jueves, 30 de junio de 2016

GANAR O APRENDER

GANAR O APRENDER 

Se dice que hacemos las cosas para ganar o para aprender y menuda lección nos hemos llevado el 26J.
Una vez superado el shock inicial quiero compartir con vosotros unas cuantas cosas que he aprendido a raíz de estas elecciones:
- Que las encuestas son una trampa para ilusos. Y vaya si nos habíamos ilusionado. Tan alto habíamos subido que hacia mitad del escrutinio sentimos que nos estaban robando la realidad.
- Que el votante del Pp tiene la piel tan dura como el rostro de los políticos a los que vota. No es que en el Pp hayan salido indemnes de tantísimo caso de corrupción ("todavía robamos poco" deben haber pensado) es que  han salido reforzados. Los podían haber pillado despellejando gatitos y aún así hubieran ganado porque la gente sabe que son unos corruptos, pero son SUS corruptos.
- Que el votante de izquierdas tiene la piel tan fina y delicada como el culo de Sheldon Cooper, que se sentó sobre unas monedas y las sumó. El más mínimo matiz o contrariedad a su postura hace que no vaya a votar, así se hunda el mundo. ¿Por qué, camarada? Porque mi interpretación de la izquierda es la buena, las demás son todas erróneas. Si la postura de la derecha que vota contra todo indicio de racionalidad nos produce estupor , no nos lo produce menos la postura de la izquierda que no vota a menos que el matiz de interpretación sea el suyo. 
- Que el miedo no será, como la poesía, un arma cargada de futuro, pero es un arma contra la sien de los votantes que empuja a votar en masa por aquellos que les roban el futuro porque es "lo malo conocido " no sea que cambiando vayamos a peor. ¿Peor, colega? Como no quemen los escombros... Pues por si acaso.
- Que la confluencia no suma uno más uno, como yo pensaba (a pesar de lo que me decía un buen amigo ) pero aún así nos ha dejado en el mismo sitio que yendo por separado y yo sigo siendo partidaria de la unidad de la izquierda, y además ahora tengo más perspectiva.
- Que yo no he oído ni visto a uno solo de ese millón de votantes que se han quedado en casa pero aún así vive el cielo que existen. Que yo no haya tenido noticias de ellos sólo indica que mi entorno es más monolítico ideológicamente de lo que yo pensaba. Y es bueno saberlo.
- Que la teoría conspiranoica (a mí también me ha tentado) de "nos han robado un millón de votos " es atractiva pero inmadura. Aunque el ministerio de interior no ofrezca precisamente garantías de honradez e imparcialidad,  un millón de votos son muchos votos para esconderlos bajo la alfombra. Mejor analicemos de forma sensata qué ha pasado y cómo lo podemos afrontar. Culpar a otro nos impide avanzar.
- Que amanece otro día y no es posible vivir sin esperanza así que, tragamos saliva, nos recomponemos el hato y salimos a la calle, a seguir. No nos podemos parar, que el camino es largo. 

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