viernes, 28 de diciembre de 2018

AVISA CUANDO LLEGUES


AVISA CUANDO LLEGUES

No salgas sola a correr
A ver qué ropa llevas
Cuidado con la hora a la que sales
Ve sólo por lugares iluminados
No te alejes demasiado de casa
Llama si ves algo raro
Mete en la memoria del móvil el número de la policía
Y avisa cuando llegues.
Ten siempre miedo, no te despegues del miedo, el miedo te salvará la vida.

El cruel asesinato de Laura Luelmo nos ha metido otra vez el miedo en el cuerpo a todas. Laura ha sido secuestrada, violada y asesinada. Imagino que los jueces de La Manada estarán satisfechos en este caso con el nivel de resistencia de Laura frente a la violación, pero como la responsabilidad de la agresión siempre es nuestra, aún hay quien dice que a quién se le ocurre salir a correr sola por el bosque. A quién se le ocurre hacer uso de una libertad que no le corresponde, que no nos corresponde a ninguna de las mujeres. Lo de salir a hacer deporte solos, es cosa de hombres, como tantas otras cosas.

La violencia patriarcal tiene una función: limitar la libertad de todas las mujeres y produce periódicamente este tipo de muestras de violencia extrema para que no olvidemos que somos débiles, que somos vulnerables, que no somos independientes. Y sobre todo y por encima de todo, que no somos iguales.

El mensaje que recibimos las mujeres es el de que debemos tener cada vez más miedo aunque no debe ser cierto que el miedo nos salve la vida cuando no se corta el goteo de mujeres violadas o asesinadas o ambas cosas a la vez. Debemos empezar a sospechar que la cosa no depende de nuestro nivel de miedo, si no del nivel de acoso y violencia a que se nos somete. A lo mejor no es que nosotras no sepamos guardarnos lo suficiente, a lo mejor el foco hay que ponerlo en el acoso callejero, en la banalización de la violencia, en la cultura de la violación, en las prerrogativas masculinas que facultan a los hombres a considerarnos de su propiedad, en la erotización del acoso, en la normalidad de la intimidación, en el aumento de demanda de prostitución donde se desarrolla la masculinidad patriarcal basada en abuso, dominio e indiferencia emocional, en la falta de educación en igualdad. A lo mejor la clave está en el patriarcado que nos mata y no en que nosotras queramos ser libres y tener menos miedo. Cuando se nos pide que tengamos miedo se nos está diciendo también que somos nosotras las responsables de nuestra seguridad, o lo que es lo mismo: somos las responsables de nuestra inseguridad. De lo que hagamos o dejemos de hacer dependerá nuestra integridad o física.

Nunca se recomienda a un hombre que no salga solo a hacer deporte. No se nos puede pedir que renunciemos a nuestra libertad porque ése justamente es el objetivo de las agresiones. En lugar de educarnos a nosotras en el miedo, se debería educar a todos los hombres en la igualdad, en el respeto y en la empatía porque para que se produzca una violación solo hace falta que haya un violador y para que se produzca un asesinato, que haya un asesino. No olvidemos que cada vez que se nos responsabiliza a las mujeres por ser agredidas, se descarga de responsabilidad a violadores y asesinos.

No queremos tener más miedo porque en el momento que tenemos miedo, dejamos de ser autónomas y dependemos de otras personas, sobre todo de hombres. Para que la violencia machista acabe, nosotras debemos ser más iguales y más libres y el miedo nos hace renunciar a nuestra libertad. Quiero recordar aquí, para finalizar, uno de los twits de la propia Laura Luelmo: "Te enseñan a no ir sola por sitios oscuros en vez de enseñar a los monstruos a no serlo, ESE es el problema”.










miércoles, 12 de diciembre de 2018

VIENTRES DE ALQUILER: DERECHO Y DESEO


VIENTRES DE ALQUILER: DERECHO Y DESEO

La defensa de la “maternidad subrogada” se basa en varios argumentos que analizaremos a continuación: el derecho a la procreación, lo amados que serán esos niños tan deseados, el altruismo y la libertad de las mujeres.

El primer argumento es directamente una falsedad interesada: la procreación no es un derecho ni lo ha sido nunca. Y sin embargo, este anhelo que se quiere hacer pasar por derecho, conculca, en la mayoría de los casos, muchos otros derechos fundamentales: el derecho a filiación, el derecho a conocer el origen, el derecho de las mujeres al propio cuerpo y el derecho natural del bebé a estar con la madre “piel con piel”  nada más nacer (https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2018/11/29/heridas-vientres-alquiler/976356.html)  Se quiere hacer pasar por derecho todo aquello que el dinero puede pagar y comprobamos que se está tratando un tema tan trascendental como lo es la gestación de un ser humano, con una enorme frivolidad, a la que contribuye el hecho de que un número cada vez mayor de famosos y personas del mundo del espectáculo acudan a la subrogación. Esta práctica tiene numerosas  implicaciones éticas, médicas y jurídicas que, sencillamente, se están pasando por alto porque el foco mediático está puesto sobre los llamados “padres de intención”.

El segundo ni siquiera se puede considerar un argumento. Que los niños van a ser muy amados. Pues sólo faltaba que no lo fueran.  La ternura inmediata hacia los cachorros de la especie es un sentimiento inherente, no ya a  todos los humanos sino a todos los mamíferos. No es posible que se dé rango de argumento para cambiar el paradigma social a un instinto que compartimos con una gata.

Si tenemos que creer a las agencias y a los defensores de esta práctica, hay mujeres haciendo cola para gestar altruistamente los bebés de desconocidos. Es sencillamente una falacia utilizada como pantalla para ocultar el hecho de que lo que se pretende es abrir el camino hacia la pertinencia de un mercado de mujeres pobres gestando para personas con poder económico. Que alguien nos explique dónde está el altruismo de una feria mercantil, como la Surrofair, donde hay, como en toda feria, proveedores y compradores de servicios. Si todo es tan altruista, por qué está mediatizado por  agencias que se quedan con la parte del león en lo que se refiere al tema económico. Cómo se le puede  llamar altruismo cuando se firman contratos que blindan literalmente a los pagadores del servicio. Nos gustaría saber por qué, si es todo súper altruista, esa mujer tan generosa que ha aceptado gestar un hijo para otros, no puede arrepentirse en el último momento y decidir quedarse con el bebé.  La respuesta es fácil: porque, al tratarse de un negocio,  la parte económica, la que aporta los fondos, está por encima de la humana, la que aporta el material físico y psicológico. Por mucho que nos esforcemos, no conseguimos encontrar ese altruismo merced al cual se quiere legalizar lo que en realidad es una actividad económica que mueve miles de millones de euros al año en todo el mundo.
Se habla también de la libertad de la mujer para decidir, se invoca a la autonomía de las mujeres para inmediatamente suspenderla, al quedar las “gestantes” supeditadas a los deseos de la agencia y de los “comitentes”. Es tan paradójico como si alguien aceptara firmar un contrato para ser esclavo. Ellas (todo su cuerpo, no sólo su vientre) quedarán a merced de los “padres de intención” y de las agencias durante casi un año, desde que  se someten a los procesos de fecundación hasta que se produce el parto. Los “surropapis” tienen todo tipo de caprichos, recogidos en contratos kafkianos: hay quienes deciden que la “subrogada” se convierta en vegana o no tenga relaciones sexuales o no se tiña el pelo. Asimismo, son los pagadores quienes deciden si la mujer debe abortar, sin que ella tenga opción de opinar al respecto.  Hay un contrato del estado de California en EEUU en el que los “comitentes” se reservan el derecho de, si la madre fallece durante el parto, mantener las constantes vitales a criterio propio para que el alumbramiento prospere, sin que la familia de ella tenga nada que opinar. El dinero les da el poder de mandar sobre la vida y sobre la muerte. Se da también la circunstancia de que no es posible el desistimiento contractual de la “portadora gestacional”, esto es, ella no tendrá nunca la opción de echarse atrás y decidir quedarse con el bebé en el último momento. Sólo hay un contrato que esté a la altura de éste: el contrato en el que se le vende el alma al diablo, y visto lo visto, saldría más a cuenta.

Cuando se intenta cambiar un paradigma social, el primer arma que se utiliza es el lenguaje y éste es adaptado y retorcido para que normalice ese nuevo paradigma. Los entrecomillados de este artículo son ejemplos de esta especie de neolengua que trata de ocultar la verdad de los vientres de alquiler. Pagar por un ser humano está prohibido en todos los países, por lo tanto, en lo que se refiere a la aportación económica (en las webs de algunas agencias hay un link calculadora para que los clientes puedan saber cuánto les va a costar el proceso) no se puede hablar de remuneración.  Pero como es inevitable hablar del vil metal porque aquí lo que hay es dinero a cambio de un servicio, le quitamos la etiqueta de “remuneración”, le ponemos la de “compensación” y voilà, ya es legal. Magia.

