jueves, 25 de enero de 2018

LITERATURA EPISTOLAR

LITERATURA EPISTOLAR

La literatura epistolar, ahora en desuso, nos ha mostrado siempre lo profundo del pensamiento de las personas y al mismo tiempo lo anecdótico y cotidiano de forma agradable y cercana. Debemos agradecer a Roque Ortiz que, como hombre con respeto por las tradiciones, haya recuperado por un momento este noble estilo literario. La carta que le ha escrito a su amigo José Ballesta es una joya del género porque dice más entre líneas de lo que expresa directamente, tal y como se espera de la buena literatura. Efectivamente, en la carta de Roque lo que calla da gritos a lo largo del emocionante texto. Lo que él llama, con evidente auto indulgencia, "un desliz verbal" es en realidad el modus operandi de este partido donde todo indica que el personal ha llegado a política para forrarse. Unos, como Ortiz, lo dicen y otros no; otros muchos, sin necesidad de decir ni media palabra, lo dejan claro con sus hechos. Es verdad que a otros partidos también hay gente que llega para forrarse y medrar, lo que pasa es que en el PP esta práctica forma parte del ADN corporativo.

Según la carta, todo ha sido un lamentable error verbal, hay que ver cómo os ponéis. La culpa es del micro, de la grabadora y de vosotros por tener orejas, porque si no, esto no hubiera llegado hasta aquí. Finalmente se aplaude a sí mismo diciendo que su renuncia es una “noble acción silenciosa”. Hombre, lo de noble lo tendrá que decidir los demás y  tan silenciosa, con el pollo que se ha montado, petición de dimisión por parte de todos los grupos políticos y carta pública al alcalde incluida, ya te digo yo que no es. Como tampoco ha sido precisamente silencioso el desencuentro entre el PP municipal y el regional, con Ballesta sosteniendo a Roque en una pirueta de circo (si es que era imposible que te saliera bien, Jose Ba)  mientras el regional le mostraba la puerta de salida y ponía en marcha el protocolo de amnesia colectiva. En adelante a Roque no le va a conocer en el PP ni la madre que lo parió

Si habéis tenido ocasión de escuchar los audios por los que Ortiz es ya historia poppular, las instrucciones dadas a los pedáneos son verdaderos ejemplos de prácticas mafiosas, prácticas a las que el PP nos tiene tristemente acostumbrados. Y es verdad que tan acostumbrado estaba Roque que para él formaba parte de la normalidad, tal es la soltura con la que hablaba. El hecho de utilizar "marrano" como insulto para dirigirse a todo aquel que no correspondiera con innominados favores al partido que previamente le había favorecido con concesiones, es una bonita nota de color local que nos encanta por su sencillez. Qué llaneza la de Roque, se le entiende tó.

Todo esto ocurre mientras tiene lugar el juicio al PP valenciano, otro desliz del que nadie sabía nada porque la cosita era una nadería. No son más que deslices. Lo de ver tramas y sistemas delictivos institucionalizados en todo esto es cosa de rojos irredentos y bolivarianos de chándal.  Sin embargo vemos estos días cómo Ricardo Costa, mucho menos sonriente que de costumbre, canta más que mis gallos de madrugada. El relato es un poquito como los chistes de Gila: ya los hemos oído un millón de veces, pero nos siguen haciendo gracia. Sólo que en esto de la corrupción, maldita la gracia, la verdad. Ricky Costa ha dicho con todas sus letras que los empresarios daban dinero negro para la financiación del PP a cambio de concesiones para obras. Anda, qué casualidad, como en Murcia. Pero no desconfiemos, eso va a ser coincidencia. Es verdad que nos rodea una plétora de casos aislados pero no tenemos porqué creer que nos gobierna el sindicato del crimen, qué mal pensados sois. Escuchad al incombustible Floriano: “Oigan, ¿nosotros robamos?”  Pues eso.


