FELIPE
Urdangarín está siendo el muñeco del pimpampún de la monarquía española, y no es que no se lo merezca. Y a continuación el rey, que está recibiendo tardíamente todos los palos juntos que se le deberían haber dado a lo largo de su reinado, y quizás nos hubiera ido de otra manera: rubias, cacerías, cuentas en Suiza…En fin, el paquete completo del corrupto practicante. Y de todo esto nos informan los medios de comunicación generales: El País, El Mundo, Ana Rosa… Vamos, que no lo publica precisamente La Gaceta Republicana. En cualquier caso, según parecen demostrar los acontecimientos, el negocio de los royals (no sólo los españoles, todos los royals) es , además de vivir a cuerpo de reyes a cargo del presupuesto del estado, el tráfico de influencias. Y sin embargo el Príncipe Felipe parece que mea colonia o que su reino no es de este mundo. No me lo creo ni un poquito y es que teniendo en cuenta que los cambios no suelen suceder por presión popular (más quisiéramos…) sino por luchas intestinas en los focos del poder, creo que la cosa va por otro lado. Tenemos en una mano un rey gastado por sus propios abusos y en la otra mano un príncipe de cuarenta y cinco años sin una mancha en el expediente: junta las dos manos, ¿qué te sale?: sí, en efecto : un felipazo. Ya llevan meses hablando de abdicación. Y cuando más contentos estábamos los republicanos al ver la lluvia de palos que le estaba cayendo a la Casa Real, lo que van a hacer va a ser cambiar a un muñeco por otro. Y aquí no ha pasado nada. Y nos quedamos todos con cara de panolis. En lugar de generarse el pertinente y sano debate nacional sobre si queremos monarquía o república, con información de todos lados para que podamos decidir con libertad y en conciencia, vamos a ir a hechos consumados. Un príncipe que se presentará con la enseña de la renovación y la transparencia a la que ahora se apunta la Casa Real a matacaballo (¿transpaquééé?, ¿después de treinta y siete años de opacidad?) con una esposa y unas hijas muy monas y muy rubias que quedan muy bien en las portadas de las revistas (anda Letizia con zeta, quién te ha visto y quién te ve). Y que ruede la bola otros cuarenta años. A ver si tenemos suerte y nuestros hijos espabilan y nos libran de esta piojera.
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