TROYANO
Asistimos a un despliegue y avance de una hiper individualidad que pone
las decisiones personales por encima de cualquier otra consideración. El
troyano que el neoliberalismo introduce en el discurso feminista y en buena
parte de la izquierda (siguiendo a Alicia Miyares) es el de quiénes somos nosotras, feministas, para poner en
cuestión la libertad de otras mujeres de someterse al patriarcado si libremente
quieren hacerlo, puesto que ya somos iguales por ley. Como si esa supuesta
libertad se produjera en un contexto neutro, como si la educación que
recibimos, la tradición que arrastramos y la información que consumimos no
estuvieran atravesadas de parte a parte por la idea patriarcal de la mujer como
diversión del hombre, como descanso del guerrero y como elemento decorativo.
Vaya por delante que no estoy en contra del ejercicio de la libertad individual
sino en contra de la falta de visión crítica y de la aceptación generalizada de
que todo está bien si pasa por el filtro de esa supuesta libertad. Hay un discurso
en auge que aludiendo a la libertad personal desarma toda otra reacción frente
al rearme machista. Como ejemplos, algunos políticos de Podemos difundiendo el
video de un salón erótico o Mónica Oltra opinando que prostituirse es más
rentable que limpiar casas.
Se justifica el que otras mujeres enseñen las tetas para diversión de
los hombres siempre que lo hagan porque es lo que a ellas les gusta y
ejerciendo su libertad. Hay una parte del feminismo que defiende la institución
de la prostitución porque "es un trabajo como otro cualquiera"
si se hace desde la libre elección, legitimando como trabajo
lo que no es más que un abuso y un atentado contra los Derechos Humanos, olvidando e invisibilizando a la gran masa de
mujeres que llega a esa situación por pura persecución económica o que son
traficadas y prostituidas. Da gusto ver lo cómodo que se encuentra el
patriarcado con este discurso (y si no, que le pregunten a los presidentes de
los clubs de alterne) que defiende aquello que conviene al propio patriarcado
mientras dice ponerlo en cuestión. Creo que hay un avance de esta nueva vieja
visión y pienso que es porque este relato resulta muy práctico tanto para el
patriarcado como para e neoliberalismo y por tanto recibe cada vez más
visibilidad. Aunque a nadie se le escapa que si, por ejemplo, Eva Pedroche
dejara de ejercer su libertad de salir en bañador en diciembre para diversión
del personal masculino los directivos de las cadenas ejercerían su libertad de
dejar de contratarla y buscarían a otra menos quisquillosa. Porque recordemos
que ella no es contratada para ese papel por su trayectoria profesional, que la
tiene, lo que la convertiría en única,
sino por lo que puede mostrar, por sus encantos que dirían un cursi, lo cual la
hace idéntica y por tanto sustituible. ¿Cómo es que la libertad del cocinero, o
de cualquier otro presentador, no le lleva a salir medio en bolas a un balcón
bajo un frío ártico? Y todo está muy bien porque así son las cosas y así son
las leyes del mercado y las del patriarcado y cada uno y cada una ha actuado
conforme a su libertad. No es extraño que este discurso complaciente esté cada
vez más extendido, lo raro sería que los medios no dieran cobertura a un relato
que favorece el Statu Quo.
Igual de doloroso que de cierto!!!
ResponderEliminarMuy bien traido el ejemplo de Pedroche.
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