ARCANOS DEL PENSAMIENTO
Arcanos que se administran a través de los cuentos que contamos a
nuestros hijos y a nuestras hijas y distingo claramente porque hay una
distinción clara. El príncipe que mata al dragón y en agradecimiento obtiene
por ello la dote y la mano de la princesa. No se incluye en el discurso el
hecho de que la princesa esté de acuerdo o no con pasar el resto de su vida
junto a ese príncipe, yacer con él y darle hijos. Tampoco se dice que el
príncipe pueda o no estar de acuerdo con lo anterior. La voluntad de los
contrayentes no importa. No es un acto volitivo, es la ejecución de un arcano,
de un acto ritual de una naturaleza superior, que nos sobrepasa. El cuento
acaba siendo los contrayentes felices y comiendo perdices. No hay opción a la
discusión, a la ruptura, a la revisión del pacto. De nuevo se alude al arcano,
al rito, a la voluntad superior, aquella que está por encima de la voluntad
individual. De hecho aquí el individuo carece de importancia, se diluye, no es
persona porque no tiene personalidad. No es capaz de aprender, sólo de aplicar
y hacer cumplir principios superiores a él. Del mismo modo que los animales
obedecen a una conducta no aprendida sino escrita en sus genes, así los
personajes de los cuentos no obedecen a una voluntad propia ni debida a un
proceso de aprendizaje. Y así procede el pensamiento humano cuando acepta la
monarquía, obedeciendo a ritos, arcanos, voluntades superiores, que no nos es
dado a nosotros, pobres mortales, poder poner en cuestión.
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