OLVIDO DURO
"Hay
rencores que circulan por la vida sin un cuerpo. Sólo existen. Se quedan
prendidos a la memoria como una sombra que oscureciera las luces de la
infancia, la adolescencia, la universidad, el día de la boda. A veces se
olvidan las personas, pero queda el rencor, como una nube negra de polvo viejo
que ensucia la nostalgia."
La novela
de mi querida Zaida Sánchez Terrer, “Olvido Duro” (Editorial Amarante, 2016)
está repleta de hallazgos como éste. Os recomiendo leerlo con un lápiz para ir
subrayando.
La autora se adentra con su segunda
novela en el bosque psicológico de las relaciones humanas y sus complejidades.
Lleva una brújula, la de su potente intuición, que nos va guiando por este
territorio plagado, más que de trampas, de trampantojos; un terreno donde todo
es susceptible de ser otra cosa y que a menudo es otra cosa, como sucede en los
sueños. Sabemos que la literatura no nos da respuestas pero sí que nos ayuda a
hacernos preguntas, que es lo importante, y a mí este libro me ha ayudado a plantearme
algunas cuestiones que, casi sin saberlo yo misma, tenía en la bandeja de
tareas pendientes. Preguntas insoslayables y mínimas, como los guijarros que
Hansel y Gretel van tirando por el camino para ayudarse a volver a casa. Hacen
falta muchos libros y muchos guijarros y es probable que nunca volvamos a casa,
pero, como en el poema de Cavafis, lo importante es el viaje. Y yo en este
libro he hecho parada y fonda entre otras cosas porque siempre me han fascinado
las matrioskas, una muñeca que contiene otra muñeca que contiene otra y luego
otra más. En Olvido Duro cada capítulo puede leerse de modo independiente y
tiene sentido completo pero al mismo tiempo cada historia contiene otra
historia en su interior y luego otra y otra más, en un estimulante ejercicio
metaliterario.
Las voces narrativas van
cambiando lo cual le confiere a la novela un enorme dinamismo y contribuye, por
paradójico que parezca, a darle unidad y sentido. Esa voz se vuelve
particularmente hermosa en el capítulo “Desamor”:
“Casi nadie se da cuenta del
día en que aparezco. Nadie me percibe hasta que pasa algo de tiempo. Y todos se
plantean los mismos interrogantes, ¿cómo fue?, ¿por qué nos ha sucedido?,
¿quién tiene la culpa? Es algo que no puedo explicar […] No me gusta molestar y
ando de un lado a otro de puntillas. Al principio nadie me nota, pero llega un
momento en que por quieto que esté, mi presencia es completa y lo ocupa todo”.
Zaida S. Terrer escribe de forma
impecable, clara y fluida, pero no os despistéis porque no os llevará de la
mano: esta novela busca lectores atentos. Espero que la disfrutéis tanto como
la he disfrutado yo.
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