Si se señala que las parejas que no pueden gestar siempre podrían optar por la adopción, en lugar de someter a las mujeres a un proceso deshumanizado, las razones que se dan para rechazar esta  opción son también un signo de nuestra sociedad de lo inmediato: es que las esperas son muy largas, los procesos muy lentos y engorrosos; tenemos dinero y tenemos prisa, queremos un bebé a la carta y con nuestros genes. Aunque se convierta nuestra sociedad en “El cuento de la criada”.



lunes, 12 de noviembre de 2018

EL ÚLTIMO MESSIAS


EL ÚLTIMO MESSIAS

Jair Messias Bolsonaro  ha llegado al poder. Seguramente es verdad que no hay mal que cien años dure, pero qué daño hará mientras tanto. De momento una de las diputadas del PSL, la catarinense Ana Caroline Campagnolo y el propio Bolsonaro piden a los alumnos universitarios  que graben a los profesores durante las clases para denunciar ideas subversivas. La libertad de cátedra en estado de sitio, la censura se apodera de las aulas de la mano del fascismo. El creacionismo entra en el currículum educativo al mismo nivel y compitiendo con la Teoría de la Evolución. Pasos de gigante hacia las cavernas.

La justicia no ha tardado nada en convertirse en un instrumento político, como cabe a cualquier partido fascista: el juez Sergio Moro, que inhabilitó a Lula da Silva (favorito de largo en todas las encuestas) para presentarse a las elecciones, ha sido designado ministro de justicia con Bolsonaro. Como en la mafia, los favores se pagan.

En el país más grande de América cincuenta millones de personas apoyan un proyecto fascista, uno de cuyos objetivos es acabar con la ya maltrecha selva amazónica, convirtiendo la tierra en mercancía  y condenando a las comunidades indígenas al destierro, la pobreza y la muerte. Sabemos que este tipo de decisiones pone al planeta en peligro y que  es un paso más hacia la debacle ecológica. Bolsonaro, para quien las reservas amazónicas están sobredimensionadas (como si las palabras reserva y sobredimensionada no fueran prácticamente un oxímoron) no es probablemente más que un peón, como mucho un alfil, de un sistema depredador cuyo principal empeño es comercializar la macro reserva ecológica del planeta, poniendo lo que es de todos en manos de agrodelicuentes. El enorme capital invertido en redes sociales en la más que sospechosa campaña en favor de Bolsonaro y el Partido Social Liberal tendrá que recuperarse y los inversores ya deben estar haciendo cola a la puerta del palacio presidencial.
Si la Amazonía cae, todo lo demás irá cayendo como un castillo de naipes, como piezas de dominó alineadas. Ojalá la democracia, ese sistema imperfecto y que sin embargo es el mejor de los sistemas que conocemos, esa democracia  que haciendo honor a su nombre y a su esencia permite gobernar incluso a aquel que pretende aniquilarla, ojalá la democracia, digo, resista y sea capaz de hacerse más fuerte.

Borges escribió un artículo para Clarín con motivo de la llegada de la democracia a Argentina, un artículo que ahora podemos tristemente leer en sentido contrario (https://www.clarin.com/sociedad/vuelta-democracia-texto-jorge-luis-borges-escribio-clarin-1983_0_cvt720K4S.html). En él, el escritor se congratulaba de que ya  "no estaremos a la merced de una bruma de generales", sin embargo en Brasil, Bolsonaro ha llegado a decir que el país está en guerra y que usará al ejército para patrullar las calles. En este texto, Borges escribía lo siguiente sobre aquella jornada histórica: "nos enfrentaba un caos que, aquel día, decidió ser un cosmos. Lo que fue una agonía puede ser una resurrección. La clara luz de la vigilia nos encandila un poco". Hoy en Brasil, el cosmos educativo vuelve a ser caos, la Amazonía agoniza un poco más y la luz de la razón se aleja.



lunes, 15 de octubre de 2018

EL MUNDO DE AYER


EL MUNDO DE AYER

Estoy leyendo “El mundo de ayer” de Stefan Zweig y compruebo con qué emoción el autor da cuenta de una Europa hermosa, humanizada gracias a la cultura y al arte y cómo sobre todo el relato, ya desde el título, sobrevuela la amenaza de lo que luego se cerniría sobre ese mundo bellísimo, floreciente, culto, diverso, humano en fin, en la conmovedora forma en que la civilización a veces nos humaniza, tanto como otras veces llega a deshumanizarnos. Imposible no pensar, imposible no establecer el paralelismo entre aquel fascismo imparable de entreguerras y el fascismo que hoy nos amenaza: en los dos mayores países del continente americano, EEUU y Brasil, respectivamente Trump y Bolsonaro. En Europa, Salvini, Le Pen, Orban, Abascal. En Turquía, Erdogan.
Cuesta creerlo, pero ¿es posible que sea verdad que el ser humano no ha aprendido nada en absoluto de su historia y que ante una crisis se lance sin dudar un segundo en pos del fascismo más destructivo?
No consigo reponerme a la inquietud que me produce la constatación de que, en nuestra sociedad híper comunicada, saturada de información, repitamos sin descanso, una y otra vez, los mismos errores, acudamos en masa a poner nuestro mundo, el mundo de hoy, el mundo de mañana, en las manos de dictadores enloquecidos.
Me pregunto cuál es el motivo que lleva a cuarenta y nueve millones de brasileños a votar por un militar para quien la tortura es tan cotidiana que le parece poca cosa, para quien la violación es lo mínimo que merece una mujer desafiante; que cree que la solución del país pasa por matar a treinta mil personas; alguien que propugna un blanqueamiento de la raza porque los negros no valen ni para procrear; un militar que dice que la policía debería matar más, que siente veneración por dictadores como Pinochet, que aboga por la libre tenencia de armas y para quien la democracia no merece más que un tiro en la nuca. Qué furia, qué rabia, qué ignorancia supina hace que se vote en masa por un sujeto que avergüenza al género humano. Qué culpa, qué complejo, qué vergüenza quiere expiar un pueblo que parece estar pidiendo un castigo ejemplar cuando elige a un dirigente así.
Este sujeto lamentable que es Jair Bolsonaro no parece preocupar a las élites económicas para las que el fascismo no es obstáculo, más bien al contrario, suele ser un buen compañero de viaje del poder económico hasta que, como sucedió con Hitler, se sale de madre y se hipertrofia como un cáncer con metástasis.
Como contrapunto, para Stefan Zweig, un cosmopolita que viajó desde joven por todo el mundo, el amor por la cultura y la compasión por el ser humano caminan juntos y son casi una misma cosa. Judío por educación, no por convicción, reacio a todo nacionalismo y antibelicista convencido, estuvo en el punto de mira del Tercer Reich. Dejo escrito: “Paris, Inglaterra, Italia, España, Bélgica, Holanda: esa vida errante de gitano y presidida por la curiosidad había sido agradable de por sí y, en muchos aspectos, provechosa. Pero, a la postre uno necesita un punto estable de donde partir y a donde volver; nunca lo he sabido tan bien como hoy, cuando ya no deambulo por el mundo por propia voluntad sino porque me persiguen”.
Cómo no recordar que Stefan Zweig puso fin a su vida, junto con su esposa,  a la edad de sesenta y un años, poco antes del final de la II Guerra Mundial, convencido ya definitivamente de la falta de esperanza en un mundo futuro, convencido de que la única certeza en su vida era el mundo de ayer, aniquilado por el nazismo. Imposible no recordar hoy que Stefan Zweig se suicidó en Brasil.
                                                                 

jueves, 23 de agosto de 2018

FRATERNIDAD Y BUENISMO


FRATERNIDAD Y BUENISMO

Quienes escupen por un colmillo de términos como fraternidad y solidaridad, suelen comenzar su relato con un “yo no soy racista, pero”, frase que en realidad quiere decir “soy más racista que Trump, pero quiero que tú pienses que no lo soy”, como si tú te hubieras caído de un guindo y no supieras reconocer a un racista cuando lo tienes delante. Siguiendo al filósofo Slavoj Žižek , esta autodefinición del yo interior como de “no racista (pero)” carece por completo de interés porque lo importante es lo que haces, lo que haces te define, y tú eres un racista pues te comportas como tal; lo que digas para justificarte no le interesa a nadie. Quienes se autodefinen como racistas con este oxímoron, nos quieren dar lecciones a los que jamás comenzaríamos una frase con un “yo no soy racista, pero”, lecciones que consisten en hacernos saber que somos muy tontos en nuestra pretensión de luchar por un mundo más justo y solidario, somos muy tontos al querer que desaparezca la xenofobia, somos muy tontos pero pretenden que no nos enteremos de que nos están llamando tontos y nos acusan de buenismo. De hecho, el buenismo se llama buenismo por no llamarse tontismo.

Tratan con ello de generar una mistificación entre fraternidad y buenismo.  Mientras la fraternidad, uno de los tres principios emanados de la Revolución Francesa, alude a un sentimiento elevado y maduro, el buenismo nos habla de un comportamiento blando e infantiloide frente a la maldad intrínseca del mundo. Por resumir rápidamente, las personas solidarias, según este relato, somos el tonto del pueblo invitando a comer a sinvergüenzas venidos de fuera.

