ESOS LOCOS EN SUS
LOCOS CACHARROS
Donde pone locos,
poned “borrachos”. Porque sorprende la fijación que tiene el personal pepero
con ponerse taja y subirse a un coche. Esto ya no parece casualidad, va
pareciendo más bien marca de la casa. Desde que el ínclito Aznar dijera (medio
taja también): “A mí no me gusta que me digan 'no puede ir usted a tanta
velocidad', o 'se le prohíbe beber vino' ”, para acá, todo son ejemplos de
peperos borrachos al volante (o al manillar de una moto) y pasándose la ley por
el mismísimo forro. En el caso de Espe, sólo iba borracha de poder, como es
habitual en ella.
Repito, esto no
puede ser casualidad. Aquí tiene que haber un hilo conductor. Yo tengo una
teoría: este personal está tan acostumbrado al poder, pero tan acostumbrado
(esto se mama en la niñez) que se creen los amos del cortijo, porque de facto
lo han sido, lo son y así lo sienten. ¿Y quién le dice al amo cuánto tiene que
beber, cuándo debe parar y que no es razonable ponerse al volante en esas
condiciones? ¿eh? ¿quién se lo dice si hasta ellos mismos mandan o creen mandar
sobre la autoridad competente? Muchas veces no se molestan ni en guardar las
formas, como ocurrió con Esperanza Aguirre que se metió a choni poligonera y
salió derrapando y llevándose por delante la moto de un agente. En el caso del
juez del TC sólo me ha faltado que el sujeto se pusiera de puntillas, con la
barbilla desafiante y enarbolando un dedo amenazador le gritara al agente :
“¡Usted no sabe con quién está hablando!”. Seguramente la tajada no le dejaba
reaccionar. Porque de lo contrario, vamos, menudos son ellos. Y lo que más
gracia me ha hecho de todo es que saliera declarando “que tenía razones
personales para ir en esas condiciones”. Imagino que si para todo un juez del Tribunal Constitucional los motivos
personales para conducir borracho son eximente, en adelante lo serán para todo
borrachuzo del populacho, puesto que estamos en una democracia. ¿O no?
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