domingo, 8 de diciembre de 2019

CAMBIO CLIMÁTICO


CAMBIO CLIMÁTICO

La literatura nos ayuda a comprender el mundo que nos rodea. Según el editor de Caballo de Troya, Constantino Bértolo, es la poesía el arte que más rápido detecta los cambios sociales, opinión que comparto.

Ejemplo de esa sensibilidad para detectar la convulsión de nuestro tiempo es el libro de Cristina Morano “Cambio Climático”  que aunque fue publicado en 2014, es de 2009. El conflicto del agua es muy anterior pero fue más o menos por esa época cuando la lucha por el agua comenzó a formar parte de mi vida merced a la lucha de los regantes de Molina para detener el robo del agua que estaba teniendo lugar en nuestra huerta. El discurso de los regantes les hacía parecer (me parecían incluso a mí) locos, iluminados, profetas bíblicos. Lo que contaban del robo del agua era como de otro tiempo o de otro país. Quienes lo escuchábamos, perplejos, no conseguíamos romper el marco mental que nos convencía de que vivíamos en una democracia occidental garantista. Cómo era posible, pues, que en nuestro país, en nuestra región, en la misma puerta de nuestra casa, se estuviera produciendo a plena luz del día, el expolio de lo imprescindible para la vida. Cómo era posible que se estuviera robando impunemente el agua a sus dueños legítimos, los regantes, para, metiéndola por un tubo de hormigón, venderla a las grandes corporaciones agroindustriales de nuestra región y de regiones limítrofes. Primer paso para privatizar el agua, primer paso para convertir en mercancía un bien universal. Eso estaba ocurriendo entonces y sigue ocurriendo ahora. Cristina Morano escribía esto en su poema “Barrancos de Gebas”: “(…) estos montes sin agua se han deshecho/con el roce del aire; sales y piedra han ido/cuesta abajo cayendo como encaje/de tul, como rocío de cal/que abrasa lo que toca. (…)/ Siembra y cosecharás fuego”.

Y después dice, para explicar este poema: “Los Barrancos de Gebas son una zona (…) que anticipa lo que será nuestro planeta en breve. Los ecologistas han tratado de proteger ésta y otras zonas (…). Políticos de todo signo se han opuesto aduciendo que allí no viven más que lagartijas. Gracias a esta “inteligencia” seguimos sin saber cómo sobrevivir sin agua o con aguas muy contaminadas”.

La modernización de regadíos ha resultado ser el gran timo del siglo, el troyano de los sistemas de riego. Se les promete a los agricultores un sistema moderno y cómodo, uno que les ahorrará trabajo y desvelos y que además, se dice, es más ecológico porque funciona con un grifo y una gotita que va cayendo en cada planta. No es cierto que sea más ecológico, de hecho, no lo es en absoluto ya que acaba con un ecosistema a base de acequias y brazales que ha estado vigente a lo largo de siglos, pero el engaño funciona. Y es cuando aprovechan para alzarse con el santo y la limosna: la manera más sencilla y efectiva de privatizar el agua es meterla por un tubo y ponerle un contador al final. Para coronar la infamia, los regantes pagan el carísimo sistema que se utilizará para robarles su agua: les hacen pagar por la soga que les ahorcará. Quienes han diseñado este sistema se aprovechan de que los regantes son un colectivo envejecido que no ha encontrado recambio generacional. La desertificación no depende de un solo factor, pero uno nada desdeñable es el expolio del agua que se la lleva desde zonas de huerta a vastos secarrales adquiridos por precios irrisorios y que se convierten en minas verdes gracias al agua robada a las zonas de regadío tradicional, destruyendo con ello ecosistemas insustituibles. El agua es conducida mediante tubos de hormigón a enormes extensiones pespunteadas de plástico negro donde, una vez recogida la cosecha, queda un desierto futurista donde no se oye un pájaro, ni siquiera un insecto.

