miércoles, 31 de julio de 2019

DEVUÉLVANNOS LO VOTADO

DEVUÉLVANNOS LO VOTADO


Los votantes de izquierda votamos un cambio de rumbo y ustedes nos lo han negado.
Los votantes de izquierda queremos un gobierno de izquierda y ustedes nos lo han hurtado.
Mientras el gobierno regional llama al machismo asesino violencia intrafamiliar,  un salvaje ha matado a su hijo de diez años antes de entregarlo a su madre. En Andalucía el responsable de igualdad ha dimitido mientras el trifachito prepara una lista negra pidiendo nombres y apellidos de los trabajadores por la igualdad . Por resumir, un frente fascista avanza a la velocidad de un tren con dirección al pasado y amenaza con arrollarnos.
Pero ustedes,  en lugar de darnos el gobierno de izquierda que  hemos  exigido,  se tientan la camisa de las convicciones políticas y concluyen que aún no estamos lo bastante mal como para querer estar bien.  Devuélvannos lo votado.

LOS PICAPIEDRA

LOS PICAPIEDRA 
¿Os acordáis? Trabajaban en una cantera. Dos amigos que se estimaban porque eran aliados naturales pero que no paraban de fastidiarse el uno al otro. 
Me encantaban los Picapiedra, con sus coches impulsados con los pies descalzos y sus teles de pedernal y hueso. 
Pues imaginad que estamos viendo un capítulo en el que Pedro y Pablo, que no tienen más remedio que entenderse, cada vez se alejan más uno del otro debido a egos, intereses y cortedad de miras, poniendo en peligro a sus respectivas familias, a la cantera donde trabajan y a todo el pueblo de Rocadura; tan en peligro que terminan dejando a sus conciudadanos a merced de tres temibles tigres dientes de sable, que amenazan con destruir todo vestigio de civilización. Que ese alejamiento se produce a pesar de todas las peticiones familiares y de todas las llamadas al sentido común y a la calma. La falta de entendimiento y la bronca termina por llegar a tal nivel que a sus propias familias les entran ganas de apedrearlos.
Los capítulos de los Picapiedra, después de todas las peripecias solían resolverse bien. 
Como esto no salga bien, Pedro y Pablo podrían fundar su propia cantera. Piedras no les iban a faltar.

sábado, 27 de julio de 2019

DECEPCIÓN


DECEPCIÓN

Si las palabras se gastaran a fuerza de uso, en agosto ya no podríamos encontrar "decepción" en el diccionario.
Hace dos horas de la última investidura fallida de Pedro Sánchez y no hay mensaje en Facebook,  WhatsApp,  Telegramm, no hay artículo, comentario, noticia que no contenga la palabra "decepción". La arrogancia y el cálculo de Pedro Sánchez, colocados a kilómetros por encima del bien común al que invoca, son difíciles de digerir.  Y qué decir de Unidas Podemos,  cuya cortedad de miras le pasará una factura para la que dudo mucho que tenga fondos. El coste, que vendrá en forma de desafección (cuya conversión en moneda política es, como sabemos, abstención) será inasumible para este partido.

Como habrá sido la cosa para que haya sido Gabriel Rufián, que tan  acostumbrados nos tiene a intervenciones poco convencionales, el encargado de poner cordura en todo el asunto. El político catalán se preguntaba en su turno de palabra (absolutamente brillante) durante cuántos años se tendrá que lamentar la izquierda de este día.  Serán muchos y los daríamos por buenos si supiéramos que la lección quedaba aprendida,  pero la memoria y la historia nos enseñan que no es así, que el político de izquierdas es capaz de convertir en arena una piedra a fuerza de tropezar con ella.

Según el PSOE, a la CEOE le inquieta que el Ministerio de Trabajo pueda quedar en manos de Unidas Podemos. Yo creo que lo que de verdad inquieta es constatar que una institución como la CEOE, a la que no se ha votado, tenga un peso político decisivo. Y que luego se nos llene la boca de democracia.
Hemos tenido en este último intento de investidura una demostración inaudita de irresponsabilidad combinada con tontuna y las risas del trifachito se pueden oír desde el Hispasat. Ellos están tranquilos, ahora sólo tienen una tarea: comprarse un saco de palomitas bien grande y sentarse a esperar. Es sólo cuestión de dejar que la breva madure y para eso queda medio verano.
Frente al giro a la derecha de las tres derechas, a la izquierda sólo se le ocurre ponerse a discutir si son galgos conservadores o podencos neoliberales los que nos muerden los talones, dejando a la ciudadanía sin cobijo  bajo un aguacero  de homofobia, racismo, machismo, negacionismo del cambio climático, conservadurismo rancio…