sábado, 13 de enero de 2018

ESTAMOS VIVOS DE MILAGRO

ESTAMOS VIVOS DE MILAGRO

Los accidentes ocurren, no es nada nuevo. Ocurrió con el Alvia, un tren que según decían los responsables politicos “tenía todas las garantías de seguridad” y que acabó convirtiéndose en el peor accidente ferroviario de la historia reciente de España. Los afectados aún se preguntan cómo es posible que el Ministerio de Fomento pusiera en servicio una línea sin que existiera el preceptivo informe de seguridad de un evaluador independiente. Ocurrió en el metro de Valencia, un accidente cuya causa fue sobreseída con una celeridad más que sospechosa porque se esperaba la visita del Papa y del cual lo que único que tenemos claro es que hubo un peritaje chapucero, falta de rigor a espuertas y un aluvión datos falsos. ¿Responsables? En la versión oficial, lo normal es que sea el conductor (sobre todo si no sobrevive), el mal tiempo, la fatalidad o la divina providencia. La cruda realidad es que esos accidentes tienen responsables políticos, servidores públicos bajo cuya gestión no se han tomado las medidas preventivas necesarias para evitar tales sucesos o para minimizar su impacto; políticos que se protegen unos a otros haciendo uso de medios de comunicación que actúan como auténticos gabinetes de prensa que les cubren las espaldas, tiran balones fuera, culpan a la oposición de hacer uso partidista de una desgracia… Como si no conociéramos esto ya. Al final de todo quedan un puñado de muertos, familias amargadas y líderes políticos (cómo olvidar al inefable Juan Cotino haciéndose pasar por su hermano cuando Évole le llamó por teléfono) que van pasando de un puesto a otro, echando años atrás hasta que la tierra sobre los muertos se endurezca y el caso se olvide. Esto pasa. Ha pasado.
Una de las cosas que hace de los seres humanos animales evolucionados es que aprendemos. ¿Aprendemos?
En Murcia y Alcantarilla hay circulando por en medio de la ciudad trenes con mercancías peligrosas como ácidos corrosivos y otras sustancias que pueden ser altamente explosivas. Para que nos hagamos una idea, atraviesa cada día nuestra ciudad el equivalente a unas 21.000 bombonas de butano. El grupo municipal Ahora  Murcia ha denunciado esta situación (http://esahoramurcia.es/autoproteccion-la-poblacion-ante-trafico-ferroviario-mercancias-peligrosas/) pero el director general de Transportes, Costas y Puertos, Jose Ramón Díez de Revenga, ha contestado que la circulación de trenes de mercancías por Murcia “no es peligrosa” y que “nunca ha habido en la zona ningún accidente reseñable”. Claro, un accidente no es accidente hasta que ocurre y quizás si lo hubiera habido no estaríamos aquí para contarlo o estaríamos en el párrafo anterior de este artículo, lamentando desgracias unos y rehuyendo responsabilidades otros. También ha añadido el director general que no hay riesgo porque los trenes en esa zona circulan a una velocidad muy baja. No, no es un chiste, lo ha dicho el director general.
Ojalá que no ocurra, pero para que no ocurra no basta con desearlo, tendremos que demostrar que hemos aprendido algo y aplicar medidas preventivas que eviten desgracias, porque luego los muertos se olvidan y el vivo vuelve al bollo, pero las vidas perdidas no se recuperan y la tristeza permanece en las familias y en las ciudades durante generaciones. Los accidentes ocurren en situaciones de riesgo, y éstas pueden ser evitables si hay voluntad política de trabajar por el bien y común y no sólo cara a la galería, en el mejor de los casos, y en el peor, por el lucro y el medro personal o partidista. Es irresponsable mantener a la población en una situación de riesgo, sobre todo porque la solución no es complicada: desde hace años está proyectado el bypass de Beniel que sacaría esas mercancías peligrosas de la ciudad. El problema es que este bypass aún tardará un buen puñado de años en ser una realidad porque al PP murciano lo único que le interesa es hacer llegar el AVE a Murcia del Carmen antes de las elecciones de 2019. Todo lo demás es para ellos ruido de unos cuantos “mataos”.