Pretenden además darnos lecciones de lo que ellos llaman “realidad”. Sin embargo lo cierto es que esa realidad a la que aluden los racistas está sólidamente fundamentada en mentiras podridas:
-       La acogida de inmigrantes hace que se produzca un efecto llamada: los refugiados no responden a un anuncio para hacer turismo por Europa, salen huyendo de un país en guerra, de una situación de hambre, de la persecución política. Efecto llamada es lo de los ingleses en Salou o en Magaluf, con su balconing y su todo. Poner tu vida en riesgo para alejarte de un peligro mayor es huir, no responder a una llamada.
-       Vienen a quitarnos los trabajos: no nos quitan ningún trabajo, vender gorras o bolsos sobre una manta no es trabajo, es supervivencia; arrancar lechugas a céntimo la pieza no es trabajo, es explotación. No nos quitan el trabajo, es mentira. El capitalismo elige los colectivos a los que explotar, por eso las marroquíes que cogen fresa en Huelva y que recientemente han denunciado condiciones miserables y abusos sexuales, no les quitan el trabajo a las onubenses. Ninguna onubense recogería fresa a ese precio. El problema aquí no es el explotado, es el explotador. Citando a Malcolm X: "Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido".
-       Cobran ayudas sociales que se debían estar dedicando a nuestros ancianos/parados/excluidos: esto es sencillamente falso y no se me ocurre qué argumentar para decir que es falso salvo que es palmariamente falso. La propia Cruz Roja ha emitido un decálogo (https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10213628158351814&set=a.1251597403598&type=3) con las mentiras más frecuentes sobre refugiados e inmigrantes negando cada uno de los bulos que corren por ahí y que ahora son también alimentados por políticos como Casado o Rivera, que están luchando por llevarse la palma del racismo a su campo y que de momento están en empate técnico.

Quienes apoyan este argumentario suelen olvidar que los extranjeros no documentados suelen terminar en CIEs, auténticas cárceles encubiertas, donde se paga el delito de ser extranjero pobre. También olvidan las devoluciones en caliente, las vallas de concertina, las muertes en el Mediterráneo, triste tumba de África, los menores no acompañados y tantas y tantas situaciones extremas de quienes huyen del hambre y de la muerte.

En esta ola de racismo que recorre Europa, se está recibiendo a los refugiados como residuos sociales, ni siquiera como ganado, porque el ganado tiene un valor, los refugiados no. Acompañando a este comportamiento, encontramos que los principios regidores de una sociedad civilizada son atacados frontalmente. A quienes luchamos contra el racismo se nos acusa de “buenistas”, intentando devaluar un concepto imprescindible para la vida en sociedad como lo es el de fraternidad. En ese mismo sentido, en Francia existe lo que se llama “delito de solidaridad”. El delito de solidaridad, que ofende toda sensibilidad humana, convierte al migrante en enemigo y a la ciudadanía receptora, en fuerza de choque frente a ese supuesto ataque. Ese delito de solidaridad prevé multas de 30.000 euros y cinco años de cárcel a quienes apoyen y ayuden a personas en situación irregular. Gracias a la lucha del agricultor Cédric Herrou (que había sido condenado por la Cour d’Aix en Provence) y otras personas que han dado apoyo a numerosos migrantes en la frontera francoitaliana, se ha logrado abolir esa ley infame. Y se ha abolido basándose en un principio superior: el principio revolucionario de fraternidad. Es esperanzador ver cómo, en el contexto de unos estados, que nos conminan a ser inhumanos e insolidarios, se ha recuperado el viejo principio republicano. La fraternidad, imprescindible para vivir en sociedad, nos hace más humanos. Decidme, si no, en qué nos convertiría observar impasibles el dolor y la muerte de otros seres humanos.  La fraternidad nos salva de la barbarie.


sábado, 11 de agosto de 2018

LOS HIJOS DE JUANA RIVAS

LOS HIJOS DE JUANA RIVAS

La sentencia condenatoria contra Juana Rivas, que no ha tenido en cuenta los antecedentes de violencia doméstica, tiene todo el aspecto de ser una condena más que ejemplar, ejemplarizante. Esto es, quiere ser un aviso a navegantes, o más bien a navegantas. Es una advertencia para todas de que si se desobedece la ley, aunque sea en defensa propia, hay ciertos jueces a quienes no les va a temblar la mano a la hora de impartir su particular visión de la justicia. Va, en cierto modo, en el mismo sentido que la decisión judicial de excarcelar a La Manada. A los jueces no les ha parecido tan grave que cinco hombres violen a una chica de dieciocho años (están en la calle y en este corto lapso uno de ellos intentó sacarse un pasaporte, otro ha sido detenido por robo y violencia) como que una mujer maltratada huya de su maltratador, llevándose a sus hijos. El patriarcado nos está haciendo una demostración, vía judicial, de quién lleva aquí los pantalones.  Es un tour de force, un pulso, un puñetazo sobre la mesa. La sacudida que supuso la masiva manifestación del ocho de marzo de este año es respondida de este y otros modos por el machismo imperante. No en vano la judicatura es un órgano eminentemente masculino que se emplea a fondo en seguir siéndolo. Echad un vistazo a la foto de la apertura de cualquier año judicial: ni una mujer.
Las leyes no están esculpidas en piedra ni los jueces son Moisés descendiendo del monte Sinaí. La ley tiene un margen de interpretación que permite a los jueces expresar su carácter, su opinión y, por supuesto, su posicionamiento político. No nos debe caber ninguna duda a este respecto. En los casos de estas sentencias, la judicatura deja claro cuál es su postura en relación a la igualdad entre sexos en general y a la violencia de género en particular. Para ello, no tienen reparo en pasar por encima del bienestar de dos niños. Hay una forma de maltrato hacia la mujer que consiste en dañar a sus hijos. Hemos visto en muchas, demasiadas ocasiones, cómo el padre mata a los niños en venganza contra la madre. Los casos son muy numerosos, de entre ellos el caso Bretón fue, quizás por su crueldad, el más mediático. Los hijos de Juana Rivas no han sido tenidos en cuenta a la hora de emitir está sentencia más que para hacer la condena aún más dolorosa a la madre. Estas son palabras de la Asociación de Mujeres Juezas: "Partiendo del absoluto respeto a todas las decisiones judiciales, la gravedad y trascendencia de las penas impuestas resulta evidente, pues con ellas no se condena solo a la acusada, sino a dos hijos a perder el vínculo con su madre, a pesar de que todos los informes de especialistas, incluido aquél en el que se apoya la sentencia, confirman  una relación  positiva y vinculante entre los menores y su progenitora"(*).
La justicia procede del pueblo, no emana de un dios del Antiguo Testamento ni es administrada por un patriarca bíblico (aunque muchas veces así lo parezca), por eso la gente opina ante determinadas sentencias que ofenden todo sentido de justicia y equidad. Una parte de la judicatura se queja de que se emitan juicios de valor sobre sus decisiones. Este titular salió en prensa hace unas semanas: "750 jueces firmaron un manifiesto hace pocas fechas en las que manifestaban sentirse presionados porque la sociedad y los políticos opinaban sobre las sentencias”. Pues claro que opinamos, cómo no vamos a opinar sobre una justicia con una balanza que, lejos de ser imparcial, tiene un juego de pesas trucado. Una cosa es respetar las decisiones judiciales, que de hecho se respetan, de lo contrario la gente se estaría amotinando, y otra muy distinta comulgar con ellas. Con estas expresiones de malestar no se pretende cambiar las decisiones judiciales, lo que se persigue es cambiar las leyes, pues sabemos que las leyes no se cambian sin presión social. Hay sentencias frente a las que no se puede una quedar callada. Esta es una de ellas.


(*) Os invito a leer el artículo completo: http://www.mujeresjuezas.es/2018/07/27/sobre-la-condena-penal-a-juana-rivas-esta-es-nuestra-opinion/

domingo, 22 de julio de 2018

RENOVATIO


RENOVATIO

Pablo Casado ha ganado las primarias de Partido Popular frente a Soraya Sáez de Santamaría, convirtiéndose en su nuevo presidente y candidato a la presidencia del gobierno español. El PP se renueva haciéndose un poco más de derechas, si es que esto era posible. ¿Cómo cuánto más?, pues, a ver: propone regresar a la ley del aborto de 1.985, ilegalizar partidos independentistas, defender políticas aún más conservadores en lo referente a vida y familia, migración, educación, relaciones con la iglesia… Vamos, que para el PP los viajes en el tiempo existen sin necesidad del Delorean, siempre que sean hacia el pasado.

El video anónimo “Cuéntame cómo vais a renovarnos” ha sido un torpedo a la línea de flotación de  Sáez de Santamaría a base de poner a caer de un burro  a viejas glorias del PP (Arenas, Villalobos y Montoro) en quienes Soraya se había apoyado. Este video, que al parecer ha salido de las filas de compromisarios de Casado, muestra a un Partido Popular caduco en contraposición a este PP que ha ganado, joven, triunfador, neoliberal a tope y con raya del pelo (más) a la derecha. El video da cuenta también de que las puñaladas traperas entre compañeros de partido (¡cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!) no ocurren sólo en la izquierda. La guerra por el poder dentro del PP ha sido sangrienta y sucia como son todas las guerras, ha sido una pelea en la trinchera embarrada y cuerpo a cuerpo. Sirva como ejemplo la animadversión manifiesta del ex ministro Soria, el de los papeles de Panamá, hacia Soraya SS o las acusaciones de excarcelar etarras del equipo de Casado hacia la vicepresidenta. Todo muy fraternal y muy bonito. Finalmente ha ganado el macho alfa, joven y soberbio, frente a la leona que defendía el territorio del viejo macho.

