lunes, 19 de agosto de 2013

PERDONAD SI ME PONGO INTENSA

PERDONAD SI ME PONGO INTENSA

Cuando mataron al poeta de Granada había un dolor que se lloraba a gritos. Eso dijo mi madre.

El dolor grita a través del tiempo. Mi hermana está en Polonia con su familia, visitarán  Krakovia  e irán a Auschwitz. Juan me dijo: ¿van a visitar el campo de concentración? Ahí queda dolor, se van a deprimir. El dolor pesa, duele, grita, permanece, se prolonga a lo largo de años y años. Para que no olvidemos, supongo. Lo peor del dolor es cuando es en vano.  El dolor da gritos por mucha tierra que se le eche encima. El dolor da gritos aunque le tapen la boca, aunque le corten la vida. A todos nos duele el dolor ajeno. Bueno, a los del diario Ultima Hora de Mallorca parece que no, ellos se congratulan de tener más turistas en sus islas aunque sea a costa del dolor de los egipcios. Quiero pensar que es cosa del redactor y de la línea editorial del periódico (más bien panfleto), que tanta falta de humanidad no cabe en los ciudadanos, pero que el dueño del periódico responde a esa máxima de que cuanto más pequeño es un corazón más mezquindad alberga. Hay mucha cuchufleta con la portada de este diario. Sin embargo a mí me parece una cosa muy seria. Mi tío Tomás estuvo en la guerra en África, en el Aaiún, y contaba que él y un compañero le quitaban los botones a las guerreras de los soldados muertos para revenderlas. Espantoso, ¿verdad?, pero ellos al menos tenían la coartada del hambre, las calamidades, la guerra en definitiva. ¿Qué justificación que no sea su propia ruindad tendrá el dueño del periódico mallorquín, tan cómodo en su chalet? Ambos hechos tan dispares me hablan de la falta de empatía con el sufrimiento de nuestros semejantes.


Sé que estoy algo dispersa y que he mezclado a García Lorca con los campos de concentración, con Egipto hoy y con El Aaiún en el 57, pero creo que todo es un mismo dolor, dolor humano que nos duele a todos. 

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