lunes, 27 de mayo de 2024

NO SOLO CONTRA LAS MUJERES

 

NO SOLO CONTRA LAS MUJERES

Frente al auge del feminismo, se abre paso un despliegue de iniciativas en contra de las mujeres: desde asociaciones de hombres maltratados hasta páginas webs antifeministas, desde influencers intoxicados de testosterona hasta tradwives deseosas de hacernos volver a la cocina. Una masa diversa y compacta que reclama el retorno del verdadero hombre. La manosfera no descansa.

Cuando aún el objetivo de la igualdad efectiva está lejos de lograrse, los detractores del feminismo crecen como la mala hierba. Sus estrategias e ideas son similares a las de los supremacistas blancos, no en vano comparten ámbito político e intereses.

Se trata de un mismo proyecto global. La ultraderecha, a la que estos días ha reunido Vox en un acto celebrado en Madrid con la presencia de líderes de varios países dentro y fuera de Europa, es la depositaria de todo este ideario. Argumentan que mujeres, extranjeros, gente de otras razas y personas LGTBI aspiran a ocupar un espacio en la sociedad, espacio que solo pueden alcanzar suplantando al hombre blanco heterosexual, apartando a ese hombre del que es su lugar natural prácticamente por derecho divino. Se ven perfectamente legitimados a emplear cualquier método, desde insultar (como ha hecho Milei contra la esposa de Pedro Sánchez) hasta difundir bulos, desde alimentar el miedo hasta recortar derechos, porque creen que están luchando por su pervivencia. Como machos mamíferos impermeables al proceso civilizatorio son tremendamente territoriales. Proponen un cambio de paradigma que ofrece un mundo más duro, más insolidario, más invivible. El argumentario es sencillo, muy fácil de entender y de reproducir; esta es una de las claves de su éxito.

El avance de la ultraderecha en Europa amenaza los derechos de las mujeres porque formamos parte de esa masa de lo que consideran seres de segunda. Uno de los primeros en caer suele ser el derecho al propio cuerpo, o sea, el derecho al aborto. Y es el primero en ser cuestionado porque estos grupos políticos han estado tradicionalmente vinculados a la iglesia más retrógrada, para la que el aborto es una perversión doble ya que se comete en el mismo acto un crimen y un pecado. No pueden admitir que sea la mujer la que tome esa decisión de forma íntima y unilateral porque las mujeres no son dueñas de su cuerpo. Además, para ellos hay una sola sexualidad, la heteronormativa, y una sola familia, la tradicional. Cualquier cosa que se salga de la norma es percibida como una amenaza. Los grupos antiderechos se multiplican.

Pero, como decíamos, aunque el auge del feminismo ha sido un importante revulsivo y uno de los motivos de reacción ultraconservadora, no van solo contra el feminismo. Una de las bestias negras de la ultraderecha es la inmigración, a la que acusan de ser vehículo de delincuencia y contra la que reclaman más fronteras. De la misma manera, los tímidos avances contra el calentamiento global se verían demorados sine die ya que hay un consenso negacionista del cambio climático en el seno de las derechas.

Los análisis electorales demuestran que cuanto más depauperada y rural es una zona, mayor es la incidencia de voto ultra. Por ello se prevé que el partido AfD avance en las regiones estructuralmente más débiles de Alemania. En España, según según la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), las personas que viven en hogares con ingresos inferiores a 6.725 euros por unidad de consumo al año (560 euros al mes) es donde mayor porcentaje de voto a Vox encontramos.

La ultraderecha avanza sobre Europa como una amenaza tan preocupante que 30 empresas alemanas se han unido en una iniciativa denominada “Defendemos los valores” para intentar frenar el voto ultra en las elecciones europeas. Empresas tan poco sospechosas de veleidades revolucionarias como Bayer, Volkswagen, BMW, Allianz, Deustche Bank, Siemens, Mercedes y muchas otras se han unido para, dicen, defender los valores democráticos. No se han mostrado en contra de ningún partido en concreto, aunque todo el mundo tenga en mente a la AfD (Alternative für Deutschland) sino que advierten del peligro de los extremismos y los populismos. Mientras la ultraderecha de todos los países del viejo continente ondea la bandera del antieuropeísmo, esta iniciativa aboga por mucha más Europa. El ejemplo del desastroso Brexit les sirve para escarmentar en cabeza ajena.