La novela de Ginés Sánchez, “Dos mil noventa y seis”, nos presenta un futuro cercano (el libro comienza en 2056) en el que la civilización ha colapsado por falta de agua y los escasos grupos humanos que quedan luchan de forma primitiva por una supervivencia casi imposible.  Ese primitivismo es expresado formalmente mediante frases cortas y ritmos repetidos como tambores tribales. El colapso civilizatorio lleva a la pérdida de la palabra escrita. Emociona y entristece que el protagonista, que aún es capaz de reconocer algunas letras, encuentre Macbeth, aunque no sepa qué es.

Este presente nuestro, de no cambiar, nos conducirá al escenario distópico que describe Ginés Sánchez en su inquientante novela “2096”.  Y aunque el libro es muy posterior, un poema de Cristina Morano lo resume:
RAMBLA
Recordamos el agua,
Pues el cauce la nombra,
Esculpe esa palabra en la tierra.
Alrededor de la rambla los hombres
Temen,
                Comen sal,
Cubren la carne con sal y esperan.

Miro en la distancia a aquellos regantes que me parecían entonces iluminados y comprendo que nos jugamos mucho más que el dinero, mucho más que el agua para regar nuestros cultivos, mucho más, infinitamente más. Quizás estemos más cerca del mundo distópico, el desierto  civilizatorio que describe Ginés Sánchez en su libro, que de ninguna otra opción.  Ojalá me equivoque. Rezo con todo fervor a dioses ajenos para estar equivocada.



martes, 3 de diciembre de 2019

DEMOCRACIA SUI GENERIS


DEMOCRACIA SUI GENERIS

Ayer fue un mal día para Hermann Tertsch, eurodiputado de Vox e ínclito twitero. Sin aclarar si lo decía por el preacuerdo alcanzado  entre UP y PSOE o por los acontecimientos de La Jonquera,  dijo que en muchos países habrían sacado ya el ejército (¿qué países, Arabia Saudí?). Tertsch propone día sí día no hacer uso de la violencia institucional. Este es el tipo de democracia que entiende y practica Vox: una en la que están todo el tiempo a un paso de movilizar los tanques.

Por otra parte, el Círculo de Empresarios dice estar consternado ante este mismo preacuerdo; consternación que no han mostrado en ningún momento ante el auge de un partido como Vox, cuya cultura democrática se expresa a las claras en el párrafo anterior.

Y este de hoy, niños  y niñas, es un ejemplo de cómo se blanquea y naturaliza a un partido fascista, y por tanto antidemocrático, en una sociedad democrática. Si Vox alcanzara mayores cotas de poder (ojalá que no, ojalá que su futuro sea el de Amanecer Dorado en Grecia, hoy en la ruina) y llegaran a ocurrir disparates como, qué se yo, los ocurridos en la Alemania de Hitler, el Círculo de Empresarios diría: ¡Oh Dios mío, cómo es posible, qué ha ocurrido para que hayamos llegado a esto!

ULTRA FACHAS


ULTRA FACHAS

Los ultra fachas no han surgido por generación espontánea, siempre han estado ahí,  bajo el azul manto del PP, esperando su momento, masticando rabia contra extranjeros,  contra feministas,  contra homosexuales,  contra inmigrantes, contra las comunidades autónomas,  más rabia cuanto más autónomas,  gritando España como quien grita sangre, reclamando una España donde solo caben ellos y donde los demás deberíamos estar prohibidos,  proscritos o muertos.

Han estado ahí siempre como una amenaza latente,  como se deben gestar los virus o los cánceres.  En este momento,  debido en parte a la presión territorial,  toda su ponzoña ha salido a la luz. Son partidarios de una vida política y social fósil y creen que todo el que no piense como ellos no debería existir.  Por eso piden ilegalizar partidos y dicen, sin pestañear, que van a cerrar cadenas informativas si llegan al poder. Ellos, que tan son tan súper neo-liberales (o sea, defensores de una economía no regulada, en la que todo vale, darwinismo puro, una combinación  del salvaje Oeste económico y la ley de la jungla comercial en pleno siglo XXI) pidiendo que se cierren cadenas privadas, como la Sexta. No lo dicen en una barra de bar ni en los corrillos del rumoreo, no, lo dicen micrófono en mano, con prensa, con luz y taquígrafos. No nos vayamos a llamar luego a engaño: han venido a esto, a limitar las libertades, a mandar a las mujeres a la cocina, a los gays al armario y a los inmigrantes al fondo del mar, a mandarnos a todos juntos a las cavernas, han venido a por nosotros, han venido a por nosotras. No es casualidad que la noche electoral gritaran: ¡A por ellos, ooeee! No es una metáfora. Recordadlo, tenedlo muy presente.