Hacia la interna ha quedado claro que funciona bien: un candidato hombre (no olvidemos que para un partido conservador el feminismo es, como mucho, un mero adorno), joven, apuesto (fashion trend últimamente entre los políticos europeos) y enfrentado al aparato de un partido que cae en picado según las últimas encuestas. La política cada vez se parece más a Gran Hermano y en este tipo de reality shows gana invariablemente aquel que se enfrenta al grupo hegemónico. Realmente Pablo Casado tenía todos los elementos para triunfar.

Sin embargo, Casado es el candidato “nominalmente” más corrupto, de hecho está al borde de la imputación. Tiene un currículo como para enmarcar y poner encima de la tele si no fuera porque, por lo visto, es  todo mentira. ¿Qué nos demuestra esto?, algo que ya sabíamos: que a los votantes del Partido Popular la corrupción les chupa un pie, les importa tanto como los índices de precipitación en Suecia. Si les incomodara de verdad no habría llegado este partido a los niveles de enfangamiento a los que ha llegado. Sólo les interesa que el que esté ahí encarne el ideario que se espera de un dirigente de derechas y esto suele incluir ser corrupto, o sea que, en realidad, ese adorno no le sobra.

La regeneración del PP consiste en hacerse más viejunos, o cómo nos pensábamos que se iba a modernizar este dinosaurio monolítico. Por lo que vemos, la puesta al día va a significar que Casado se convierta en un nuevo Aznar o en un mini-Trump. Así que, resumiendo, un presidente del PP más de derechas y por si fuera poco, bajo la sombra de la corrupción. Todo OK. Brindemos por la renovación.


viernes, 13 de julio de 2018

PATRIMOÑO


PATRIMOÑO

La reina emérita cuando habla de la fortuna real alude, con su peculiar acento, al patrimoño. Y en verdad es un hermoso patrimoño el que ha reunido el rey emérito a base ser como él es, súper campechano e irresponsable.  Porque, queridos y queridas, según nuestra Constitución, el monarca es IRRESPONSABLE. Para flipar, sí, pero esta es la cosa: artículo 56 párrafo 3, la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. 

Hemos podido escuchar estos días unos audios de Corinna, la amiga entrañable (hace falta ser cursis para llamar así a la querida del rey) en los que, refiriéndose a unas comisiones del AVE a la Meca, la aristócrata nos cuenta que el monarca no distinguía entre lo legal y lo ilegal. Ojo que esto lo dice su novia, no Julio Anguita.  Pues claro que no distinguía lo lícito de lo ilícito, imposible distinguir, le hemos hecho irresponsable por ley. Para él era todo un vasto campo sin puertas donde enriquecerse como si no hubiera un mañana. Y por si no era suficiente con la concesión de esta barra libre de tó y por tó, su egregia majestad ha sido además el niño mimado de la prensa durante décadas, no se le podía rozar ni con el borde de una pluma. Y ahora, oh sorpresa, resulta que nos enteramos de que ha estado cobrando comisiones de forma espuria, amontonando cuentas en paraísos fiscales, colocando testaferros, blanqueando a manos llenas, sin distinguir lo legal de lo ilegal ni lo privado de lo público. Jo, quién se iba a imaginar que un tío constitucionalmente irresponsable y rodeado de una espesa cortina de adulación mediática fuera a hacer otra cosa distinta de leer a los clásicos, escuchar a Mahler y llevar pasteles a los niños pobres. Insisto, sorprendidísimos estamos todos, no salimos de nuestro asombro, oiga.

Y lo diré una vez más, todo esto no ha salido en la Gaceta Republicana, ha sido la mujer que ha compartido la vida con el rey durante siete años quien ha suministrado la información sobre cuentas opacas, tramas societarias, prácticas mafiosas y amenazas de muerte. Por mucho menos hay raperos en la cárcel porque en esta gran puesta en escena que es la monarquía lo grave no es cometer un delito, lo grave, lo que ha llevado de hecho a gente a prisión, es señalarlo.

Pero que no se nos olvide que en este país se ha decidido que así sea. Ese PSOE definiéndose como un partido republicano que se encuentra muy cómodo con esta monarquía (ay Rubalcaba, qué bonita y peligrosa es la retórica) tiene una enorme responsabilidad en este fregao. Los monárquicos son monárquicos, yo sólo les pediría que se financiaran ellos estas aficiones tan caras, pero bueno, al menos son coherentes. Pero un partido republicano y laico defendiendo la monarquía y el concordato, colegas, un repasito al diccionario y buscad coherencia, a ver qué os dice.

Cuando veo a un niño tiránico, lo compadezco (sin perder las ganas de domesticarlo a capones, la verdad) pero sé que los responsables últimos de su actitud son sus padres por consentirle todo lo que se le pasa a la criatura por las narices. Con este niño malcriado que es el rey, consentido por todos, la responsabilidad además de estar en él, está también en la falta de fiscalización sobre la figura del monarca de este sistema que ha permitido y sigue permitiendo irregularidades vergonzosas, algo que no se debería consentir ni de lejos en una democracia avanzada.

Y para terminar sólo quiero recordaros que este sábado es catorce de julio, fecha de la toma de la Bastilla, comienzo de la Revolución Francesa y final de la monarquía en Francia. Ahí lo dejo, por si alguien anda buscando inspiración.


viernes, 15 de junio de 2018

AQUARIUS


AQUARIUS

Seiscientos veintinueve  es una cifra mezquina, ridícula. Sin embargo muchos de mis compatriotas, al oír que se va a acoger un barco con algo más de seiscientos refugiados giran la cabeza, miran a un lado y a otro, cuentan con los dedos y deciden solemnemente que aquí ya no cabe nadie más. Que los tiren al mar. De pronto se han convertido todos en expertos en recursos del país. Los mismos que se encogen de hombros ante el gasto indecente de la monarquía, de la iglesia, del rescate a la banca, del gobierno corrupto, deciden que seiscientos refugiados en un país de cuarenta y seis millones son muchos refugiados. Y que los tiren al mar. No sólo están convencidos de ello, nos quieren convencer también a los demás. Nos quieren convencer de que renunciemos a nuestra humanidad,  como han renunciado ellos.

Los pobres del mundo rico contra los pobres del mundo pobre, culpando a los pobres del mundo pobre de las desgracias del mundo rico. Qué rápido se renuncia en el primer mundo a valores inalienables como solidaridad, compasión, piedad.

Dicen que no somos un país rico como para acoger a gente pobre. Bien, entonces vamos a esperarnos a ser ricos para conducirnos con humanidad. Lo malo es que para entonces habrán muerto millones de personas por hambre, violencia, miseria y desesperación. Pero qué más da. Serán los muertos de otros, no nuestros muertos. No nos debe importar.

Dicen que aquellos que defendemos a los inmigrantes deberíamos meterlos en nuestra casa. Se agradece la sugerencia, pero ya lo había pensado y no tengo dudas: antes meto en mi casa diez inmigrantes que un racista.

Dicen que nos debe alarmar el efecto llamada que se producirá si acogemos a los refugiados. Debo insistir en el mismo argumento y tampoco tengo dudas: prefiero el efecto llamada antes que vivir en un país y entre unos conciudadanos que le vuelven la espalda al dolor ajeno. Prefiero vivir en un país atestado de refugiados, humano y solidario, antes que en uno limpio de inmigrantes, aséptico y racista.

Uno de los países donde el nazismo actuó con mayor ferocidad, apoyado por los grupos fascistas nacionales, fue en Rumanía. Cuenta Hannah Arendt en “Eichmann en Jerusalem” que en una ocasión cargaron un tren de hombres, mujeres y niños y lo hicieron circular sin agua ni comida con destino a ninguna parte, hasta que todos murieron. Imposible no establecer el paralelismo entre ese tren y el destino que le estaba reservado al barco “Aquarius”. Aquello ocurrió ante la indiferencia y la hostilidad del resto del país. Lo que está ocurriendo con los refugiados, en pleno siglo XXI, en nuestra avanzada Europa, como si la historia no nos hubiera enseñado nada en absoluto, también ocurre ante la indiferencia y la hostilidad de una parte de la ciudadanía y ante la dejación, cuando no la beligerancia, de muchos gobernantes europeos.

El mundo del futuro lo construimos entre todos. Si nos esforzamos por dividirnos (lo nuestro primero, ese no, que es de fuera, que es pobre, que es de  otra nacionalidad, otro color, otra raza, otra religión) pondremos la primera piedra para nuestra destrucción como humanidad. Por encima de toda esta cuestión levita un fascismo latente que es lo que más nos debería preocupar. Todos los argumentos expuestos por quienes se oponen a la llegada de refugiados y piden que se cierren puertos y se construyan muros, no son nuevos, es el catecismo fascista clásico, asumido de manera natural por una parte nada desdeñable de la población. No veo diferencia alguna en la posición hostil frente al refugiado y al inmigrante de tantos convecinos y la posición de quienes, en la Alemania nazi veían pasar trenes cargados de judíos y, en el mejor de los casos, se encogían de hombros.

