viernes, 21 de octubre de 2022

LAZOS ROSAS

LAZOS ROSAS

Los lazos rosas están bien. Los vemos en todos sitios. Presentadores/as de televisión con lacitos en la solapa. Maniquíes en los escaparates con pañuelos rosa en la cabeza. Para que no se nos olvide, para dar visibilidad. Ok. Está bien. Why not.

Pero yo, que no soy precisamente ajena a esa enfermedad de la que usted me habla (no sé por qué al personal le da tanto miedo llamar cáncer al cáncer, como si con no nombrarlo nos fuera a hacer menos daño), arrugo el morro. 

¿Que por qué arrugo el morro? Pues porque soy una descreída. Porque la tropa nos ponemos el lacito con la mejor de las intenciones y con el corazón encogido por las amigas/madres/hermanas/primas que han pasado o están pasando por esta enfermedad.  Pero también sabemos que lo que ayuda a la lucha contra el cáncer no es una campaña de publicidad, por vistosa que sea, con la que las grandes corporaciones (esas que se llevan el dinero a paraísos fiscales) lavan una conciencia que no tienen, sino recursos para la investigación y una robusta sanidad pública. Recursos públicos. Investigación pública. Sanidad pública. Pública, pública, pública.

Porque al final lo del lazo rosa se queda todo en puritito pinkwashing. Y si no, ahí tenéis a Ana Rosa Quintana con su lazo haciendo campaña por la sanidad privada. Ella que puede pagarla.


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