Tenedlo muy presente porque resulta que, para muchos medios,  los ultra fachas de la patada en la boca, en el contexto del conflicto catalán son de pronto,  ¡tatachán!, constitucionalistas (que son los buenos) frente a los soberanistas (que son los malos), ¿cómo te quedas? Esa labor de blanqueo del fascismo la ha hecho  una parte de la prensa, recibiéndolos con parabienes en sus platós, tratándolos como a demócratas cuando no lo son. Sus consecuencias las sufriremos todos, ya las estamos sufriendo. 

En Murcia, donde han sacado su mejor resultado nacional, ya se han puesto en marcha. Estas son un par de medidas de esa política  apisonadora:

Se han negado a firmar en la Asamblea Regional la Declaración sobre los Derechos del Niño, alegando que el texto institucional tiene “una carga política que va contra los intereses de España”.  Como las declaraciones institucionales no pueden ser leídas sin el consenso de todos los grupos y Vox, siguiendo directrices nacionales, la ha bloqueado, este texto se ha mandado a la carpeta de asuntos pendientes sine die. Y hablamos de una declaración de Unicef, institución bien poco sospechosa de veleidades revolucionarias. Esta es la política que van a practicar, a palo y pedrada, incluso contra la infancia.

Hoy, 25 de noviembre, día Internacional contra la violencia de género han programado una rueda de prensa en la Asamblea Regional para exponer los argumentos contrarios (repito, contrarios) a la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Piden prisión permanente revisable para violadores y asesinos, pero primero tendrían que creerse que una mujer ha sido violada o que ha sido asesinada por el mero hecho de ser mujer, cosa que están negando antes de empezar. La Plataforma Colombine ha pedido al resto de medios que no acudan a convocatorias contrarias a la lucha contra la violencia de género, que no vayan, que lo hagan en nombre de todas las mujeres asesinadas, en nombre de sus hijos e hijas, de sus familiares, de todo el dolor que deja una muerte. Bravo Colombine, así se hace, así se impide el blanqueo del fascismo.

FUCK VOX


FUCK VOX

Por esas cosas de la popularidad,  el tweet de Rosalía, dos sílabas en inglés,  diez segundos,  apenas un click,  ha hecho más por la lucha antifascista que todas las asambleas,  mítines, artículos, ensayos y panfletos juntos en lo que va de año, inspirando a miles de jóvenes que no saben quiénes son Gramsci ni  Laclau, que no conocen a otro Pablo Iglesias que el Coletas, que seguramente no irían ni a una asamblea ni a un mitin ni a una manifestación, que no se leerían un programa electoral ni discutirían de política con los colegas. Pero votan y deciden y quieren un futuro que no apeste a bota militar, a sacristía, a caspa, a hostia consagrada y de la otra, a encierro,  a racismo, a sangre de toro, a conejos muertos, a mujer en la cocina y con la pata quebrada, a que se mueran los maricones, a los inmigrantes nos quitan el trabajo, a vinazo, a puro rancio, a palillo de dientes y barra de bar.
Con un tweet, apenas un click, Rosalía ha hecho la campaña política más eficaz que existe: un disparo certero entre los ojos de la bestia,  esa bestia que arquea el lomo y afila las garras, preparando el zarpazo.
Cabe un manifiesto en dos sílabas. ¡Bien por ti Rosalía, tratrá!