Ante este panorama, la única fórmula que cabe recomendar es firmeza frente a discursos antidemocráticos. Y por supuesto, que nadie se quede en casa en las elecciones europeas, ya que las urnas lo deciden todo.

 https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2024/05/23/mujeres-102756673.html


 

viernes, 17 de mayo de 2024

DOLOR POR GAZA

 

DOLOR POR GAZA

Con el paso del tiempo tendemos a creernos moralmente superiores a épocas pasadas. Hasta ahora solíamos mirar las dos guerras mundiales, la guerra civil española, el Holocausto, por encima del hombro de la superioridad que nos proporcionaba no haber vivido en primera persona una etapa histórica violenta, lo que nos permitía poder decir: cómo es posible que sucediera tal cosa, eso hoy no ocurriría, somos mejores. Pero no lo somos, somos una sociedad miserable, una sociedad que consiente que se masacre a cientos de miles de civiles (niños y niñas en un abrumador porcentaje) mientras nuestros representantes no son capaces, no ya de detener al país agresor, ni siquiera de vetarlo en un festival. En qué nos convierte ser espectadores de esa tibieza frente a una violencia intolerable.

La hipocresía también mata. La comunidad internacional se horrorizó (e hizo bien en horrorizarse) con el salvaje atentado de Hamás: ochocientos muertos, mil quinientos heridos, 229 secuestrados. Pero le está costando mucho horrorizarse de igual modo con la venganza terrible de Israel: treinta y cinco mil muertos, incontables heridos, incontables desaparecidos, supervivientes en condiciones infrahumanas, bloqueo a la llegada de ayuda humanitaria, desprecio de las convenciones de guerra más básicas.  Las matemáticas han dejado de importar. Solo importa el dolor de nuestro aliado. El enemigo de nuestro aliado debe ser infrahumano porque no despierta el mismo sentimiento ni la misma respuesta de los mismos líderes.

Las matemáticas por tanto no salen indemnes de esta guerra atroz. El lenguaje tampoco. Si es un crimen de guerra atacar una fiesta donde cientos de jóvenes se divierten despreocupadamente, ¿cómo se llama bombardear un hospital, un campo de refugiados, una escuela? ¿Cómo se llama dejar morir de hambre, enfermedad y penalidades a quienes han conseguido sobrevivir a la masacre? Nos falla el idioma, nos faltan las palabras para calificar la barbarie de Israel contra Palestina. Se queda corto el lenguaje a la hora de adjetivar la indiferencia occidental frente a esos crímenes televisados.

La comunidad internacional reconoció el “derecho a defenderse” de Israel, dando su beneplácito con carita de asco al castigo colectivo indiscriminado que ha constituido esta incursión, aunque ello suponga, como así está siendo, la comisión de delitos de lesa humanidad y de crímenes de guerra. El veto a Rusia para participar en Eurovisión por su agresión a Ucrania puso de acuerdo a todo el mundo, pero sin embargo es una vergüenza que no se haya vetado a Israel en el festival. Es más, por poco gana. Imaginen que hubiera quedado como país anfitrión para 2025. Un frívolo festival también es un arma política.

El papel de EEUU está siendo crucial en este conflicto ya que es cómplice necesario. Arma el puño que golpea y apenas osa pedir vendas para el golpeado. Veta una y otra vez toda petición de alto el fuego alegando que no es el momento. Nos preguntamos a los cuántos muertos será el momento.

El ministro de defensa israelí llamó a los palestinos “animales no humanos”. Los paralelismos con la persecución judía en la que los nazis les llamaban “ratas” es escalofriante. El patrón siempre es el mismo: 1. deshumanizar al enemigo para que nos dé igual su sufrimiento.; 2. Posicionarnos del lado del más fuerte adaptando el discurso a conveniencia.

Al principio del ataque, Netanyahu dijo: “Israel va a abolir este mal para favorecer a toda la humanidad”. Esta frase grandilocuente no es un órdago, es una promesa. En su megalomanía cree de verdad que debe erradicar el “mal” que significa Palestina para favorecer una humanidad sin rastro de población árabe en la zona. Es una frase que recuerda a otro megalómano frente al que la comunidad internacional también mostró una tibieza que después tuvo que lamentar y que acabó con la vida de seis millones de judíos. Una injusticia sustituye a otra y así avanza la historia y retrocede la humanidad.

A Netanyahu no le sobra Hamás, de hecho, este grupo fue alentado en sus inicios por Israel en un plan para generar un enemigo interno contra la OLP. No le sobra Hamás decía, le sobran dos millones y medio de palestinos, hombre, mujeres, niños y niñas. “No quedará piedra sin remover”, ha dicho. Los que asistimos al horror desde nuestras casas, con un nudo de angustia atravesado en la garganta, sabemos que es verdad, que no quedará piedra sobre piedra.

https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2024/05/14/dolor-gaza-102329403.html