El Gamonal
En El Gamonal, la ciudadanía no ha hecho sino poner en
marcha un derecho recogido en el preámbulo de la Declaración Universal de
Derechos Humanos: el supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la
opresión. La ciudadanía en
general es educada y sigue el juego democrático, ejerce su derecho a la
protesta, cuando lo ejerce, de forma obediente y ordenada. Por el contrario,
nuestros dirigentes van contra todo, conculcan nuestros derechos de manera
criminal y aplican la apisonadora de los hechos consumados: venden suelo encima
de la propia arena de la playa, construyen aeropuertos innecesarios, hacen
pasar trenes por mitad de poblaciones, colocan fábricas en entornos
protegidos... La ciudadanía protesta, cuando protesta, con suerte la justicia
le da la razón a los que protestan y procesa al político corrupto (ya se
encargará el gobierno de indultar/insultar, indultar al corrupto e insultar a
la justicia en un mismo acto). ¿Y qué? Ya le han dado la razón al pueblo por
una vez, ¿y qué? Si el macro hotel ya está levantado sobre la arena de la
playa, si la fábrica ya está construida en el entorno protegido... Hechos
consumados. Pero en El Gamonal el pueblo ha tomado un atajo, ha dejado la
educación a un lado, ha abandonado las buenas formas, se ha rebelado, ha
plantado batalla. Ha desobedecido.
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