Por mi parte, sólo puedo decir: Bienvenido, Aquarius.


miércoles, 6 de junio de 2018

RIVERITA DE LA MONCLOA


RIVERITA DE LA MONCLOA

Albert Rivera es un torero muy español y mucho español. Se toma el gentilicio como si ser español fuera, qué sé yo, como ser bombero, como ser astronauta, una especie de profesión de riesgo y prestigio. Al parecer, lo mejor que puede uno ser en esta vida es español, la españolidad te da un plus, aunque seas Jack el Destripador, aunque seas el líder de un partido corrupto que ha dejado a ese mismo país al que exaltas, en los puros huesos. Renunciar a esa españolidad te deja fuera del canon de excelencia y te convierte en proscrito cuando no en delincuente. Lo hemos visto en la puesta en marcha de la Plataforma Ciudadana para “recuperar el orgullo de sentirse español” (luego llaman populistas a los otros), una plataforma que daría risa si no fuera porque todos ellos se lo toman muy en serio, vamos, más en serio que un infarto. La que más risa da, porque es la que más en serio se lo toma, es Marta Sánchez que llora de emoción entonando el himno con letra de su invención y voz trémula. Llora porque ama a España; ¿la ama tanto como para pagar impuestos aquí? No, tanto no, pero se emociona cantando, que equivale casi a lo mismo.

La moción de censura que ha dejado al PP de nuestros pecados fuera de juego, ha pillado a Rivera con el pie cambiado. Las encuestas, luciendo peineta y mantilla, le tiraban besos desde la barrera y ya estaba él esperando al toro a porta gayola, una rodilla en tierra, persignándose, muy seguro de que su faena le sacaría a hombros de la plaza para colocarle a plomo en la Moncloa. Y de pronto, qué cosas, hete aquí que el toro llega por detrás, le desbarata el lance y ya no hay manera de componer la figura.

Pero claro, si hay que elegir entre apoyar a un partido de ladrones o a un partido que pacta con nacionalistas (como si este pacto no hubiera sido una constante en nuestra historia reciente) por supuesto mejor los ladrones, que son ladrones pero mucho españoles, y esto es lo que cuenta. Y a partir de ahí se construye el discurso de las dos derechas, la vieja y la renovada, que caminan de la mano: que si Pedro Sánchez es un presidente al que no han votado los ciudadanos. Cierto, cierto, ni a él ni a ninguno porque al presidente lo elige la cámara; tenemos lo que se llama “una democracia representativa”, que parece que el personal se entera sólo de lo que quiere. Que si Sánchez es un sinvergüenza, que se ha aliado con nacionalistas (como si ellos no lo fueran; ellos, los de la exaltación de la patria, escupiendo por un colmillo del nacionalismo…), con comunistas bolivarianos y hasta con Darth Vader… Una concejala del Pp llamando “rata” a Pedro Sánchez; Francisco Bernabé tildándole de “vil traidor”;  la histeria está alcanzando niveles de ópera bufa.

Ahora en serio: el discurso de Rivera durante la moción de censura daba un poquito de grima. Un discurso vacío, con cuatro o cinco ideas de Perogrullo repetidas en bucle, reclamando unas elecciones que las matemáticas parlamentarias hacían inútiles y poniendo en valor una y otra vez la españolidad, como si ésta fuera un mérito y no un accidente geográfico. El problema que tiene el ver españoles por todas partes es que también ves “no españoles”, y estos, evidentemente, no son de fiar. Lo que late en el fondo de su discurso, en lo que no dice, es un patrioterismo excluyente con tufo fascistoide que, de verdad, da algo de miedo. Me gustaría recordarle a Rivera que al país lo amamos trabajando por el bienestar de todos, también de los que no piensan como nosotros, y que robar a manos llenas y envolverte en una bandera rojigualda bien grande, es cínico y doloso. Que al país lo amamos contribuyendo a su sanidad, no vendiéndola; contribuyendo a la educación, no malbaratándola; cuidando de las pensiones, no congelándolas; fomentando leyes de igualdad de género, no ignorándolas; generando diálogo entre comunidades, no enfrentándolas…

En fin, maestro, una mala tarde la tiene cualquiera. Más suerte en la próxima.


domingo, 27 de mayo de 2018

EXALTACIÓN DE LA IGNORANCIA


EXALTACIÓN DE LA IGNORANCIA

La ignorancia siempre ha existido, pero históricamente ésta ha supuesto un menoscabo de la persona, no un valor. La sabiduría y el conocimiento han sido en todo tiempo una aspiración social, un ideal que ha hecho a todas las sociedades avanzar y superarse. Para nuestra desgracia vivimos tiempos de exaltación de la ignorancia. La fama había sido hasta nuestro siglo un premio que se desprendía de las hazañas o los logros de la persona. En estos momentos, la fama es un valor desvinculado completamente de todo esfuerzo donde el único mérito consiste en la capacidad de exposición a los medios. Vemos a hijos e hijas de famosos que ni han terminado la educación básica, sujetos que se han relacionado con alguien que es o ha sido popular, personajes televisivos y radiofónicos presumiendo de ser aún más ignorantes de lo que ya imaginamos que son, gente viviendo a cuenta de la ignorancia, embrutecida, sirviendo como ejemplo vital a los más jóvenes. Lo más triste es que se trata de personas que han tenido acceso a la cultura pero que no han hecho uso, demasiado esfuerzo, qué cansera. El ideal ilustrado de la educación universal convertido a lo sumo en mero entretenimiento, el bagaje necesario para participar en un concurso televisivo, pero no para hacerte crecer como persona y como ciudadano, alguien cuyos valores harían avanzar hacia una sociedad más sabia, más justa, más igualitaria.

La incultura conviene al mercado pues genera ciudadanos carentes de capacidad reflexiva y crítica, y el mercado es el que marca los tiempos de la política, plegada completamente a sus dictados. “Es el mercado, amigo”, fue la frase que enunció Rodrigo Rato al ser interpelado por su actuación como ministro de economía. “Es el mercado, amigo” puede muy bien ser todo un compendio de economía política; es lo que hay, no hay más, hay mercado y debemos legislar y gobernar en función de ese mercado.

Mientras tanto, el personal docente se mata a trabajar luchando, por una parte, contra los recortes derivados del saqueo económico que ha supuesto la corrupción (cuya responsabilidad se sacudía Rato con un puro vacile, porque los chulos son así) y por otra, contra el avance generalizado del modelo deplorable de la ignorancia, enarbolado tanto por famosos como por los propios políticos que debían ser garantes de los valores de la sociedad. En nuestros tiempos de posverdad, de ataque neoliberal, de invasión descarada del mercado libre, todo se compra y todo se vende; el conocimiento (o la imagen que lo representa) también. El saber real es despreciado y ninguneado, la filosofía desterrada de los planes de estudio, la música proscrita, las humanidades y todo lo que no sea una ciencia utilitaria, desdeñadas. Los científicos, cuyos recursos son recortados sin mesura, no tienen más opción que emigrar a países donde aún no se haya iniciado la persecución del saber.

La unión de corrupción política e ignorancia como modelo social nos conduce ineludiblemente al máster de Cifuentes, ese máster que ha sido el paradigma de la desigualdad y el privilegio, de la tomadura de pelo y el signo de nuestro tiempo: la exaltación de la ignorancia. La constatación de que el dinero y la influencia todo lo pueden. No te dan sabiduría pero la fingen con un documento que para los efectos cumple con lo que se le pide. La erudición es una carga estúpida, una pérdida lamentable de tiempo. Estudiar es de pobres, los mismos que luego servirán hamburguesas o copas a aquellos que, sin necesidad de hincar codos, tienen el mismo título, ese que les da acceso al poder porque para que no se desmorone todo el tinglado es conveniente seguir guardando las apariencias. Este caso da cuenta además del efecto corrosivo a todos los niveles que produce la corrupción porque una sociedad que exalta la ignorancia y que para el conocimiento reserva el subempleo o el exilio, es una sociedad que se encamina hacia su propia disolución.

Hay ideas que lamentablemente nunca desaparecen y vemos cómo el arcaico lema fascista de “muera la inteligencia” ha devenido en consigna neoliberal. Sí, por lo visto la ignorancia es todo un negocio.



