EL MISIONERO
El misionero
realiza una gran, entregada labor: cuidar de personas que están en
penosas circunstancias, contribuir a quitarles hambre y enfermedad. Para mi
gusto, llamadme retorcida, tal vez deberían hacer esto mismo sin intentar en
contrapartida cambiar sus mentes y sus espíritus, sería más altruista y no
tendría aspecto de soborno o chantaje. Pero, en fin, reconocemos que es una
generosa labor. Claro que, si estos religiosos y religiosas sirven (además de a
su congregación, no lo olvidemos) a población pobre y enferma, ¿por qué salen
huyendo cuando hay una epidemia?, ¿lo realmente altruista no sería pedir que
los gobiernos mandaran ayuda in situ,
que contribuyera a curar a todos por igual, haciendo bueno aquello de que todos
somos hijos e hijas de Dios y no salir de najas en plan mariquita el último en
cuanto la cosa se pone fea? Y sin embargo se da por bueno repatriar al misionero
que es la figura destacada en este caos (quería escribir caso…) y a los negros
que les vayan dando, que son muchos y a quién le importa que se mueran a
racimos. Pues nada, nos traemos corriendo al religioso porque este
gobierno es rehén de la Conferencia
Episcopal y los curas ponen el palico y el gobierno se sube, aunque con ello
ponga en riesgo de contagio a todo un continente. Lo destacable aquí es cómo se
lleva a cabo la repatriación en un auténtico y genuino ejercicio de chapuza
cañí disfrazada de procedimiento futurista que lo flipas, que así parecido lo
he visto yo en una peli americana. Y a nadie se le cae la cara de vergüenza
porque para ello habría que tener vergüenza y no tienen, cara sí. En la
repatriación del misionero está Torrente 5, con su rima y todo. Y ahora hay una
enfermera contagiada. Culpa de la enfermera, desde luego, que se hubiera metido
a maestra. Por lo visto, esta taimada enfermera que se presentó voluntaria a
cuidar al misionero y sin intentar que éste cambiara su opción espiritual ni
nada, se ha contagiado por no saber quitarse el traje a pesar de haber recibido
un exhaustivo cursillo de quince largos minutos y encima ocultó que había
estado en contacto con un enfermo de ébola en un claro intento por morirse para
quitarle votos al PP. Esta gestión chapucera con todas sus ramificaciones,
perro incluido, demuestra cosas que, como mínimo, desasosiegan al personal: la
primera y principal es constatar que aquí lo que se pretende no es acabar con
la enfermedad, si así fuera hubieran invertido en enviar un contingente al país
exportador del virus para curar a todo el mundo, no sólo a los europeos, que
los negros también son personas, a ver si se nos mete en la cabeza. Con lo
cual, la única conclusión posible es que la consigna deber ser extender la
enfermedad, ellos sabrán por qué. En este caso: bravo campeones, así se hace.
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