domingo, 8 de enero de 2017

TROYANO

TROYANO

Asistimos a un despliegue y avance de una hiper individualidad que pone las decisiones personales por encima de cualquier otra consideración. El troyano que el neoliberalismo introduce en el discurso feminista y en buena parte de la izquierda (siguiendo a Alicia Miyares) es el de quiénes  somos nosotras, feministas, para poner en cuestión la libertad de otras mujeres de someterse al patriarcado si libremente quieren hacerlo, puesto que ya somos iguales por ley. Como si esa supuesta libertad se produjera en un contexto neutro, como si la educación que recibimos, la tradición que arrastramos y la información que consumimos no estuvieran atravesadas de parte a parte por la idea patriarcal de la mujer como diversión del hombre, como descanso del guerrero y como elemento decorativo. Vaya por delante que no estoy en contra del ejercicio de la libertad individual sino en contra de la falta de visión crítica y de la aceptación generalizada de que todo está bien si pasa por el filtro de esa supuesta libertad. Hay un discurso en auge que aludiendo a la libertad personal desarma toda otra reacción frente al rearme machista. Como ejemplos, algunos políticos de Podemos difundiendo el video de un salón erótico o Mónica Oltra opinando que prostituirse es más rentable que limpiar casas.
Se justifica el que otras mujeres enseñen las tetas para diversión de los hombres siempre que lo hagan porque es lo que a ellas les gusta y ejerciendo su libertad. Hay una parte del feminismo que defiende la institución de la prostitución porque "es un trabajo como otro cualquiera" si se hace desde la libre elección, legitimando como trabajo lo que no es más que un abuso y un atentado contra los Derechos Humanos, olvidando e invisibilizando a la gran masa de mujeres que llega a esa situación por pura persecución económica o que son traficadas y prostituidas. Da gusto ver lo cómodo que se encuentra el patriarcado con este discurso (y si no, que le pregunten a los presidentes de los clubs de alterne) que defiende aquello que conviene al propio patriarcado mientras dice ponerlo en cuestión. Creo que hay un avance de esta nueva vieja visión y pienso que es porque este relato resulta muy práctico tanto para el patriarcado como para e neoliberalismo y por tanto recibe cada vez más visibilidad. Aunque a nadie se le escapa que si, por ejemplo, Eva Pedroche dejara de ejercer su libertad de salir en bañador en diciembre para diversión del personal masculino los directivos de las cadenas ejercerían su libertad de dejar de contratarla y buscarían a otra menos quisquillosa. Porque recordemos que ella no es contratada para ese papel por su trayectoria profesional, que la tiene,  lo que la convertiría en única, sino por lo que puede mostrar, por sus encantos que dirían un cursi, lo cual la hace idéntica y por tanto sustituible. ¿Cómo es que la libertad del cocinero, o de cualquier otro presentador, no le lleva a salir medio en bolas a un balcón bajo un frío ártico? Y todo está muy bien porque así son las cosas y así son las leyes del mercado y las del patriarcado y cada uno y cada una ha actuado conforme a su libertad. No es extraño que este discurso complaciente esté cada vez más extendido, lo raro sería que los medios no dieran cobertura a un relato que favorece el Statu Quo.


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