domingo, 29 de abril de 2018

NO ES MANADA, ES JAURÍA


NO ES MANADA, ES JAURÍA

En diciembre pasado escribí este artículo para este mismo medio: http://lacronicadelpajarito.com/blog/ramonalopez/2017/12/unos-buenos-chicos sobre la violación en San Fermines. Y efectivamente, los jueces  han decidido que esta panda de criminales son unos buenos chicos con mala suerte a la hora de ligar. Releyendo el artículo, me parece increíble haber tenido que explicar la obviedad de que la responsabilidad de la agresión no es de la agredida, pero visto lo visto, está claro que toda explicación ha resultado insuficiente. 
El Colectivo +mujeres, del que formo parte, entrega cada año un premio y un anti premio a la persona o institución que más o que menos se haya destacado en la defensa de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. Este año, qué cosas, el anti premio, un topo cegato necesitado de gafas violeta, fue para la cúpula Judicial española (el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial) por el caso Pascual de Riquelme, en el que se discriminó claramente a la magistrada Pilar Alonso Saura, que aspiraba a la Presidencia del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, con méritos flagrantemente superiores a los de su compañero Pascual de Riquelme, que fue finalmente el receptor de este nombramiento. Y esta es la justicia que tenemos: se empieza por obstaculizar el acceso de las mujeres a la judicatura de forma torticera y se acaba dictando sentencias injustas que duelen en el corazón a millones de personas (impresionantes las manifestaciones de estos días). Si dudáis de lo que digo, no tenéis más que echar un vistazo a la foto de apertura del año judicial: es la fiesta de la testosterona.
Ha sido ésta una sentencia machista, tremendamente machista en la que los jueces, en vez de ponerse en el lugar de la agredida, se han puesto en el lugar de los agresores. Deben haber pensado: "hombre, si yo me encuentro a una tía borracha, también aprovecho la ocasión. A ver si es que me voy a tener que pasar veinte años en la cárcel por eso, si es lo que haría cualquiera. La culpa es de ellas, que van como van y pasa lo que pasa". Han emitido una sentencia atravesados de pleno por la cultura de la violación que nos rodea, presente en el porno, en la  publicidad, en la música, en las  conversaciones, esa cultura que dice que una mujer siempre está deseando ser violada. Una cultura que ve mayor responsabilidad en una mujer que anda sola y borracha por la calle que en los cinco hombres que la violan. Los jueces no son ajenos a esa cultura, como podemos observar por esta sentencia. 
A la vista de esta resolución judicial, yo tengo una pregunta, señores jueces: ¿En serio no hay agresión en que cinco hombres, cinco, que te saca cada uno diez años y veinte kilos, te penetren, vejen, humillen y roben, cuando estás sola, bebida y desorientada?  ¿No hay agresión, sólo abuso? Entre los agresores hay un guardia civil y un militar: ¿os imagináis al guardia civil frente a un caso de violencia de género?, ¿os imagináis al militar de misión humanitaria en Tahití, en Siria, rodeado de mujeres, niños y niñas en completo desamparo? 
Para dar otra vuelta de tuerca, uno de los jueces opina que ella estaba divirtiéndose.  Qué decir sobre esto salvo que no es una sentencia judicial, es una sentencia política, profundamente política que ahonda en la brecha patriarcal, que sigue considerando que la víctima de agresión, si es mujer,  tiene responsabilidad y que esa responsabilidad es un eximente para el agresor. 
No es manada, es jauría, jauría a la que con esta sentencia se han sumado también los jueces.

domingo, 22 de abril de 2018

NOS ATACAN LOS POBRES


NOS ATACAN LOS POBRES

He recibido por Whatsapp uno de esos mensajes que se hacen virales sin que nadie sepa bien de dónde han salido y que contiene este texto, que reproduzco tal cual: “Ante los preacuerdos de PP y PSOE para eliminar las Pagas Extraordinarias de los Jubilados, y hacernos, como siempre, los paganos de su incompetencia política PEDIMOS LA ELIMINACION DE LAS AYUDAS A INMIGRANTES SIN TRABAJO Y SIN PAPELES, que tanto dañan a nuestra economía”. No paro de ver mensajes en redes sociales sobre inmigrantes que cobran miles de euros por el simple hecho de bajarse de una patera y acercarse a un ayuntamiento y que luego pasan seis meses en su tierra y seis meses en España, como si fueran cantantes con residencia en Miami. En esa misma tónica, hace unos meses, el  delegado del Gobierno en Murcia, Francisco Bernabé, dijo a propósito de la llegada de pateras a Cartagena que era "un ataque coordinado contra nuestras fronteras y, por tanto, contra las fronteras de la Unión Europea". Por decirlo llanamente, nos advertía el delegado del gobierno de que estábamos siendo atacados por los pobres. Así es como se construye un paradigma en el cual el más desamparado de los seres humanos, el extranjero pobre, es despojado de su humanidad y convertido en una amenaza.

Sabemos que quienes vacían las arcas del estado no son los  inmigrantes. La masiva emigración a Francia y Alemania en los sesenta y setenta no solo no supuso la ruina de estos países sino que, muy al contrario, contribuyó a su progreso. Lo que de verdad arruina un país es la mala gestión y la corrupción de sus gobernantes, esos gobernantes a quienes tanto conviene este discurso xenófobo y que tanto lo alientan porque saben que desvía el foco de atención sobre los verdaderos responsables del expolio de la hucha de las pensiones y de todas las otras huchas.

Deberíamos saber que los inmigrantes retrasan el envejecimiento de la ya vieja Europa. Que son los inmigrantes los que se encargan de hacer los trabajos peor pagados: ellos son los que arrancan lechugas a un céntimo la pieza o destripan cerdos durante diez horas por 900 euros al mes. Si están dados de alta (no todos tienen esa suerte) contribuyen con su tributación a mantener la Seguridad Social, cosa que no hace ningún patriota español residente en Florida. El que piense que los inmigrantes aumentan las tasas delictivas debería saber que los índices de criminalidad de la población inmigrante están muy por debajo porcentualmente de los de la población española.

Antes de que comenzara el flujo de migración hacia España, nosotros pensábamos que los españoles no éramos racistas, porque los gitanos siempre han sido y siguen siendo invisibles. Tal era nuestra auto indulgencia que nos decíamos no racistas porque los negros en la tele no nos molestaban, nos gustaba Raíces, qué malos los esclavistas, cuánta injusticia en el Mississippi y qué guapo Sidney Poitier. Pero la verdad es mucho más compleja de lo que teníamos previsto y al compartir nuestro día a día con personas de otros países, vemos cómo nuestros convecinos, nuestros familiares, nuestros compañeros de trabajo, buenas personas en general, albergan una mezquindad y una falta de humanidad en el fondo de sus corazones que nos debería alertar y hacernos reflexionar. Es el miedo, el miedo al pobre, el miedo al extranjero, el miedo alentado por los males gobernantes, el que arma los fusiles de la xenofobia.

Hace un par de semanas salió en portada de El País, bien poco sospechoso de progresista ya, que son necesarios 5,5 millones de inmigrantes para mantener las pensiones en nuestro país. Entonces, ¿cómo es que se sigue alimentando políticamente esta xenofobia sangrante?
¿Cómo se puede soportar serenamente que el buque Open Arms, dedicado a socorrer a personas en circunstancias cercanas a la muerte, haya sido detenido y sus tripulantes procesados?

Señala Noah Chomsky que está sociedad se enfrenta a una de las mayores crisis de la Historia, una crisis moral de deshumanización. Las palabras de Bernabé y los mensajes en redes sociales como los que traigo aquí, son buenos ejemplos de ello.
Dejo aquí este poema de Gloria Fuertes, que no necesita ser glosado:
La gente dice:
«Pobres tiene que haber siempre»
y se quedan tan anchos
tan estrechos de miras,
tan vacíos de espíritu,
tan llenos de comodidad.


lunes, 26 de marzo de 2018

DEMASIADA DEMOCRACIA


DEMASIADA DEMOCRACIA

Cuando la corrupción se desvela como un sistema paralelo de poder que inutiliza el sistema nominal, la democracia está en peligro; cuando la corrupción, que amenaza con disolver el conjunto de valores que sostienen y dan sentido a nuestra convivencia en común, es explicada como casos individuales que impiden la lucha contra este tipo de criminalidad, la democracia está en peligro. Se evidencia una concepción patrimonial de las instituciones por parte de las élites de modo que la corrupción a todos los niveles está servida y esto no es democracia.

No es democracia cuando se pone en marcha la estafa a nuestros ancianos, quienes, después de trabajar y cotizar toda una vida, ven sus pensiones comprometidas. El gobierno procede a llevar a cabo este expolio saltándose todo un clamor popular. No es democracia cuando las decisiones gubernamentales están destinadas, no al sostenimiento del sistema, sino al lucro de una élite sociopolítica. No es democracia cuando se abandona a una parte de la población a su suerte; es otra cosa, aún innominada, pero no democracia.

Tampoco es democracia cuando el cincuenta por ciento de la población es discriminado por un sistema patriarcal que sigue permitiendo la brecha salarial, que sigue impidiendo el acceso de las mujeres al poder y que sigue dejando a nuestro cargo la tarea, mayoritariamente no retribuida, de los cuidados universales dejándonos así, y como siempre, relegadas al hogar.  Un enorme grito de basta ya se oyó el ocho de marzo. Para la derecha, por supuesto, no había nada que reivindicar. Nosotras nos preguntamos cómo va a existir la democracia sin igualdad real.

Para los partidos conservadores, la democracia no es un sistema, es una ideología que hay que ir desmontando porque no concuerda con el neoliberalismo, es más, está en las antípodas. El mensaje que emite la derecha española (C’s y Pp, por si aún hay algún despistado/a) es el de: nos sobra democracia, nos faltan leyes restrictivas, cárceles, muros que dividan ciudades, fronteras que dejen fuera a los pobres. Nos sobra democracia, como si ésta fuera el enemigo a combatir. Convencer de tamaño disparate a una ciudadanía hiper(des-)informada no resulta difícil. Veamos varios ejemplos recientes:

Los medios de comunicación emitiendo durante veinticuatro horas, siete días a la semana, el horror de un niño desaparecido y asesinado predisponen a la gente a pedir que se  endurezcan las penas de cárcel en un país que ya tiene la legislación más severa y el menor índice de criminalidad de Europa. Sin embargo, hipnotizados por la emisión sin descanso de la tragedia, el personal pide que se eliminen garantías y que se ponga en vigor la cadena perpetua (conocida también por su eufemismo “prisión permanente revisable”) porque lo que nos hace falta es mano dura.

