YO DE
ESTO NO ENTIENDO
En esta
semana tan señalada, un par de ejemplos de “Yo de esto no entiendo”:
1- Bertín
Osborne en la cocina con Iker Casillas, intentando freír un huevo con la gracia
que le caracteriza. Para dejar bien claro que él es un macho a la antigua y que
Iker también debe serlo, hace el tonto a destajo intentando convencernos de que
sabe aún menos de lo que ya imaginamos que no sabe. Daría risa de puro ridículo
si no fuera porque el mensaje tácito es: “esto es cosa de mujeres”. Y ahí entra la bella Carbonero (la abuela de
una amiga la llama Sara Taconero, m’encannnta) a poner orden. ¿Veis chicos? Así
se hace, ay, qué machotes que sois y que poco valéis para estas cosas (cosas de
mujeres). Vitrocerámica, horno de convección, nevera inteligente… Las cocinas
han evolucionado más que sus cabezas. El mes pasado estuve en la casa de unos
amigos belgas, todo chicos, que nos prepararon una cena excepcional. Me gusta
pensar en las caras que se les quedarían de ver a este ejemplar de macho
ibérico en plena actuación de “la cocina no es lo mío, tron, lo mío es el
fútbol, los toros y ligar con tías buenas”. En la pública y en prime time,
queridos y queridas.
2- Doña
Cristina de Borbón y Grecia, infanta y grande de España, con másters en
economía, empresa y negocios, y que (hace como que) trabaja en un banco desde
hace más de dos décadas, convenciendo al juez de que ella firmaba sin leer lo
que le ponía por delante su señor esposo. ¿Por qué? Porque esos temas, los de
enriquecerse hasta la náusea a costa del erario público, los lleva su marido y antes
de su marido, su padre. ¿Por qué? Porque “eso es cosa de hombres, so tonta”. Y
todo así. Para mí, lo peor de todo es la naturalidad con la que se acepta la
posición de la infanta, aunque nadie se la crea, como nadie puede creerse que
Urdangarín no se acuerde de nada, o no le conste o no lo sepa. Pero a ver quién
asumiría un relato a la inversa, donde Urdangarín dijera: “no, es que yo de eso
no entiendo, de ese tema se ocupaba mi mujer”. ¿Por qué no se emplea ese
discurso? Pues, trascendiendo el caso de la infanta, ese discurso no se emplea
porque el hecho de aceptar públicamente que de la economía se ocupa la mujer
menoscabaría la hombría del marido. Y eso sí que no, ladrones sí, pero a la
antigua, ná de cosas modernas de feminismos ni ná.
Y ahí
seguimos al cabo de muchas décadas, sin salir del bucle del machismo.
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