¿LIBERTAD DE EXPRESIÓN?
Los franquistas, esos que han vivido en este país a sus
anchas durante cuarenta años y otros cuarenta agazapados, esos que han salido
de un armario gigante gracias a Vox, han descubierto algo que se llama
“libertad de expresión”. Quién les iba a decir a ellos, tan partidarios de la
obediencia ciega, del orden y la ley hechos a su medida, (libertad era un
vocablo peligroso cuando eran ellos los
únicos que podían disfrutarla, cuando quienes la reivindicaban era porque la
habían perdido o estaban a punto de perderla) que un día se les iba a
llenar la boca de esta bendita palabra.
Hay una señora franquista a la que, por esas cosas que tiene
la tele, el share y los índices de audiencia, han dado un altavoz para que
pregone sus disparates. Hace unos días,
tras ser amonestada en el programa Cuatro, presentado por Joaquín Prat, por decir que el Islam es una
religión de asesinos, la señora se despachó con la siguiente frase: "¿Cómo
que no me lo va a permitir? Aquí hay libertad expresión, estamos en un país
libre". Sí, señora, una libertad que no puede ser utilizada como
granada de mano para dinamitar los puentes que nos unen con el resto de la
ciudadanía.
Hemos visto estos días en Murcia, en las inmediaciones de centros
educativos, un par de carteles de
contenido homófobo: en uno, una blancanieves a punto de morder una manzana
arcoíris envenenada y en el otro, un dragón que escupe fuego multicolor contra
una familia de aspecto tradicional que se refugia en una iglesia. Todo ello con
bien de libertad, ahí, a tope.
Supongo que también en
nombre de esa libertad de expresión, se lanzó una granada de mano contra el centro de menores de Hortaleza en Madrid. No es extraño
que se llegue a este extremo cuando el discurso es como el de Gestoso, líder de Vox en Murcia, que dice que los menores no
acompañados llevan barba y vienen con adiestramiento militar. El discurso viene
primero, las agresiones después.
Del mismo modo, eso que ellos llaman “libertad de expresión”
es utilizado para mentir de la forma más impune. Mentiras del tipo: los
inmigrantes nos quitan el trabajo, los inmigrantes no trabajan porque viven de
las ayudas sociales (la coherencia no es un objetivo a alcanzar), las cifras de
denuncias por violencia de género son astronómicas, los asesinatos de hombres a
manos de mujeres son ocultados, los centros de la mujer son un chiringuito para
cobrar subvenciones y un largo y tedioso
etcétera de mentiras y más mentiras. Como no pueden convencer por rigor,
pretender convencer por acumulación
En dialéctica, cuando se empiezan a mezclar términos
antagónicos, el objetivo no es otro que generar confusión y que todo argumento
pierda valor. Esto es lo que se hace cuando se pretende hacer pasar el odio por
libertad de expresión. La homofobia no es “una opinión tan respetable como otra
cualquiera”, porque atenta contra los derechos fundamentales de un colectivo.
El racismo no es “un punto de vista”, es un ataque contra la convivencia de los
pueblos. El machismo no es “una opción igual que el feminismo”, porque el
machismo mata mientras que el feminismo defiende la igualdad efectiva entre
hombres y mujeres.
No se puede utilizar la libertad de expresión como un
martillo para machacar todo aquello que tenga que ver con justicia o igualdad,
con equidad, con democracia, como hacen ellos. Dicen “libertad de expresión”
cuando en realidad lo que quieren decir es “derecho a ofender”.
El objetivo y el deber de la educación en democracia debe
ser erradicar el machismo, el racismo, la homofobia y cualquier forma de odio
que atente contra la convivencia en igualdad. Por tanto, la tan traída y
llevada “libertad de expresión” no puede ser esgrimida para atentar contra
otras razas, ideas, grupos o colectivos, porque esa es la vía para dinamitar la
convivencia y de paso la democracia.
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