AVISA
CUANDO LLEGUES
No salgas sola a
correr
A ver qué ropa llevas
Cuidado con la hora a
la que sales
Ve sólo por lugares
iluminados
No te alejes
demasiado de casa
Llama si ves algo
raro
Mete en la memoria
del móvil el número de la policía
Y avisa cuando
llegues.
Ten siempre miedo, no
te despegues del miedo, el miedo te salvará la vida.
El cruel asesinato de
Laura Luelmo nos ha metido otra vez el miedo en el cuerpo a todas. Laura ha
sido secuestrada, violada y asesinada. Imagino que los jueces de La Manada estarán
satisfechos en este caso con el nivel de resistencia de Laura frente a la violación,
pero como la responsabilidad de la agresión siempre es nuestra, aún hay quien
dice que a quién se le ocurre salir a correr sola por el bosque. A quién se le
ocurre hacer uso de una libertad que no le corresponde, que no nos corresponde
a ninguna de las mujeres. Lo de salir a hacer deporte solos, es cosa de
hombres, como tantas otras cosas.
La violencia
patriarcal tiene una función: limitar la libertad de todas las mujeres y produce
periódicamente este tipo de muestras de violencia extrema para que no olvidemos
que somos débiles, que somos vulnerables, que no somos independientes. Y sobre
todo y por encima de todo, que no somos iguales.
El mensaje que
recibimos las mujeres es el de que debemos tener cada vez más miedo aunque no
debe ser cierto que el miedo nos salve la vida cuando no se corta el goteo de
mujeres violadas o asesinadas o ambas cosas a la vez. Debemos empezar a
sospechar que la cosa no depende de nuestro nivel de miedo, si no del nivel de
acoso y violencia a que se nos somete. A lo mejor no es que nosotras no sepamos
guardarnos lo suficiente, a lo mejor el foco hay que ponerlo en el acoso
callejero, en la banalización de la violencia, en la cultura de la violación,
en las prerrogativas masculinas que facultan a los hombres a considerarnos de
su propiedad, en la erotización del acoso, en la normalidad de la intimidación,
en el aumento de demanda de prostitución donde se desarrolla la masculinidad
patriarcal basada en abuso, dominio e indiferencia emocional, en la falta de
educación en igualdad. A lo mejor la clave está en el patriarcado que nos mata y
no en que nosotras queramos ser libres y tener menos miedo. Cuando se nos pide que
tengamos miedo se nos está diciendo también que somos nosotras las responsables
de nuestra seguridad, o lo que es lo mismo: somos las responsables de nuestra
inseguridad. De lo que hagamos o dejemos de hacer dependerá nuestra integridad
o física.
Nunca se recomienda a
un hombre que no salga solo a hacer deporte. No se nos puede pedir que
renunciemos a nuestra libertad porque ése justamente es el objetivo de las
agresiones. En lugar de educarnos a nosotras en el miedo, se debería educar a
todos los hombres en la igualdad, en el respeto y en la empatía porque para que
se produzca una violación solo hace falta que haya un violador y para que se
produzca un asesinato, que haya un asesino. No olvidemos que cada vez que se
nos responsabiliza a las mujeres por ser agredidas, se descarga de
responsabilidad a violadores y asesinos.
No queremos tener más
miedo porque en el momento que tenemos miedo, dejamos de ser autónomas y
dependemos de otras personas, sobre todo de hombres. Para que la violencia
machista acabe, nosotras debemos ser más iguales y más libres y el miedo nos
hace renunciar a nuestra libertad. Quiero recordar aquí, para finalizar, uno de
los twits de la propia Laura Luelmo: "Te enseñan a no ir sola por sitios
oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ESE es el problema”.
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