jueves, 10 de marzo de 2016

YO DE ESTO NO ENTIENDO

YO DE ESTO NO ENTIENDO

En esta semana tan señalada, un par de ejemplos de “Yo de esto no entiendo”:

1-    Bertín Osborne en la cocina con Iker Casillas, intentando freír un huevo con la gracia que le caracteriza. Para dejar bien claro que él es un macho a la antigua y que Iker también debe serlo, hace el tonto a destajo intentando convencernos de que sabe aún menos de lo que ya imaginamos que no sabe. Daría risa de puro ridículo si no fuera porque el mensaje tácito es: “esto es cosa de mujeres”.  Y ahí entra la bella Carbonero (la abuela de una amiga la llama Sara Taconero, m’encannnta) a poner orden. ¿Veis chicos? Así se hace, ay, qué machotes que sois y que poco valéis para estas cosas (cosas de mujeres). Vitrocerámica, horno de convección, nevera inteligente… Las cocinas han evolucionado más que sus cabezas. El mes pasado estuve en la casa de unos amigos belgas, todo chicos, que nos prepararon una cena excepcional. Me gusta pensar en las caras que se les quedarían de ver a este ejemplar de macho ibérico en plena actuación de “la cocina no es lo mío, tron, lo mío es el fútbol, los toros y ligar con tías buenas”. En la pública y en prime time, queridos y queridas.

2-    Doña Cristina de Borbón y Grecia, infanta y grande de España, con másters en economía, empresa y negocios, y que (hace como que) trabaja en un banco desde hace más de dos décadas, convenciendo al juez de que ella firmaba sin leer lo que le ponía por delante su señor esposo. ¿Por qué? Porque esos temas, los de enriquecerse hasta la náusea a costa del erario público, los lleva su marido y antes de su marido, su padre. ¿Por qué? Porque “eso es cosa de hombres, so tonta”. Y todo así. Para mí, lo peor de todo es la naturalidad con la que se acepta la posición de la infanta, aunque nadie se la crea, como nadie puede creerse que Urdangarín no se acuerde de nada, o no le conste o no lo sepa. Pero a ver quién asumiría un relato a la inversa, donde Urdangarín dijera: “no, es que yo de eso no entiendo, de ese tema se ocupaba mi mujer”. ¿Por qué no se emplea ese discurso? Pues, trascendiendo el caso de la infanta, ese discurso no se emplea porque el hecho de aceptar públicamente que de la economía se ocupa la mujer menoscabaría la hombría del marido. Y eso sí que no, ladrones sí, pero a la antigua, ná de cosas modernas de feminismos ni ná.

Y ahí seguimos al cabo de muchas décadas, sin salir del bucle del machismo.


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