LA NOCHE ELECTORAL

LA NOCHE ELECTORAL

Después de ver los resultados de la noche electoral me despedí de las compañeras por WhatsApp diciéndoles que me iba a dormir,  que si tenía una pesadilla no podría ser peor que esta. En el duermevela  me ha ocurrido como en el cuento de Cortázar,  "La noche boca arriba", una obra maestra del terror onírico: la pesadilla se ha desarrollado simultáneamente a dos niveles, me despertaba de una pesadilla para amanecer en otra. Me levanto y pienso  que ahora tenemos en Murcia un gobierno fascista y siento vergüenza,  vergüenza y miedo.  El sentido común me dice entonces que no malgaste la palabra miedo,  que me podrá hacer falta para lo que vendrá después.
A pesar de lo recurrente cuesta acostumbrarse a este fatalismo perdedor de la izquierda.  De las anteriores elecciones para acá no hay ni una sola cosa que se haya hecho bien. Desde la falta de entendimiento entre Sánchez e Iglesias hasta el surgimiento de Más País, fragmentando la izquierda por enésima vez y que produjo en mí misma la enésima esquizofrenia, porque,  a pesar de las simpatías por las personas que lideraban el proyecto,  sabía que iba a restar y no a sumar como así ha sucedido,  también por enésima vez. Todo, y digo todo, lo que se podía hacer mal se ha hecho mal, hasta acabar haciendo crecer en toda España y dejando campo libre en Murcia a los fascistas de Vox,  a los mentirosos,  a los homófobos,  a los racistas.

¿Se podría haber hecho peor? Sí, podría haber ganado la derecha en el país.  Ha sido como lanzar el coche en plan kamikaze en una carrera enloquecida y después de dejarte retrovisores,  antena, media puerta,  un neumático en la carrera, quedarte al borde del precipicio y ¿para qué? ¿Cuál era el plan? Para mí, el gran culpable de esto es Sánchez, un Pedro Sánchez ensoberbecido que pensaba que en noviembre se habría librado del mandato popular,  emanado de las urnas,  de tener que pactar con UP. Un desastre  que, tampoco se nos olvida, ha contado con la colaboración inestimable de un Iglesias desnortado. Aún así, el sentido común y la paciencia de los votantes de izquierda, que hemos votado por segunda vez casi lo mismo, como si estuviéramos en el día de la marmota política, ha evitado que la opción de formar gobierno caiga en manos de los conservadores. A la derecha moderada que es Cs, su indefinición política le ha llevado al borde de la extinción, cosa de la que no me alegro pues su espacio político ha sido ocupado ahora por la derecha y la ultraderecha. Pero vamos a ver, Rivera: ¿qué opciones habíais descartado para que os pareciera buena idea que salieras en pantalla con un perrito, como Paris Hilton? La del ladrillo no era mejor, ni que estuvieras asesorado por Belén Esteban… Claro que en el pecado llevas la penitencia. Esta situación ha dado al mismo tiempo oxígeno a un PP que sacó en abril los peores resultados de su historia y que en estas elecciones ha rebañado unos cuantos diputados que ellos hacen pasar por victoria. De ilusión también se vive. Unidas Podemos pierde votos otra vez y sigue estrellándose despacito.

Lo peor de todo para mí en este momento es que en esa tensión Sánchez- Iglesias se ha perdido Murcia,  dándole así la puntilla a un Mar Menor semi cadáver. Se ha puesto en marcha la distopía de la que hablaba en mi anterior artículo (https://www.eldiario.es/murcia/murcia_y_aparte/Mar-Menor-distopia-presente_6_957564238.html). Vox ha barrido en la zona del Campo de Cartagena, de San Javier, en las zonas limítrofes al Mar Menor. Vox les ha llevado el discurso de que sus males son culpa de los inmigrantes no de ellos, no de sus dirigentes ni de los responsables económicos de acabar con un ecosistema. Vox ha explotado el relato de cómo vamos a volver al secano, qué disparate, de no os preocupéis que no vais a perder el trabajo, ya nos ocupamos nosotros; y se lo han comprado íntegro. A quién le importa el mar, que además, no vota.

Estamos en la casilla de salida y no es un buen síntoma el que Sánchez, la noche de las elecciones, mientras sus simpatizantes celebraban la victoria al grito de “Con Iglesias sí, con Casado no”, él les hiciera callar entre incómodo e irritado. Parece haber vuelto a olvidar (y qué pronto) que los votantes mandan y él obedece. Al menos, en eso consiste la democracia; lo otro sería caciquismo.
Aún así, me gustaría pensar que ahora se va a hacer bien, aunque más les valdrá porque los electorados respectivos han demostrado  no estar ya para más tonterías.