lunes, 1 de enero de 2018

HAPPINESS

HAPPINESS

Empieza a abrirse paso con fuerza una nueva definición de felicidad que ignora deliberadamente las circunstancias objetivas de los individuos, basando el bienestar interior única y exclusivamente en un acto volitivo. Tú puedes ser feliz si tú quieres, sólo tienes que desearlo. Es más, si no eres feliz sólo tú serás responsable, que lo sepas. Este pensamiento viene a decir que un ejecutivo en su despacho calefactado del edificio Chrysler puede ser un completo desdichado mientras que un huérfano en una favela de Brasilia, por ejemplo, puede ser feliz. Sólo tienes que saber cómo, para lo cual se dan talleres de happiness coaching. Se acuñan nuevos conceptos: co-housing (compartir la casa), co-working (trabajo a tiempo parcial) que te traerán la felicidad aunque nos hablen objetivamente de precariedad laboral y social. El self-made man devenido en self-happy man. El uso de términos anglosajones es, como diría Ángel Sanchidrián, lo que le da calidad a la película.

El neoliberalismo sabe que un ciudadano feliz es más productivo y menos problemático. La reclamación de derechos sólo puede proceder del malestar. Esta nueva noción de felicidad, emitida profusamente por gurús TED, artículos en periódicos importantes, anuncios de televisión, es un troyano destinado a instalarse en el cerebro de todos los usuarios de las redes sociales, lo cual sólo deja fuera a la Tercera Edad, y convencerlos de que la felicidad depende de ellos y si no son felices, es que algo habrán hecho mal. Mansedumbre y culpa  cristianas en un solo paquete. Si los ancianos quedan fuera de este coaching envenenado es porque, para una sociedad capitalista, lo mejor que pueden hacer los viejos es morirse pronto puesto que ya no son productivos. Esto lo dijo Christine Lagarde sin empacho ninguno, como si ella tuviera quince años, de donde podemos colegir que no estorban los ancianos sino, más específicamente, los ancianos pobres; los ricos pueden vivir lo que les dé la gana, que para eso son ricos, y después ser enterrados en cajas de seguridad suizas como nuevos faraones. Es la reedición 2.0 de la resignación cristiana; renovación necesaria en estos tiempos en que la feligresía no acude a la iglesia más que para bodas y funerales.

Esta idea básica (si no eres feliz es porque no quieres, no puedes culpar a un trabajo penoso, a un encarecimiento del nivel de vida, a una destrucción del estado de bienestar, en resumen, a nada que quede fuera de ti) es desarrollada en forma de teoría científica, con experimentos, gráficas y científicos de bata blanca. Como si lo colectivo no existiera, crece en un medio neoliberal de individualismo militante. Tomemos como ejemplo un anuncio televisivo de infusiones, que nos anima a practicar el “yoísmo”. El spot reza así: “Hornimans presenta El Yoísmo, un movimiento para dejar de pensar tanto en todo y empezar a pensar más en ti”.  Se toma una idea de perogrullo (la felicidad no reside en cosas materiales, si no que está en nuestro interior) y se desarrolla en el mismo ámbito del thatcherismo, que negaba el concepto de sociedad (There isn't such a thing as society, dijo Margaret en su momento) y sólo reconocía la existencia del individuo o como unidad colectiva máxima, la familia,  dejando así al ser humano solo en medio de una sociedad depredadora que niega la pertinencia de toda lucha social ya que, como hemos venido diciendo, la felicidad está en tu interior.

Esta idea es, por tanto, el marco de referencia para un cambio de paradigma. La colectividad, la lucha social, la construcción de una sociedad cooperativa y solidaria son cosa del pasado. Recuerda, sólo importas tú y tu felicidad está en tu interior, vuelca tu energía en esa búsqueda porque ese es el nuevo paraíso en la tierra. Busca tu chute de autocomplaciencia y todo irá bien, aunque el mundo se desmorone a tu alrededor. Es la nueva metadona social, un mundo donde sólo tú existes y solo tú importas, un mundo solipsista.