En la misma línea (des-)informativa, recibo por Whatsapp, a través de grupos distintos, las fotos de una cárcel de reciente construcción, con todas las instalaciones que cabría esperar de un establecimiento penitenciario moderno y occidental. Estas fotos son acompañadas del mensaje de que a los asesinos los tratamos mejor que a nuestros viejos. Entonces, ¿qué clase de cárceles queremos?, ¿una ergástula romana, una mazmorra medieval, una prisión tailandesa? Por lo visto, el tipo de confinamiento deseable para vengarnos de las personas presas debe ser un agujero inmundo donde además se pudran hasta su muerte, o al menos eso es lo que se defiende con la petición de prisión permanente revisable. Eso es, amigos y amigas, que nos sobran derechos. Y de paso, también nos sobra humanidad.

El espectáculo lamentable que estamos viendo estos días de persecución y encarcelamiento de líderes políticos en Cataluña me abochorna, me preocupa y me deprime. Todas las leyes que no se han hecho valer para liberarnos de la corrupción que nos asola, se han puesto sin embargo a andar ipso facto para detener el Procès. Podré no estar de acuerdo con el independentismo, pero el Procès no es, ni de lejos, un golpe de estado como quieren hacernos creer de forma torticera. Vemos cómo la aplicación de la ley no es imparcial y sirve con todo descaro a intereses partidistas. La judicialización de un proceso político da lugar a todo tipo de arbitrariedades y a un recorte generalizado de libertades y sin embargo, una gran parte de la ciudadanía aplaude la intervención de un gobierno duro, un estado que, como Júpiter tonante, no negocia ni dialoga sino que castiga sin mesura porque, al parecer, nos sobran garantías.

Lo que está sucediendo no nos saldrá gratis. Convencerán a la ciudadanía de que disfrutamos de demasiadas  libertades, se ofrecerán a recortarlas y la gente dirá que sí. Y esto se hace porque ya está bien de tanta demanda, que andamos muy sueltecicos, tenemos demasiados derechos, demasiadas garantías, demasiada justicia; nos faltan cadenas, nos falta mano dura, nos sobra democracia.




lunes, 19 de marzo de 2018

TSUNAMI FEMINISTA


TSUNAMI FEMINISTA

El ocho de marzo de 2018 será recordado durante muchos años porque hemos tenido la suerte de vivir en nuestro país un día histórico, manifestaciones grandiosas en extensión, variedad y número de participantes, una jornada sin precedentes que ha dejado boquiabierto al mundo entero, un auténtico tsunami feminista. Habrá un antes y un después. El cambio ya ha comenzado.

Muchas cosas han pasado en pocos días y hemos podido constatar lo cortos que son ahora los tiempos políticos. Entre la negativa de Mariano Rajoy a hablar de la brecha salarial por considerarlo un tema menor carente de todo interés, despachado con un despectivo “no nos metamos en eso”, y el propio presidente luciendo lazo violeta y contradiciendo a Tejerina  y Cifuentes  en su “huelga  feminista” a la japonesa han pasado apenas seis semanas. Entre Albert Rivera negando la pertinencia de las reivindicaciones feministas porque ya hemos logrado la igualdad y él mismo queriendo liderar el feminismo han mediado apenas días. Días en los que hemos visto el adjetivo feminista pasar de ser sinónimo de feminazi a ser un tema central incluso en la agenda de los partidos conservadores. Habrá que ver luego cómo desarrollan esa agenda porque si el cinismo fuera helio estarían ya Rajoy y Rivera fuera de nuestra atmósfera; al parecer el ocho de marzo se bañaron en el Jordán feminista que supuso ese río de mujeres en las calles y amanecieron los dos feministas perdidos porque ambos, como Groucho Marx, tienen unos principios pero en viendo las calles tomadas por multitudes, los cambian rápidamente por otros. Lo que sí que es innegable es que el feminismo ha dejado de ser invisible y/o inconveniente para esos partidos y por tanto, para millones de personas y de eso debemos congratularnos. Y eso se ha conseguido por la presión de la calle mientras tertulianos convertidos de pronto en expertos en feminismos nos explicaban que no era necesario, que dónde íbamos, que estábamos locas.

Es de esperar que la respuesta en las calles de tantos y tantos miles de mujeres y hombres, jóvenes y mayores vaya dejando atrás esa absurda letanía del “yo no soy ni feminista ni machista” porque al personal empieza a quedarle claro que lo contrario al feminismo es la ignorancia. Es necesario recordar a aquellos y aquellas que deslegitimaron la huelga acusándola de ser una huelga “política” que por supuesto, claro que sí, porque el feminismo es político, cómo no lo va a ser, nosotras lo sabemos y lo decimos. El "ni feminismo ni machismo" también es política, sólo que quienes hablan así no lo reconocen, como si su postura fuera la equidistancia sensata y necesaria en sociedad. Como si diciendo, por ejemplo "yo no estoy ni a favor ni en contra de la esclavitud" no estuvieras ya adoptando una posición política muy definida. Lo que también es el feminismo es absolutamente transversal, algo que ya sabíamos pero que ha sido demostrado empíricamente merced a  la rápida conversión de Rajoy y Rivera.

Después de un tsunami hay mucho escombro, mucha broza, mucho desperdicio amontonado en las orillas de las carreteras y en las rejillas de los desagües. Todo eso que hemos leído últimamente desde Vargas Llosa hasta el último australopiteco ilustrado (un tipo que firma un artículo infame en el periódico La Opinión titulado “Querida niñata”) son los restos del tsunami feminista del pasado ocho de marzo. Es hora de acostumbrarnos. Time's Up. Ahora el feminismo marca la agenda.




jueves, 8 de marzo de 2018

LA MUJER INVISIBLE


LA MUJER INVISIBLE

El domingo vi en la tele la película “ Los 4 Fantásticos”. Tres hombres y una mujer. ¿Sabéis que súper poder tiene la mujer? Sí, exacto: es invisible. Además de la invisibilidad tiene otro súper poder: generar un campo de fuerza que proporciona protección y refugio. Es lo que tiene el subconsciente, que funciona en automático. Y lo que existe en el subconsciente colectivo con respecto a las mujeres lo han resumido bien aquí los guionistas de la película: somos proveedoras de cuidados y para todo lo demás, invisibles.

Digo esto medio en serio, medio en broma, pero que en un grupo con súper poderes el poder de la mujer  sea el de la invisibilidad parece resumir de forma involuntaria la historia de las artes, de la ciencia, de la cultura, de la conquista, donde la mujeres han sido o bien invisibles o bien invisibilizadas. Ha habido mujeres escritoras que no podían o no se atrevían a firmar con sus nombres y utilizaban pseudónimos masculinos para poder ser tomadas en serio. Fernán Caballero resultó ser Cecilia Böhl de Faber; las hermanas Brontë comenzaron presentando sus obras con pseudónimos masculinos; Georg Sand escondía detrás a una mujer cuyo nombre, Amantine Lucile Aurore Dupin, es desconocido para la gran mayoría. Mary Ann Evans, la gran autora de Midlemarch y el Molino de Floss, firmaba como Georg Eliot. Ha habido mujeres cuya autoría ha sido robada por sus compañeros, como le ocurrió a María Lejárraga, víctima de un expolio literario, cuyas obras teatrales eran firmadas por su marido. Ha habido mujeres que han sido fagocitadas por sus compañeros como hizo Auguste Rodin con la escultora Camille Claudel. Ha habido mujeres excluidas del poder sólo por ser mujeres, como ocurrió con Emilia Pardo Bazán, a quien, a pesar de su enorme aportación a la historia de la Literatura, jamás se le permitió formar parte de la RAE.

A lo largo de la historia se nos ha querido convencer de que el universo femenino era el mundo del hogar, de lo pequeño, de lo particular, de lo insignificante, de lo invisible. El mundo de los hombres sin embargo había de ser el de lo público, lo universal y lo trascendente. ¿Qué pasa cuando queremos dejar de ser invisibles? Que molestamos. Molestamos a la Academia de la Lengua, molestamos a la industria del cine, molestamos a los estamentos políticos. Nos volvemos ruidosas y descaradas y eso, se nos dice, es impropio de mujeres.

Se nos dice que hemos conseguido grandes logros, que ya somos iguales por ley, al menos en el mundo occidental, que ya no hay nada más que reinvindicar. Se nos dice que a qué viene tanto alboroto. Se nos dice que ya es suficiente.  Sí, es cierto, se han conseguido grandes logros y ha sido gracias al feminismo, los cambios no se produce en sociedad por generación espontánea. Ha habido muchas mujeres que han luchado para que nosotras podamos votar, estudiar, trabajar, viajar, ser libres e independientes. Pero no es suficiente. Si hay mujeres que mueren por el simple hecho de ser mujeres, no es suficiente. Si hay mujeres que, realizando el mismo trabajo, cobran menos que los hombres, no es suficiente. Si las mujeres no pueden promocionar en sus trabajos y chocan contra un techo de cristal porque el testigo de poder se pasa de un hombre a otro, no es suficiente. Si los cuidados y el trabajo doméstico siguen siendo tareas casi exclusivas de mujeres, no es suficiente. Si no estamos representadas en las artes, en las ciencias, en la empresa, en la política de modo igualitario es porque lo que se ha conseguido es mucho pero no suficiente.

