LITERATURA EPISTOLAR
La literatura epistolar, ahora
en desuso, nos ha mostrado siempre lo profundo del pensamiento de las personas
y al mismo tiempo lo anecdótico y cotidiano de forma agradable y cercana.
Debemos agradecer a Roque Ortiz que, como hombre con respeto por las
tradiciones, haya recuperado por un momento este noble estilo literario. La
carta que le ha escrito a su amigo José Ballesta es una joya del género porque
dice más entre líneas de lo que expresa directamente, tal y como se espera de
la buena literatura. Efectivamente, en la carta de Roque lo que calla da gritos
a lo largo del emocionante texto. Lo que él llama, con evidente auto
indulgencia, "un desliz verbal" es en realidad el modus operandi de
este partido donde todo indica que el personal ha llegado a política para
forrarse. Unos, como Ortiz, lo dicen y otros no; otros muchos, sin necesidad de
decir ni media palabra, lo dejan claro con sus hechos. Es verdad que a otros
partidos también hay gente que llega para forrarse y medrar, lo que pasa es que
en el PP esta práctica forma parte del ADN corporativo.
Según la carta, todo ha sido
un lamentable error verbal, hay que ver cómo os ponéis. La culpa es del micro,
de la grabadora y de vosotros por tener orejas, porque si no, esto no hubiera
llegado hasta aquí. Finalmente se aplaude a sí mismo diciendo que su renuncia
es una “noble acción silenciosa”. Hombre, lo de noble lo tendrá que decidir los
demás y tan silenciosa, con el pollo que
se ha montado, petición de dimisión por parte de todos los grupos políticos y carta
pública al alcalde incluida, ya te digo yo que no es. Como tampoco ha sido precisamente
silencioso el desencuentro entre el PP municipal y el regional, con Ballesta sosteniendo
a Roque en una pirueta de circo (si es que era imposible que te saliera bien,
Jose Ba) mientras el regional le mostraba
la puerta de salida y ponía en marcha el protocolo de amnesia colectiva. En
adelante a Roque no le va a conocer en el PP ni la madre que lo parió
Si habéis tenido ocasión de
escuchar los audios por los que Ortiz es ya historia poppular, las
instrucciones dadas a los pedáneos son verdaderos ejemplos de prácticas
mafiosas, prácticas a las que el PP nos tiene tristemente acostumbrados. Y es
verdad que tan acostumbrado estaba Roque que para él formaba parte de la
normalidad, tal es la soltura con la que hablaba. El hecho de utilizar
"marrano" como insulto para dirigirse a todo aquel que no
correspondiera con innominados favores al partido que previamente le había
favorecido con concesiones, es una bonita nota de color local que nos encanta
por su sencillez. Qué llaneza la de Roque, se le entiende tó.
Todo esto ocurre mientras
tiene lugar el juicio al PP valenciano, otro desliz del que nadie sabía nada
porque la cosita era una nadería. No son más que deslices. Lo de ver tramas y
sistemas delictivos institucionalizados en todo esto es cosa de rojos
irredentos y bolivarianos de chándal. Sin
embargo vemos estos días cómo Ricardo Costa, mucho menos sonriente que de
costumbre, canta más que mis gallos de madrugada. El relato es un poquito como
los chistes de Gila: ya los hemos oído un millón de veces, pero nos siguen
haciendo gracia. Sólo que en esto de la corrupción, maldita la gracia, la
verdad. Ricky Costa ha dicho con todas sus letras que los empresarios daban
dinero negro para la financiación del PP a cambio de concesiones para obras.
Anda, qué casualidad, como en Murcia. Pero no desconfiemos, eso va a ser
coincidencia. Es verdad que nos rodea una plétora de casos aislados pero no
tenemos porqué creer que nos gobierna el sindicato del crimen, qué mal pensados
sois. Escuchad al incombustible Floriano: “Oigan,
¿nosotros robamos?” Pues eso.
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