POR QUÉ NO TE CALLAS
En lo que a redes se refiere, hemos transitado desde la
noventera cultura bro a la actual manosfera sin pisar el suelo. Siempre
estamos ahí, en ese fango de la fratría masculina tóxica que no hay manera de
quitarse de encima ni con agua caliente.
En todo ese magma de anti-ideas destaca una bien curiosa. Dicen
ellos: estamos siendo censurados, no nos dejan hablar. Traducimos: no nos dejan
decir las mismas burradas que hemos dicho siempre sin tener réplica. En realidad,
lo que pasa es que ahora se responde a las burradas de los bro o de los
machos emergentes, esos que se sienten amenazados por el avance del feminismo,
cosa que antes no se hacía y justamente eso es lo que les molesta. Y a esa
réplica llaman censura y ataque a su libertad de expresión. Cuando la realidad
es que lo que pretenden es que quienes disienten sigan en silencio, o, dicho de
otro modo: que no se haga más uso de la libertad de expresión que el que hacen
ellos.
Resulta entre patético y divertido oír a Miguel Bosé decir
en El Hormiguero, (El Hormiguero antes de Broncano, o sea, cuota de pantalla
casi total) una sarta de boludeces y disparates como para que lo ingresen y
simultáneamente quejarse de que se le censura, de que no se le deja hablar y
decir las cosas que está diciendo en prime time, repetimos, y que al día
siguiente serán replicadas por todos los medios para analizarle, hacer memes o
aplaudirle. O sea, lo que viene siendo un uso fluido de la comunicación en
medios y redes. En fin, el chiste se hace solo.
O el propio Nacho Cano al que se le oyó decir en todos los medios
que cuando encontraran su cadáver en una cuneta sería por la información que
estaba dando. En una cuneta, dice. Él. Qué va, Nacho, no tienes que
preocuparte, no queda sitio: las cunetas siguen llenas de los cadáveres que la
maltratada ley de la Memoria Histórica no ha conseguido rescatar. Pero ya
sabemos que ese tema a ti te interesa bastante menos. Ahora, eso sí, no dudas
ni un minuto en hacerte pasar por una especie de líder de la résistance
acosado por los nazis y las feminazis que para ti son una misma cosa. Qué
empanada llevas encima, señor.
En realidad, lo que quieren decir estos lumbreras es: por
qué no te callas, que estoy hablando yo que soy el que tiene derecho exclusivo
a hablar y el que tiene algo que decir. Y si criticas lo que yo digo es que me
estás censurando.
Otra curiosidad: rizando el rizo en un triple salto mortal algunos
hasta se llaman a sí mismos feministas, haciendo su propio y particular purple
washing, pero reclamando un feminismo “de verdad”, o sea, uno que les venga
bien a ellos, que no les critique, que no les ponga ni una pega. Ese feminismo “de
verdad” es uno que no les cuestiona ni hace ruido, uno que escucha, escribe y
calla como en la canción de “Secretaria”, de Mocedades. Y es que, si se
callaran todas las minorías raciales y sexuales, si se callaran las mujeres, si
guardaran silencio como lo hacían hace cuarenta o cincuenta años se les
seguiría escuchando a ellos con prístina claridad, sin ruido de fondo, que es lo
que les aturde.
Se castiga la disidencia, se criminaliza la discrepancia de
opinión llamándole censura. Censurar es que no te permitan hablar, no que
critiquen lo que estás diciendo. Esto último se llama, mal que les pese,
libertad de expresión.
Vale la pena decirles que ellos pueden seguir emitiendo su
mensaje rancio, clasista, machista, homófobo o racista, allá ellos con su vida
y sus discursos, pero que no se crean que no les vamos a seguir criticando.
Faltaría más.
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2025/01/23/callas-113622380.html
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