Reclamamos nuestro espacio que no es ni el 3% ni el 7%  ni el 20%, es justamente el 50%, la mitad del espacio, nuestro lugar junto a nuestros compañeros. No queremos más. No queremos menos.




domingo, 25 de febrero de 2018

MACHISTAS Y MACHISTOS



MACHISTAS Y MACHISTOS

Nuestro idioma no es un cuadro renacentista conservado en  un  museo sobre  el que repintar sería un sacrilegio ni es  una escultura griega que no se puede retocar sin destruir parte de su significado.  El lenguaje no es un ente fósil, como nos quieren hacer creer ciertos académicos de la RAE, fósiles ellos mismos y que más que custodios del castellano se creen sus dueños. El idioma es lábil y cambiante y está al servicio de los hablantes y no al revés. El idioma se construye y se corrompe a diario porque es un elemento vivo. Las reglas del latín ya no cambian, el latín no es transformado ni retorcido por sus hablantes sencillamente porque está muerto.
Entonces, ¿Cuál es el problema, pues, cuando se cambian palabras como portavoz en portavoza? Si observamos las reacciones y a los reaccionarios, veremos como todo indica que el problema no es lingüístico. Aquellos que se creen dueños del idioma no han tenido nada que objetar a que modista (señora que cose "para fuera", como se decía antes) haya generado modisto (señor que diseña modelos para grandes firmas). Modisto es indefendible desde el punto de vista morfológico puesto que el sufijo –ista siempre es invariable; debería ser el modista, como el taxista, el pianista. O el machista. Pero, oye, nada que objetar y modisto está aceptado por la RAE desde 1.984. Tan ricamente. Tampoco generó ninguna polémica el uso del sustantivo asistenta, que solo se usa para designar a la mujer que realiza trabajos domésticos. De lo contrario decimos asistente (la asistente social o las asistentes al festejo, por ejemplo). También utilizamos dependienta sin que nadie se dé por ofendido. Son las palabras que designan puestos de poder las que suscitan polémica, por eso, la que se lió en su día con la utilización de la palabra presidenta fue épica. Parecía que nos cargábamos el idioma e íbamos a terminar hablando por señas. Del mismo modo, con jefamédica o jueza,  el universo idioma iba a implosionar y a plegarse sobre sí mismo, o algo peor.
El problema, por tanto, no es semántico ni morfológico, el problema es político porque lo que realmente molesta es que se impugne el “masculino universal y femenino particular” para comenzar a introducir cambios que conduzcan a un uso del idioma un poquito más equilibrado porque sabemos que el lenguaje construye la realidad hasta el punto de que lo que no se nombra no existe. Y ahí es donde llegan los nervios, el rasgarse las vestiduras y cubrirse la cabeza de ceniza tanto por parte de los que se creen amos de la palabra como por otros que son capaces de decir “pienso de que necesito un champú a nivel de cabello seco” pero para los que portavoza es una afrenta al castellano.
Hay unos cuantos académicos, de cuyos nombres no me quiero acordar pero que están en nuestras cabezas por lo cansinos, que se han atrincherado tras sacos terreros repletos de machismo con sendas escopetas cargadas de invectivas para las mujeres que se salen de la norma, para las mujeres que no son "como las de antes", para las mujeres que no son como ellos dicen que deben ser las mujeres y muy en particular para las feministas que no son como ellos dicen que deben ser las feministas. Alguno de ellos ha dejado caer que hay feministas  buenas y feministas malas. ¿Y cuáles son las buenas? Pues las que no molestan, claro está. Estos individuos, con cada neologismo feminista, salen a la calle echando espumarajos por la boca, escopeta al hombro y bien pertrechados de rancia munición patriarcal a la caza de la mala feminista que se atreve a tocar con sus sucias manos feminazis el sacrosanto idioma, patrimonio de ellos. Así que, cuando veo a estos australopitecos ilustrados enrojecer de ira, me digo: sí, este es el camino, vamos bien. 


martes, 13 de febrero de 2018

SER UN PRINGADO Y VOTAR A LA DERECHA

SER UN PRINGADO Y VOTAR A LA DERECHA

Ser un pringado y votar a la derecha, todo un clásico. Cabe preguntarse por qué motivo se produce y reproduce una y otra vez este fenómeno. Creo que hay varias claves sobre las que debemos reflexionar. Una de esas claves radica en saber cómo se percibe a sí mismo el precariado, esa parte de la ciudadanía que ve recortados sus derechos laborales, sus derechos civiles y su futuro y que suele encontrarse más cerca del riesgo de exclusión que del ascenso en la escala social. Ese precariado no se percibe a sí mismo como un grupo oprimido por una plutocracia que medra en connivencia con los poderes políticos, si así fuera, darle la vuelta a esta situación sería más fácil. El pringado que vota a la derecha se percibe, en general, como perteneciente a una clase superior amenazada por colectivos más pobres que además, suelen proceder de otros países, con lo que la hostilidad hacia estos colectivos contribuye a reforzar su sentimiento identitario. Prueba de ello es que los partidos conservadores arrasan porque son los que falsamente garantizan esos derechos de los que se creen despojados. Este sería unos de los motivos de la llegada de Trump al poder, por ejemplo.

            Los partidos progresistas proponen a ese precariado, soluciones a problemas que ellos creen que no tienen porque no se identifican con el pobre, con el desposeído. No, qué va, nosotros pertenecemos a otra clase, no saltamos vallas, tenemos I-Pad y tele de plasma y hasta pagamos a una ecuatoriana que cuide del abuelo. Por eso, si desde posiciones de izquierda no leemos bien los síntomas, estaremos recetando laxante a gente que viene con tos. En unas elecciones no votamos tanto por partidos que defienden nuestros intereses sino por partidos que representan lo que queremos ser y/o lo que creemos ser, lo cual en una masa amplia de población suele ser cambiante. Aquel partido que consiga empatizar con los deseos, con el imaginario y con el ideal mayoritario, será el que triunfe. Y aquí viene la madre del cordero: esa auto imagen de la ciudadanía se construye a través de los mensajes que mandan la publicidad (sirva de ejemplo el slogan de La Primitiva: “no tenemos sueños baratos”) y los medios de comunicación. Unos y otros están haciendo campaña por partidos conservadores durante los 365 días del año, 366 si el año es bisiesto. El ideal de lo que queremos ser no se plantea en el vacío, está enraizado en lo que somos como colectivo, que es también una construcción y que es también cambiante. Cine de barrio está haciendo campaña por la derecha todo el tiempo: la España única, de fútbol y toros, de mujeres y vino, anclada en valores decimonónicos, una España profundamente cuñada, ese es el imaginario defendido por los partidos conservadores y con ese imaginario enlaza el ideal, porque lo que somos y lo que queremos ser está indisolublemente unido y ahí también las derechas barren. En ese ideal se evoluciona algo o más bien se cambia la forma pero no el fondo. Un partido meapilas como el Pp va perdiendo adeptos a favor de un partido como Cs cuyos votantes están más bien distraídos en temas de iglesia y religión pero que no consienten que se toquen sus expresiones (Semana Santa, cabalgata de Reyes Magos, misa en la 2…). Ese es el punto de inflexión donde el “lo que somos” enlaza con el “lo que queremos ser”. Resumiendo, queremos ser avanzados pero no tanto, modernos pero menos.

La prensa escrita en este momento se decanta sin empacho ninguno por partidos conservadores o al menos por todos aquellos que no cuestionan ni por un segundo el régimen del 78, con El País a la cabeza del pelotón pelota. Programas como Sálvame diario, En tu casa o en la mía, O.T., que pertenecen a los mismos grupos editoriales y de comunicación, también trabajan a cuenta de inventario sólo que su influencia política es menos evidente aunque no menos importante y sobre todo no menos decisiva ya que están dando a la audiencia una guía de cómo somos y cómo queremos ser.

            Los pobres, al contrario que los ricos, no votan al partido que defiende sus intereses sino al partido que creen que les representa como individuos y como colectivo. Rita Barberá y Camps dando vueltas por Valencia en un Fórmula 1 es algo que podría causar sonrojo por lo superfluo y manirroto, pero sin embargo les consiguió votos a espuertas, porque esa imagen alimentaba el imaginario de poder, de riqueza, incluso de arrogancia que mucha gente desea, aunque sea sólo como aspiración. También importa poco si roban o mienten puesto que una gran parte de la población sostiene que lo hacen todos, pero sí que importa que con sus ideas no se carguen el marco simbólico que habitamos. Y ese marco simbólico tiene mucho que ver con Cine de Barrio.

            Por tanto, a la hora de votar no cuentan tanto las condiciones materiales objetivas del votante como que el partido represente su ideal y que el marco de referencia no se altere, que nada cambie sustancialmente. El miedo al cambio es un troyano presente en todas las elecciones. No se vota con la razón, sino con la emoción y en ese nudo de emociones humanas, el voto de la izquierda suele ser el de la ilusión y el voto de la derecha el del miedo.  El problema es que mientras la ilusión es efímera, el miedo es duradero.