A LA HORA DE LA CENA
A la hora de la cena hay un actor en la tele
interpretando un papel que ni él mismo se cree, desgranando un discurso viejo vestido con traje nuevo.
Parece haber estudiado con convicción de alumno aplicado la correspondencia
entre gesto y palabra. Cada inflexión de la voz, cada movimiento de histrión
indican que ha repasado con ahínco la lección para comunicar a su público todo
un catálogo de ideas: control, juventud, renovación, fuerza, seriedad,
preocupación.... Pero este público tiene el ojo muy entrenado, desnuda de un
vistazo al mal actor y sigue pelando gambas.
Nunca había concebido las gambas de forma tan utilitaria. Voy por una docenica.
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