NO HABLEMOS DEL ELEFANTE QUE HAY EN LA HABITACIÓN
El rey salió ayer (trabajito le ha costado, después de seis
días de encierro) a NO hablarnos del elefante que hay en la habitación. El
elefante tiene un nombre sonoro, casi eufónico: se llama “Corrupción en la Corona”.
Valdría como título de una serie de Netflix.
Este monarca, tan preparado él, lo está haciendo todo tarde
y mal. Lo de anunciar primero la renuncia a la, ejem, herencia envenenada del
padre y salir después a tranquilizar a la población por la crisis del Coronavirus (es hasta poético, no me digáis
que no) hace que los mal pensados interpretemos que a lo que sale es a lavar su
imagen, a tomarnos, una vez más (y ya van unas cuantas), el pelo a todos. Ea,
ya está, aquí no ha pasado nada. Una cosica hecha. Olvidado lo de la corrupción
sistémica en la institución a la que represento.
A una parte de la población le servirá el mensaje, sospecho
que sobre todo a esa parte que se defiende de una pandemia mundial comprando masivamente
papel higiénico. Otra parte, cada vez más numerosa, le ha esperado en el balcón
con cacerolas. A ver si se entera de una puñetera vez. A ver si se enteran él y
los del papel higiénico.
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