Ahora los de Pedro acusan a Pablo y los de Pablo acusan a Pedro del estrepitoso fracaso en la investidura. Y lo peor es que todos tienen razón.
A pesar de haber tenido tres meses para presentar propuestas, para estudiarlas y para trabajar sobre ellas, a las fuerzas de izquierda la formación de gobierno les ha quedado para septiembre, como a los malos estudiantes.
Muy bien, Pedro y Pablo, ahora que ya habéis demostrado los dos que sois más machotes que nadie ¿Cuál es el plan, colegas? Vamos a septiembre, pero ¿en septiembre, qué? ¿Qué garantías tenemos los votantes de izquierda de que vais a hacer en verano lo que no habéis hecho en primavera, máxime  teniendo en cuenta el mal ambiente y las suspicacias que se han generado?
El 28 de abril salió de las urnas un mensaje claro y ahora, tanto PSOE como UP, están traicionando el mandato de sus votantes. Esto, más que de decepción, tiene visos de estafa. Espero que el sol de agosto lleve luz a esas cabezas y que en septiembre tengamos por fin aquello por lo que hemos votado: un gobierno de izquierdas.



viernes, 26 de julio de 2019

DELITO DE SOLIDARIDAD


DELITO DE SOLIDARIDAD

¿Qué es lo que convierte en peligrosos a aquellos que pretenden llegar a Europa sin nada, nada más que las propias vidas (en muchos casos maltrechas)?: carecen de bienes, carecen de hogar y carecen de país porque han sido expulsados de él por la guerra y sus consecuencias.  Si no tienen nada ¿por qué son una amenaza? Precisamente por eso: porque no tienen nada.  La diferencia entre un moro que viene en patera y un árabe que veranea en Puerto Banús no es la procedencia, la cultura o la religión.  La diferencia es que uno de los dos no tiene nada y ese es el que es identificado con una amenaza.  El que no tiene nada es susceptible de querer robarnos lo que tenemos, aunque la experiencia nos demuestre ampliamente lo contrario (casos Noos, Gürtel, Brugal, Lezo, Pokémon, Bárcenas, Rato...). Sin embargo, el inmigrante es un culpable preventivo, es juzgado y condenado a morir ahogado en el mar por los delitos que se supone que  puede cometer. No sólo él: también son juzgados y condenados aquellos que pretenden ayudarles. Hemos visto a lo largo de los últimos años la persecución a ongs o a personas particulares por intentar rescatar a inmigrantes: Open Arms, Sea Watch, Helena Maleno, Cédric Hérrou, Pia Klemp, Carola Rackete.
 
Se trata en la mayoría de los casos de personas occidentales, amparadas por las garantías jurídicas de sus respectivos países y cuya condena pretende ser disuasoria. Pero ellos han preferido sufrir una injusticia a ser indiferentes ante otra  aún mayor. Recientemente nos ha conmovido la muerte de un adolescente cuyo cadáver llevaba cosidas a la ropa sus buenas notas (se nos pone un nudo en la garganta al asomarnos al abismo que hay entre su ingenuidad y su tragedia); tampoco hemos podido olvidar la muerte del niño Aylan, cuya imagen permanece fija en nuestra retina.
Solo los asesinos (o los aspirantes a serlo) pueden considerar que salvar vidas es delito. El mandato legal que recibimos, sin embargo, es que a nadie se le ocurra ayudar a nadie, recuerden que este es un mundo individualista e insolidario, continúen con sus compras, circulen, que aquí no ha pasado nada.
Matar y dejar morir no es lo mismo, pero su resultado sí.  Al final, se deja morir a estas personas  no por lo que han hecho si no por lo que son. Y lo que son es pobres. No nos podemos dejar engañar por los racistas. Su problema además de la xenofobia es la aporofobia: para ellos sobran los pobres, todos los pobres, los compatriotas también.  No se solidarizan con ningún pobre, ni de dentro ni de fuera de su país, a pesar de su grito-coartada "los de aquí primero".

Pero cuando los demás nos sean indiferentes, ¿qué quedará de nosotros? Por eso hay quien más allá de conmoverse, entra en acción.  Para ellos, la justicia reserva un castigo ejemplar. En Francia existe lo que se conoce como “delito de solidaridad” que
prevé multas de 30.000 euros y cinco años de cárcel a quienes apoyen y ayuden a personas en situación irregular

Carola Rackete, cuyo desafío a una ley inhumana nos ha emocionado y conmovido, es mucho más que la noticia del mes: es el símbolo imprescindible de lo humano, es el instante congelado de lo que estamos perdiendo.




LAS IBÉRICAS, F.C.


LAS IBÉRICAS, F.C.

