EL AGENTE NARANJA
El agente
naranja fue utilizado por EEUU contra Vietnam como parte de su programa de
guerra química. Parece que con los restos que quedaron en algún laboratorio,
han fabricado un presidente que puede tener parecidos efectos devastadores sobre
el país y resto del mundo: Donald Trump, un orate rijoso y agresivo con escaso
control sobre sus impulsos. Tendrá como vicepresidente a Mike Pence, tan conservador
que más que un meapilas es un integrista religioso: niega la evolución y está
encastillado en que el mundo fue creado por Dios, por su Dios, en siete días.
Destaca por ser un activo luchador contra la homosexualidad y el aborto. Es más
fácil comprender a los integristas musulmanes cuya única disciplina curricular
consiste en aprenderse el Corán de memoria mientras se acunan maniáticamente.
Qué atenuante para su cerrilismo puede aportar este hombre educado por el
supuestamente moderno sistema educativo americano.
Por lo
visto, Trump ha recogido la furia de los "angry white men". Veamos de
qué se compone su ideario: supremacía del hombre blanco, consecuentemente
racismo, machismo, homofobia, fascismo... Imposible que todo esto no recuerde
al Ku Klux Klan , ese grupo que ni siquiera necesitó una palabra para
definirse, les bastó una onomatopeya (Ku Klux Klan hace referencia al sonido de
un rifle al armarse). Y en sus manos estará durante los próximos cuatro años el
futuro de un país y su influencia sobre todo el planeta.
Su primera
medida ha sido desmontar el Obamacare, el sistema de salud pública puesto en marcha por el presidente saliente,
porque según Trump, la salud para quien
se la pague. Esta medida afectará a millones de personas. Los “angry white men” deben estar satisfechos,
ignorantes como son de que la carencia de sistema de salud pública afecta por
igual a aquellos cuyos votos han hecho a este energúmeno presidente.
El mundo es
un lugar un poco más extraño, un poco más amenazador, un poco más inhumano
desde de la llegada de Trump a la Casa Blanca. Sus votantes han elegido el
retorno del hombre anglosajón blanco al poder. Da la sensación de que no han
votado a un hombre sino a un símbolo: el macho rígido e intolerante que dirige
los destinos con mano dura, aunque se comporte como un payaso ridículo. Los
videos en los que muestra su actitud irrespetuosa y/o agresiva hacia las
mujeres seguramente no han hecho sino favorecerle porque completan el arquetipo
simbólico. No es que haya ganado a pesar de ello, es que ha ganado entre otras
cosas gracias a ello. Su joven, rubia y despampanante esposa contribuye a la
imagen de potencia sexual que acompaña a ese modelo de poder.
Él, que
tiene una mujer eslovena, aboga por un país sin inmigrantes, América
precisamente, la nación cuyos únicos habitantes nativos están recluidos en
reservas… Lo absurdo de su discurso también ha jugado a favor de inventario. Niega
el cambio climático y la llegada a luna, manda a sus votantes el mensaje de que
todos los demás políticos exageran y asustan para nada con la milonga esa de
que nos estamos cargando el planeta. Les da, en fin, una esperanza insensata
que nos pone a todos un poco más cerca del abismo, pero esperanza al fin y al
cabo.
Los
votantes querían un berraco, un semental, el gran cerdo que les condujera a la
legendaria trufa blanca del antiguo y conservador ideal americano. Van servidos.
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