EL PAÍS
QUE NO INVIERTE EN EDUCACIÓN INVIERTE EN IGNORANCIA
Y la
ignorancia sale infinitamente más cara a medio y largo plazo, como sabe todo el
mundo. Creo que esto es algo que sólo ignoran los ignorantes, con el ministro
de cultura a la cabeza. Ministro viene de minister,
el que es menos, y maestro viene de magister,
el que es más. Siguiendo este principio un maestro debería cobrar más que un
ministro, y así debería ser porque el minister
, etimológicamente al menos, es un servidor del estado, un servidor del pueblo
y el magister es el depositario del
saber, y el responsable de la educación de las generaciones futuras. Para mí no
hay profesión que merezca más respeto que la de maestro, son los encargados de
educar a nuestros hijos y tienen en sus manos la formación de las generaciones
que nos sucederán, tienen en sus manos el futuro del país.
El
coste de la ignorancia es altísimo, a nivel personal porque la persona no
avanza, no se transforma, no se supera si no es con educación. A nivel general
porque un país con bajo nivel de formación no avanza, ni se transforma ni se
supera.
En la
fiesta del fin de curso del cole de mis hijos me encontré con mi maestra de
tercero. La saludé y le dije que había sido mi maestra cuando yo tenía la edad
de mi hija, hace nada menos que cuarenta años. La buena mujer, que estaba allí
para ver a su nieta actuar, no se acordaba (como para acordarse…) y me preguntó
el apellido: “López”, checoslovaca, vamos. Pero tirando del hilo de la memoria
logró al menos situarme. Me alegré mucho de verla. Me siento muy agradecida a mis maestros y a
mis maestras, me siento muy agradecida por la educación que he recibido. Y me
siento muy agradecida también con las maestras y maestros de mis hijos. Por sus
manos pasarán generaciones de niños, no tienen por qué acordarse de mis hijos
dentro de unos años. Sin embargo mis hijos nunca les olvidarán, ni yo tampoco.
Así que gracias maestros y maestras, gracias por haberme educado y haber hecho
de mí la que soy. Gracias por educar a mis hijos, gracias por ayudarles,
gracias por formarlos, gracias por proyectarlos hacia el futuro. Gracias por elegir esta profesión y gracias
por desempeñarla con entusiasmo, a pesar de la que está cayendo.
De
verdad, de corazón, en mi nombre y en el de mis hijos: GRACIAS.
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