sábado, 16 de julio de 2022

PERIODISMO CANIBAL

PERIODISMO CANIBAL

La salud de la democracia de un país se puede medir por la calidad de su periodismo. Si aceptamos este axioma podemos decir sin margen de error que tenemos una democracia en cuidados paliativos.

Cuando salimos de la dictadura y pusimos un dubitativo pie en la democracia, en el Zeitgeist de la época estaba el temor al ejército como amenaza a ese aún frágil avance. Qué equivocados estábamos, qué inocentes. Quién nos iba a decir entonces que la mayor amenaza para la democracia serían el periodismo y la judicatura, no el ejército.

Vamos a poner la cosa en contexto: a un mes de las elecciones generales de 2016, a un imaginativo think tank con Inda a la cabeza, se le ocurre sacar la pieza de que Pablo Iglesias ha cobrado 272.000 euros (pero qué barato se venden estos comunistas…) de Maduro y que están colocados en una cuenta offshore. Ahora han salido uno audios del excomisario Villarejo y Antonio Ferreras donde este dice: "Yo le dije: Eduardo, esto es muy serio, yo voy con ello, pero esto es muy delicado y es demasiado burdo" y añade: "Ahora, yo no creo que Pablo Iglesias abra una cuenta en las Granadinas a su nombre, dos apellidos, para que Maduro, el día que se inscribe Podemos, le mande doscientos mil euros, joder, son bastante más listos que todo eso". Es grave dar una noticia sin contrastarla, sin comprobar si lo que estas emitiendo es verdad o es mentira. Pero emitir una noticia a sabiendas de que es mentira y con el objetivo de tumbar un partido democrático, debería ser delito, si es que no lo es. 

Cada vez que Podemos decía que no había una democracia de calidad en este país, los mismos que la tenían secuestrada se rasgaban las vestiduras: pero qué está diciendo estos podemitas, golpistas, bolivarianos, que se vayan a Venezuela. Pues parece que en Podemos no exageraban.

Los medios de comunicación tienen un poder incalculable. Si han conseguido convertir en princesa a Belén Esteban, si han conseguido hacer pasar por salvador de la democracia al emérito, ese mismo súper poder les faculta para destruir a un partido vertiendo sobre sus dirigentes toneladas y toneladas de mentiras repetidas en bucle hasta que en la cabeza de cada votante se produce una conexión automática: Podemos = Venezuela.

El periodismo digno solo puede ser correctivo y fiscalizador con respecto al poder, nunca cómplice. Pero ya apenas queda periodismo libre: es la estructura de propiedad de los medios de comunicación la que termina definiendo la línea editorial. Àngels Barceló comentaba a este respecto: "Nuestra profesión necesita una catarsis, nosotros también somos responsables del deterioro democrático de este país".

En este contexto, las reacciones de los medios a raíz de esta bomba informativa también nos han dejado con el culo torcío. Mientras la "noticia" de que Garzón quería destruir la industria agropecuaria por decir que deberíamos consumir menos carne abría telediarios durante días, protagonizaba portadas de periódicos, colonizaba redes y hasta ocupaba vallas publicitarias (salían ofendiditos de los chuletones hasta debajo de las piedras, si hasta sacaron el hashtag más ganadería, menos comunismo...), la constatación más allá de toda duda de la emisión de noticias falsas para tumbar un partido democrático es ampliamente ignorada por todos los medios tradicionales (el silencio es atronador) y se acantona únicamente en redes.

Visto lo visto, realmente ha sido milagroso que Podemos haya conseguido gobernar en coalición y que Pablo Iglesias haya llegado a vicepresidente del país. La manipulación mediática le ha retorcido el brazo a la ciudadanía secuestrando la soberanía popular, de eso tenemos pruebas incontestables. Lo que no sabemos ni sabremos nunca es qué tipo de gobierno hubiéramos podido tener si no hubiéramos sido objeto de tamaña manipulación mediática a todos los niveles. Nosotros no lo sabemos, pero sospecho que hay quien sí que lo sabe.

La corrupción no anda sola, necesita vehiculizarse para dar sus frutos. La corrupción no sería posible sin la connivencia de policías, jueces y periodistas. Y así es como nos termina quedando un país que puede jugar en la Champions League de los más corruptos del planeta con muchas opciones de ganar por goleada.






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