jueves, 19 de octubre de 2017

FASCISMO COTIDIANO

FASCISMO COTIDIANO

Es posible que el problema sea mío, no digo que no. Es probable que yo sea una inocentona que ha vivido todos estos años en los mundos de Yupi y que ahora despierta de golpe a la realidad. Llevo días cayéndome del guindo sin parar.

¿Por qué digo esto? Porque sólo ahora constato en toda su extensión que estamos a un par de telediarios de ver a nuestro país convertido en una monarquía fascista.

Me explico con ejemplos:

Veo a un vecino que en un mismo hilo de facebook acusa al Govern catalán de adoctrinar en las escuelas y a continuación (y quiero decir el siguiente post) comparte un vídeo de un niño monísimo de tres o cuatro años desfilando vestido de legionario y cantando “soy el novio de la muerte”. 

Hablo con una persona razonable, con estudios, que se expresa bien, que argumenta y me dice que, antes que dialogar con el ejecutivo catalán, es mejor entrar  en Cataluña con  los tanques, a sangre y fuego. Porque con los independentistas no se puede hablar (sic).

Me encuentro con gente (e insisto, personas muy cercanas a mí) que aplauden la represión en Cataluña, esas imágenes de gente golpeada por querer votar que avergüenzan al mundo. Nadie fuera de nuestras fronteras se puede explicar tal comportamiento de unas FSE en un país democrático.

En un grupo de Whatsapp me llega una bromita a cuenta del lema “Votarem”, devenido por chanza en “voltarén”, o sea,  el voltarén que les hará falta a los catalanes por los palos recibidos. Y esto es para reírse. Me meo.

Cuando a mí se me ocurre argumentar con un colega de profesión que el catalán es un problema político, no un problema legal y mucho menos militar, que dos millones de personas no pueden ser ignoradas, que a cuántos pueden meter en la cárcel, me contesta que a todos. A-TO-DOS. Y que los políticos que los dirigen, al paredón.

Tengo un conocido, bellísima persona, creedme, que ostenta como perfil de Whatsapp la bandera preconstitucional con el águila en primer plano. Fascismo que supera los escrúpulos, fascismo orgulloso de hacerse visible. Renace de nuevo un fascismo sin complejos.

Me duelo de que la gente  (vecinos, familiares, colegas de  trabajo, amigos) abrace el fascismo con esta alegría insensata. Yo que creía que ese fascismo militante se encontraba solo en los descerebrados neonazis que renacen por toda Europa como una mala semilla y sin embargo resulta que había un fascista completamente equipado, hibernando en el cerebro reptiliano de millones de españoles, esperando que le dieran una razón para despertar, como en Harry el Sucio, esperando un motivo para disparar, para alegrarle el día.

Me da miedo este fascismo cotidiano porque sé bien que es capaz de invalidar la capacidad de raciocinio y la bondad de las personas. Me inquieta la rapidez con que se renuncia a los métodos democráticos. Me aterra la facilidad con la que las cañas se vuelven lanzas


1 comentario:

  1. Ese fascismo cotidiano está en nosotros mismos, porque no somos capaces de verlo. Todos tenemos un algo de fascismo,que no es malo si no lo empleamos para molestar al prójimo.Es mi forma de verlo. Te sigo y te leo. Un saludo.

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