DIE WAHRHEIT IST KONKRET
Eso decía el añorado Brecht. Pero aunque la verdad sea
concreta y esté ahí afuera, nosotros, los humanos occidentales, no estamos
programados para verla ni aunque la tengamos delante, ni aunque tropecemos con
ella. Y hablo de mí. Yo elijo las noticias que quiero ver según mis emociones.
Elijo la noticia que más se ajusta a mi modo de pensar, que yo creo que es el
fetén, desde luego. Pondré un ejemplo extremo: nunca veo Intereconomía (creo
que ya no existe, ¿no?) porque me saldrían ampollas. Por lo tanto esa es una
decisión emocional y una decisión que modifica mi modo de ver la verdad, una
verdad que en realidad se compone de muchas verdades y de muchas mentiras y que
yo misma deberé discriminar si quiero ser honesta conmigo misma. No sé si está
quedando claro lo que quiero decir y que es lo siguiente: que estamos presos de
nuestra concepción de la realidad y nos resistimos a mirarla desde otro ángulo
o a ponerla mínimamente en cuestión. Aunque cabe apuntar que la fuerza con la
que luchamos para que ese marco no se modifique está indicando que en el fondo también
tenemos dudas, que en realidad tememos a nuestras dudas, no queremos perder la
tranquilidad que nos proporciona nuestro ideario, que es al mismo tiempo propio
e inducido, endógeno y exógeno . He constatado de unos años a esta parte con
sorpresa (aunque os pueda parecer de Perogrullo es así, es que soy muy simple)
que somos seres eminentemente emocionales aunque nos tengamos por racionales. Normalmente
elegimos y digo bien, elegimos, las noticias que más se ajustan a lo que
nosotros pensamos o al marco que nos hemos elaborado para mirar la realidad,
compramos los periódicos de nuestro rango de pensamiento, vemos en la tele
aquello con lo que nos identificamos. En este contexto se tolera mal que
alguien nos plantee cuestiones que van
contra el marco de realidad que nosotros tenemos, nos incomoda. He visto
reacciones de repulsa tremendamente emocionales cuando en una conversación de
sobremesa se han planteado cuestiones que hacían que las ideas del ideario
patrio se movieran del sitio. No somos libres para ver la verdad. No somos
libres en primer lugar porque estamos terriblemente manipulados por los mass
media generalistas, desde luego, y lo hemos estado siempre y hemos crecido
elaborando un marco de realidad (democracia, estado de derecho, sistema de
partidos, monarquía parlamentaria…), inducido, no real, al que nos aferramos
con fuerza cuando peores vientos soplan. Nos mienten, pero la mentira es un
contrato bilateral, el engañado participa de ella, quizás no la primera vez,
como dice el proverbio árabe, pero a partir de la segunda y siguientes el
engañado también es responsable de serlo. Y no somos libres para ver la verdad
porque no queremos serlo, ese marco inducido nos comprime hasta tal punto que
no nos permite movernos sin dañarnos. Porque sabedlo todos, la verdad duele. La
verdad duele como duele la vida. Cristo dijo: “ La Verdad os hará libres”, no
dijo os hará felices, dijo os hará libres. Siempre será mejor saber la verdad
por dolorosa que sea que vivir en una mentira que es como un barco con el casco
podrido y que hace agua por todos lados. Sí, hoy me he puesto intensa.
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