LA HONESTIDAD DEL PP
Soraya SS ha dicho que debemos
asumir que nuestros hijos vivirán peor que nosotros, que nos vayamos haciendo a
la idea. Queda entendido que cuando dice “nuestros hijos” habla de forma
retórica porque todos sabemos que los hijos de ella no perderán calidad de
vida, antes al contrario. Comprendemos bien que se refiere a tus hijos y los
míos cuando habla de un futuro incierto y nos dice que nos vayamos
acostumbrando a no verlos prosperar, a que vivan con un salario de miseria y a
que no puedan abandonar el hogar paterno. O a que emigren como nuestros padres
(los tuyos y los míos, no los de Soraya).
Va contra natura pedir a una
generación que acepte que la siguiente va a vivir en peores condiciones, pedir
a unos padres que se resignen a que sus hijos vivan peor. Y digo que va contra
natura porque los padres tenemos unas expectativas sobre nuestra descendencia y
uno de los mayores dolores de esta vida es ver esa expectativa frustrada. La
especie avanza porque cada generación supera a la anterior. Lo natural es
abandonar esta vida con la esperanza de haber dejado un mundo un poco mejor de
aquel en que crecimos y con la satisfacción de haber contribuido en algo a esa
mejora.
Lo que pide Soraya SS es una
infamia y aceptarlo sería una cobardía por no decir una monstruosidad. Lo peor
de todo es que estas declaraciones son un alarde de honestidad. Avisados
quedamos. En más de una ocasión hemos oído decir a dirigentes del Pp que sobran
universitarios, sólo les ha faltado decir que faltan limpiabotas, porque
estamos destinados a ser un país de subempleos. Esta estafa que ellos llaman
crisis habrá sido como un tsunami que nos habrá sacado a todos en materia
laboral de nuestras dignas casas de protección oficial (cuyo valor irá a manos
de las grandes empresas transnacionales contra quienes las pymes jamás podrán
competir) para alojarnos en barracones prefabricados y cuando hasta hace poco
el discurso dominante nos decía que al final de la crisis volveríamos a
nuestros hogares laborales para hallarlos como los dejamos, ahora nos desvelan
la cruel verdad: nos quedaremos a vivir para siempre en los barracones.
Nuestros hijos no conocerán otra realidad que no sea el trabajo de horas
extenuantes a cambio de sueldos de trabajador asiático. La indemnización por
despido, las horas extras, los convenios laborales, serán hermosos cuentos de
un esplendor pasado que contarles a nuestros nietos. Y nos piden resignación,
que nos acostumbremos, que lo asumamos, cuando en realidad lo que debemos hacer
es dejarlos a ellos en la calle y tomar el poder, por nosotros pero sobre todo
por nuestros hijos. Y sí, sí se puede.
Este te lo publico yo.
ResponderEliminarNo me resignoooooooooooooooooooooooo
Ahí voy yo también¡¡¡¡
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