FASCISMO COTIDIANO
Es posible que el problema sea
mío, no digo que no. Es probable que yo sea una inocentona que ha vivido todos
estos años en los mundos de Yupi y que ahora despierta de golpe a la realidad.
Llevo días cayéndome del guindo sin parar.
¿Por qué digo esto? Porque sólo
ahora constato en toda su extensión que estamos a un par de telediarios de ver a nuestro
país convertido en una monarquía fascista.
Me explico con ejemplos:
Veo a un vecino que en un
mismo hilo de facebook acusa al Govern catalán de adoctrinar en las escuelas y a
continuación (y quiero decir el siguiente post) comparte un vídeo de un niño
monísimo de tres o cuatro años desfilando vestido de legionario y cantando “soy
el novio de la muerte”.
Hablo con una persona
razonable, con estudios, que se expresa bien, que argumenta y me dice que,
antes que dialogar con el ejecutivo catalán, es mejor entrar en Cataluña con los tanques, a sangre y fuego. Porque con los
independentistas no se puede hablar (sic).
Me encuentro con gente (e
insisto, personas muy cercanas a mí) que aplauden la represión en Cataluña,
esas imágenes de gente golpeada por querer votar que avergüenzan al mundo.
Nadie fuera de nuestras fronteras se puede explicar tal comportamiento de unas
FSE en un país democrático.
En un grupo de Whatsapp me
llega una bromita a cuenta del lema “Votarem”, devenido por chanza en
“voltarén”, o sea, el voltarén que les
hará falta a los catalanes por los palos recibidos. Y esto es para reírse. Me
meo.
Cuando a mí se me ocurre
argumentar con un colega de profesión que el catalán es un problema político,
no un problema legal y mucho menos militar, que dos millones de personas no
pueden ser ignoradas, que a cuántos pueden meter en la cárcel, me contesta que
a todos. A-TO-DOS. Y que los políticos que los dirigen, al paredón.
Tengo un conocido, bellísima
persona, creedme, que ostenta como perfil de Whatsapp la bandera
preconstitucional con el águila en primer plano. Fascismo que supera los escrúpulos, fascismo
orgulloso de hacerse visible. Renace de nuevo un fascismo sin complejos.
Me duelo de que la gente (vecinos, familiares, colegas de trabajo, amigos) abrace el fascismo con esta
alegría insensata. Yo que creía que ese fascismo militante se encontraba solo
en los descerebrados neonazis que renacen por toda Europa como una mala semilla
y sin embargo resulta que había un fascista completamente equipado, hibernando
en el cerebro reptiliano de millones de españoles, esperando que le dieran una
razón para despertar, como en Harry el Sucio, esperando un motivo para
disparar, para alegrarle el día.
Me da miedo este fascismo
cotidiano porque sé bien que es capaz de invalidar la capacidad de raciocinio y
la bondad de las personas. Me inquieta la rapidez con que se renuncia a los
métodos democráticos. Me aterra la facilidad con la que las cañas se vuelven
lanzas
Ese fascismo cotidiano está en nosotros mismos, porque no somos capaces de verlo. Todos tenemos un algo de fascismo,que no es malo si no lo empleamos para molestar al prójimo.Es mi forma de verlo. Te sigo y te leo. Un saludo.
ResponderEliminar