SANIDAD MERCENARIA
Coaching a un joven ejecutivo de Ribera Salud:
Cuando se quiere hacer un negocio de la salud pública conviene que los
pacientes a tratar no tengan enfermedades caras. Si tiene, pongamos, apendicitis,
le operamos de un orzuelo que es más rentable. Sí, tú ríete, pero por ahí va la
cosa. Ya puestos, lo más rentable de todo es tratar pacientes sanos. Siempre sale
más a cuenta que los enfermos graves se mueran cuatro antes, algo que, con la
necesaria dilación sine die de la operación o tratamiento, ocurre más
bien antes que después. Por suerte el entierro no es cosa nuestra. No olvides
que el mejor negocio para nuestra empresa son listas de espera tan largas como
nuestra cuenta de resultados.
Trabajamos en un sector sumamente próspero porque el mercado de la enfermedad
nunca falla, pero lo podemos optimizar aún más con este modelo extractivista
que le cobra a la ciudadanía dos veces: una porque los hospitales se pagan con
los impuestos de todos (menos con los nuestros, que para eso ingresamos los beneficios en cuentas
offshore) y dos porque, una vez que la administración
nos adjudica el hospital ofertamos previo pago unos servicios que no
administramos gracias al maravilloso invento de las listas de espera. Aquí,
amigo, el que no se hace rico es que es un tontaco.
¿La clave? La privatización de la sanidad que otorga la gestión de hospitales
públicos a empresas privadas. El objetivo es que lo que antes era de todos,
ahora sea de unos pocos. Y que esos pocos seamos nosotros, claro.
Lo diré una vez más: hay pacientes rentables: los sanos. Los otros, los enfermos,
hay que evitarlos, no son la base de nuestro negocio que, ve tomando nota, no
es suministrar cuidados sino ganar dinero. Al cáncer ni te arrimes, eso sale
carísimo. Tú, si puedes, haz como en Andalucía con el de mama, si no hay
diagnóstico, no hay enfermedad y ahorras dinero dos veces: una en el cribado y
otra en el tratamiento.
¿Compromiso profesional, humanidad, rigor científico, dices? Eso está fenomenal
para la página web y el LinkedIn, pero no va a pagar tú próximo yate ni el mío.
Tú concéntrate en la optimización presupuestaria, que es a lo que venimos. Una
empresa tiene que abaratar costes o cómo crees tú que se gana dinero.
Para algo se ha inventado la telemedicina: puritito ahorro. Además, hay que ser
imaginativos en las propuestas. Por ejemplo, se califica como leves a pacientes
graves y lo urgente pasa a ordinario, otra forma de evitar gastos.
Como sabes, hay un número alto de pacientes, algunos de gran
complejidad clínica que han pasado a ser “no ser rentables” para la empresa. De
ahí el mensaje que nuestro CEO nos trasladó a los mandos recientemente:
“Estableciendo la lista de espera quirúrgica, al final nos va a determinar la
actividad y, determinando la actividad, determinaremos cuáles son los gastos y
qué nivel de EBITDA (beneficios limpios) obtendremos, que deberían ser de
cuatro o cinco millones de euros”. Ya ves qué fácil es convertir un derecho en
un negocio.
¿Que la gente se queja? No pasa nada, la salud se gana y se
pierde en las urnas: los políticos afines ya se encargan de generar un relato
que habla de eliminar paguitas y chiringuitos, de bajar impuestos, de ahorrar
recursos y sobre todo de culpar a los inmigrantes del deterioro de la sanidad.
Son los que nos hacen la campaña publicitaria. Cuando obtienen el voto de
nuestros futuros clientes, el resto es coser y cantar. Luego vamos a pachas.
Sin ir más lejos, Ayuso, ha desembolsado desde 2021 más de 5.000 millones, el
doble de lo presupuestado, a Quirón, donde su novio es comisionista. Pero oye,
ahí tienes a los madrileños, se pueden tomar una caña donde quieran, será por
terrazas.
Pero no te creas que esto es solo cosa de Madrid. Mira
Murcia con un 60% de cirugías en hospitales privados, un uso de atención
primaria muy por detrás de la media y con la cifra de vida saludable más baja
del país. Y tan contentos.
Sí que es verdad que tenemos en contra a las mareas blancas
que intentan hacer caer este modelo de negocio con la salud de todos, pero para
contrarrestar ese impulso ahora crece como la espuma la intención de voto a
partidos que aspiran a un modelo político cada vez más conservador y menos
garantista, el que más nos conviene.
Resumiendo: hoy Madrid tiene la lista de espera de primera visita del
especialista más alta de España y más de un millón de personas aguardando
prueba diagnóstica. Eso significa que lo estamos haciendo de maravilla.