuestro patrimonio arbóreo (echad un
vistazo a esta propaganda del PP de aquí abajo), porque no era más que eso, una
promesa. Pero, ¿qué queréis, lumbreras, que crezca un ficus centenario en una
maceta, máxime cuando le cortáis las raíces aéreas, que son las que garantizan
su estabilidad porque, claro, hacia donde las va a lanzar el árbol si vive en
dos palmos de tierra? Pero si la política municipal en esta materia es dejar
los jardines como el parking de un centro comercial, metiendo arbolitos
huérfanos en minúsculos alcorques, este es el resultado, ya que como dije en el
párrafo anterior, la realidad se abre camino y las raíces de los árboles
también.
Ejemplo 2, nivel regional
A pesar de que el 11 de mayo
el presidente López Miras bendijera con el hisopo de la propaganda las aguas
del Mar Menor desde la cubierta de un barco, diciendo que la laguna está como
hace veinte años (sic) y que no vayamos por ahí diciendo cosas que espanten a
los turistas, la tozudez de la realidad nos ha dejado el jueves 15 de junio a
treinta niños de un colegio de Jumilla con urticaria tras bañarse en el Mar
Menor. Medio Ambiente aseguraba que las aguas eran aptas para el baño y que las
algas no eran tóxicas, pero ello no impidió que a los niños se les
diagnosticara una dermatitis provocada por un alga. La realidad es lo que
tiene: que a cabezona no hay quien le gane.
Ejemplo 3, nivel nacional
La gestión de las cuencas
fluviales a nivel nacional en la mitad sur de nuestro país es, en general, un
ejemplo de todo lo que no se debe hacer con el agua. Entubar cauces, desviar
cursos, encementar acequias, esquilmar sin piedad los recursos hídricos como
si, literalmente, no hubiera un mañana. Todo ello además en medio de tramas
corruptas de venta del agua para favorecer a grandes empresas agroindustriales
en detrimento de los pequeños y medianos agricultores y en detrimento también
de los riegos tradicionales que son los que han garantizado durante siglos la
biodiversidad y la sostenibilidad de los entornos. Cómo no pensar en la
distopía que describe magistralmente Ginés Sanchez en su novela “Dos mil noventa
y seis” en la que muestra un mundo en colapso por la falta de agua. Ojalá que
no llegue, pero habrá que reaccionar ante la realidad presente.
Ejemplo 4, nivel mundial
A nivel mundial no nos va
mejor. El líder del país más influyente del planeta es un mono con un lanzallamas
en una mano y un bidón de gasolina en la otra. Al retirar a EEUU de los
acuerdos de París en materia medioambiental, Trump da por inaugurada una barra
libre de tropelías contra el planeta en nombre del emprendimiento (él considera
que el acuerdo perjudica el desarrollo de la economía y del empleo en su país) cuyas
consecuencias sufriremos todos. Él y sus descendientes también, claro. Es el
resultado de la ignorancia combinada con avaricia en cantidades industriales:
no se libra nadie. Pero esto no nos sirve de consuelo, más bien al contrario,
porque constatamos que estamos en manos de un individuo que, dando la espalda a
la realidad más tenaz, es capaz de poner en riesgo, por puro espíritu
depredador, un planeta donde él también vive.
Esto es lo que tenemos, ya podemos ir haciéndonos a la
idea porque si cerramos los ojos será la realidad la que se encargue de que los
abramos.
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