Las Ibéricas, F.C.  es el título de una película de la década de los setenta en la que se ridiculizaba la posibilidad de que las mujeres pudiesen jugar al fútbol. Se trata de una comedia ligera dirigida por Pedro Masó, de pésimo gusto y basada en tópicos antediluvianos. Tuvo un gran éxito en la época a pesar de tratarse de una cinta de ínfima calidad, aunque no por ser deplorable deja de estar cargada de contenido, ya que el mensaje está muy lejos de ser neutro: reproduce el relato con el que  hemos crecido de que el deporte en general y el fútbol en particular son cosa de hombres. Si las mujeres nos exhibimos en pantalón cortito sólo puede ser para enseñar pierna y cazar marido, ya que ese es nuestro objetivo en la vida y está bien que así sea. Las mujeres tenemos que asumir que somos débiles y que no estamos hechas para el ejercicio físico. Esto es básicamente lo que cuenta esta película en la que se mezclan, para disfrute del público masculino, fútbol y mujeres en ropa ajustada.
Han pasado casi cincuenta años, hemos evolucionado mucho, se ha avanzado en numerosas cuestiones, el feminismo es ya un tsunami imparable, pero la realidad a la que nos seguimos enfrentando es que el deporte femenino sigue siendo una actividad marginada por los medios de comunicación e invisible para la opinión pública, en la inmensa mayoría de las ocasiones;  en el remoto caso de que este tipo de espectáculo llegue al gran público, hay muchas posibilidades de que se considere un latazo insoportable por los sectores más machistas de la sociedad.
La portada de Charlie Hebdo del mes pasado, dedicada al Mundial de fútbol femenino, que comenzó en Francia el 7 de junio y en el que EEUU se ha alzado con la victoria, mostraba una entrepierna femenina con un balón de fútbol como clítoris y el texto “nos lo vamos a comer durante un mes”.  Si lo comparamos con la película Las Ibéricas, F.C., está claro que no hemos avanzado nada ni en el fondo ni en la forma: se sigue ridiculizando la presencia de las mujeres en el ámbito deportivo y se sigue haciendo con pésimo gusto. Está implícito el mensaje de que los consumidores de fútbol son hombres, que van a tener que cargar con el “coñazo” del fútbol femenino y aguantar un espectáculo carente de interés. Por supuesto, también se da por hecho que el deporte canónico, el que tiene verdadero valor, es el que juegan los hombres. En el editorial de ese número de Charlie Hebdo se argumenta contra el embrutecimiento que conlleva el fútbol como deporte de masas, pero resulta más que evidente que se trata de una excusa que intenta poner un velo a la misoginia de su portada puesto que para criticar un deporte de masas, nada mejor que centrarse en el fútbol masculino; el femenino está muy lejos de ser masivo. En el propio editorial se alerta contra los peligros de lo que ellos llaman “la religión de la igualdad”. Poco que añadir a esta afirmación, que se glosa a sí misma.
El objetivo del discurso del patriarcado siempre es disuadir a las mujeres de dedicarse a actividades  que considera que no les corresponden, ya sea en arte, literatura, ciencia, investigación, viajes, o, como en este caso, deportes. Los modos de hacerlo son múltiples y recorren el amplio abanico que va desde la persuasión a la prohibición, pasando, cómo no, por la ridiculización.

La presencia de las mujeres en el mundo deportivo ha estado, por lo general,  limitada hasta hace pocos años a la entrega de premios (en la Fórmula 1, en el ciclismo…), reforzando el doble imaginario de la mujer como elemento decorativo y como descanso del guerrero, hardcore de la película que da título a este artículo. Han sido necesarios muchos años de esfuerzo, trabajo y tesón por parte de las deportistas para que los medios de comunicación generaran un mínimo de interés por los deportes protagonizados por mujeres.
Aún así, la resistencia a tomarse en serio esta actividad ha sido una constante. Estamos, más que acostumbradas, yo diría que hartas de que, ante un triunfo deportivo, a las mujeres se les pregunte por cómo compaginan la actividad deportiva y la vida familiar, que en lugar de destacar sus logros se centren en su aspecto físico o que la pregunta recurrente sea si tiene novio y qué piensa él de su actividad; por lo visto, el machismo y la falta de imaginación forman un buen tándem.
Es hora de que se normalice la presencia de las mujeres de forma igualitaria en todos los ámbitos;  el deporte no puede quedar fuera de esa normalización. Como vemos, la resistencia a la naturalización de la igualdad no tiene por qué venir solamente de medios conservadores ya que el machismo es lo más transversal que existe y en este caso vemos esa resistencia bien  ilustrada por la portada de Charlie Hebdo.