MARICA DE IGLESIA
Hay un
tipo de gay que sí es tolerado por la derecha. Y digo tolerado con toda la
intención, con toda la carga de condescendencia, soberbia y complejo de
superioridad que tiene el verbo en este contexto. Te tolero significa aquí: soy
magnánimo, te permito que vivas en mi sociedad. Pues bien, el tipo de gay que
sí tolera con complacencia la derecha es el marica de iglesia, el que decora
locales de celebraciones, el que vive con su madre anciana, el que canta en
eventos y nos hace reír, y que tiene que aguantar más de una broma de mal gusto
para habitar ese rincón en sombra que se le ha permitido ocupar en la sociedad,
y a cambio del cual ha tenido que ceder parte de su dignidad como persona. A
ese gay tolera la derecha. Les sirve para reírse y al mismo tiempo para creerse
tolerantes y modernos y también para crecerse pensando “qué suerte tenemos,
nosotros no somos como él: nosotros somos normales”. Y luego: “¿Homófobo yooooo?, si tengo un
amigo marica… “ Y así. Este gay histriónico y excesivo es el que sale caricaturizado en series de televisión, en
películas. ¿A que no habéis visto en ninguna serie al uso a un gay activista?
Porque lo que no
tolera esa derecha, amplia, amplísima, desbordada, es que ese u otro gay
reivindique sus derechos, su derecho a casarse, a tener hijos, a decir en voz
alta en una reunión : este es mi marido, o mi novio, o mi ligue o estoy solo
pero soy homosexual, su derecho a ser respetado por una sociedad en la que paga
los mismos impuestos y con la que tiene las mismas obligaciones que los que
sacan barriga sin preocuparse por nada, sin tener que esconder nada, porque
ellos no son maricones. Esa derecha quiere prohibir sus derechos intrínsecos
como ciudadanos a esta parte de la sociedad, y sale a manifestarse, y vocifera
en los bares: “¿matrimonio?, ¿será mariconio?” porque no tolera la diferencia,
no soporta la diferencia, le aterroriza la diferencia. El gay activista es
invisible para la gran masa, el establishment tiende a invisibilizarlo para
encapsularlo y que no cunda el ejemplo. Por no hablar de las lesbianas, aquí la
invisibilidad es casi completa, éstas sólo se toleran (insisto en el sentido
peyorativo del término) si salen en pelis porno. Todo lo demás es pura
perversión.
Vale,
pues quiero añadir una cosa más: Mario Vaquerizo es el marica de iglesia del
PP, el que le ríe las gracias a Esperanza Aguirre, el que sale en una glamurosa
foto junto a ésta y Alaska declarando que defenderá a Esperanza Aguirre hasta
la muerte, el que se forra a base de salir hasta en la programación infantil,
el de la frivolidad sin límites (pe-pe-peluquitas), el de la provocación controlada, inofensiva y
vacía, el de la transgresión impostada, el gay infantilizado con el que todos se ríen, qué gracioso es. Pues a mí ya ha dejado de hacerme gracia.
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