MURCIA,
OTRA VEZ.
En mi
anterior artículo https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/odio-presion_132_12467395.html sobre los lamentables
acontecimientos de Torre Pacheco concluía diciendo que ojalá ser marciana en
lugar de murciana. Me reafirmo en ello con la reciente noticia de que en
Jumilla se prohíbe a la población musulmana celebrar sus ritos.
Vemos
cómo el discurso islamófobo ha avanzado tanto y tan deprisa que está ya en el
terreno de cancelar expresiones religiosas. El asunto ha llegado a los tribunales,
pero la ventana de Overton debe estar adornada ya con una cenefa de esvásticas.
El Pp tira la piedra y (aún) esconde la mano: a sus votantes les llamas
xenófobos y se ofenden, pero será peor cuando no se ofendan. Vox prende la
mecha y se enorgullece de ello, porque ya han decidido que España es un país solo
cristiano ahora y por los siglos de los siglos. Mirad este tuit: “Gracias
a Vox se aprueba la primera medida en España que impide celebrar fiestas
islámicas en espacios públicos. ¡España es y será siempre tierra de raíces
cristianas!” ¿Cómo se
aseguran de ello? Prohibiendo actos de otras religiones. El siguiente paso será
vandalizar locales donde se rece a otros dioses porque el suyo es el único
verdadero. ¿Exagero? Ya hemos visto violencia desatada en Torre Pacheco. Murcia
es la punta de lanza de las políticas xenófobas en España con el patrocinio de
Vox y la complacencia del Pp, que en Jumilla insta al equipo de gobierno
a promover actividades "que defiendan nuestra identidad y protejan
los valores y manifestaciones religiosas tradicionales en
nuestro país".
La
vinculación entre los linchamientos de Torre Pacheco y la prohibición de culto
en Jumilla es clara: primero se demoniza al musulmán, cargándole con todos los
crímenes existentes en el código penal, después se prohíbe el culto, a
continuación... lo que queráis imaginar, aislarles dentro de sus comunidades,
quizás.
Paradójicamente (o no) son ellos, los inmigrantes, quienes
sufren agresiones sin que a nadie se le ocurra movilizarse para denunciarlas.
Cuanto más oscura la piel mayor riesgo de sufrir agresión verbal o física,
sobre todo si se es mujer.
Referirse a la migración como problema y no como fenómeno es
un recurso habitual en los partidos de derechas y en numerosos medios de
comunicación. Inmigración igual a delincuencia: así es cómo se deshumaniza al
otro, al extranjero, al diferente. Cuando ya no es humano, lo que le pase no
importa.
Es un
crescendo de paranoia, persecución, eliminación del otro, envenenando la
convivencia pacífica, levantado muros donde no los había, dinamitando puentes
donde los hubiera.
Lo
único que han hecho con esta medida ha sido crear un problema que no existía,
traer el miedo y la zozobra a los vecinos de la localidad que tiene un ojo
puesto en la celebración de las fiestas del vino y otro en el recuerdo de los
acontecimientos de Torre Pacheco.
Por
eso, si no somos capaces de ver un patrón no podremos prever los peligros que
amenazan la convivencia en paz, mucho menos ponerles freno.
Debemos
sacar conclusiones de las noches terribles de Torre Pacheco y de la prohibición
del culto en Jumilla. Ahora sabemos que se ha despertado al Gólem. Que, de las
palabras, lo insultos y las invectivas en redes se ha pasado a la acción. Que
debemos actuar para mantener la convivencia. Que se debe legislar para que no
nos roben la democracia.
No nos
engañemos: ya ha ocurrido lo que nunca debe ocurrir. De aquí en adelante solo
puede ir a más. Con gente recorriendo barrios bate de béisbol en mano nadie
está a salvo. Con gente legislando para prohibir cultos religiosos nadie está a
salvo. Con el fascismo en la calle estamos todos en peligro, con el fascismo en
las instituciones estamos todos en peligro: peligran los inmigrantes, las
personas LGTBI, los extranjeros, los refugiados, las feministas, la gente de
izquierdas, los disidentes, los intelectuales, los tibios por ser tibios, los
que piensan, por pensar. Y sí, también tú que me lees y yo que escribo esto, yo
por escribirlo, tú por leerlo.
https://www.eldiario.es/murcia/murcia-y-aparte/murcia-vez_132_12531318.html
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