miércoles, 2 de octubre de 2013

VAMOS DE FLÚOR HASTA LAS CEJAS

VAMOS DE FLÚOR HASTA LAS CEJAS

Estamos en crisis, no hay dinero para nada. Mentira. Sí que hay, lo que pasa es que el dinero sigue un flujo perverso: va de abajo hacia arriba, de donde hay menos a donde hay más, de los bolsillos pobres a los bolsillos ricos. Ese flujo perverso está potenciado y protegido por la clase política. La fiscalidad de este país es un puro timo. ¿Habéis visto esos tubos que tienen sobre las cajas del Mercadona y otros supermercados, en los cuales la cajera mete un rulo de billetes y de pronto, flusss, p’arriba, como si fuera magia?, pues la fiscalidad española está inspirada en ese tubo. Mi madre suele decir: ¿dónde va el dinero?, donde hay más; ¿dónde va la miseria?, donde hay más. Pues esa situación tenemos que revertirla porque, gracias a esa tendencia acumulativa que parece ley universal, no vamos a menos, vamos a más: más paro, más miseria, más marginalidad. Igual que por parte del gobierno: más caradura, más cinismo, más desvergüenza. Y por parte de la población: más atonía, más apatía, más desgana. 
Leí en alguna parte una teoría conspiranoica (y eso que yo no soy mucho de conspiraciones…) que decía que durante el III Reich se empezó a introducir flúor en la sal y en el agua para manejar a la población con más facilidad, porque la acumulación de flúor en el organismo conduce a la falta de respuesta ante los estímulos y a la apatía. Actualmente se realiza la fluoración del agua en muchos países aunque en casi toda Europa está prohibido por ley. Menos en España y en Rumanía creo, hablo de memoria. Pues que queréis que os diga, visto lo visto, a veces da la sensación de que vamos todos de flúor hasta las cejas.

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