domingo, 12 de noviembre de 2023

LA ORACIÓN DE LAS MADRES


LA ORACIÓN DE LAS MADRES

El salvaje atentado de Hamás contra la población civil israelí ha sido un crimen sin paliativos. Un crimen que está trayendo mucha más violencia todavía, como si no hubiera habido bastante. A esta hora ya se ha triplicado en Gaza la cifra de muertos y heridos a raíz del atentado de Hamás en Israel. Pero no es suficiente.

Hablaba en la radio un militar israelí en la reserva, movilizado ahora por este espanto que se ha cernido sobre una población ya devastada. El militar hacía recuento con total normalidad de las crueldades que se van a cometer: forzar la evacuación del norte de Gaza en 24 horas (cosa imposible), entrar por tierra, mar y aire en la franja, impedir la llegada de ayuda humanitaria e incluso desentenderse de los rehenes, porque Israel no va a ceder ni un milímetro: serán inflexibles en la administración del dolor. Pero de toda la lista de crueldades que Israel va a cometer, para este militar sólo Hamas será responsable. El dolor que está sufriendo el pueblo israelí por el salvaje ataque de Hamás será una coartada para infligir un dolor aún mayor a la población civil inocente de Palestina. 

Así funciona la lógica de la guerra. Y nadie para pararla. Porque la OTAN y los organismos internacionales dan el beneplácito a Israel para defenderse, cuando en realidad deberían decir para vengarse. La defensa es proporcionada, la venganza irracional. E irracional está siendo la respuesta. Le piden, eso sí, moderación, en sus ataques. Que sea benévolo en la aplicación de los bombardeos, de la presión sobre el territorio, de las muertes, de las torturas. La guerra también se alimenta de hipocresía.

Mientras tanto, en Europa se prohíben manifestaciones en favor del pueblo palestino en países con tan sobrada trayectoria democrática como Francia y Alemania, asumiendo que la población civil palestina es responsable subsidiaria del acto criminal de Hamás; se prohíbe la exhibición de banderas palestinas; se detiene a manifestantes por portar el pañuelo palestino; se difunden sin contrastar noticias disparatadas de una atrocidad inédita.  Se alienta, en definitiva, una violencia que se tendría que estar contribuyendo a desactivar. En otra vuelta de tuerca de ese respaldo a la violencia, la presidenta de la comisión europea, Ursula Von der Leyen, ha viajado a Israel, apoyando con su visita las represalias del gobierno de Netanyahu contra Gaza. El apoyo occidental hacia Israel y la indiferencia (en el mejor de los casos) hacia Palestina dan tristeza, vergüenza y rabia.

Asistimos con espanto a la liturgia infame de la guerra. Nadie apuesta por la paz, se hacen rígidos bandos de adhesión, los muertos civiles no merecen una misma compasión dependiendo de su origen.

Una cascada de noticias se sucede superándose en horror día tras día. Para aliviarnos de tanto dolor, traemos aquí hoy una canción que se escribió en 2014, durante la escalada de violencia en Gaza.  Varios miles de mujeres árabes, judías y cristianas la cantaron juntas en Israel reclamando el cese de la violencia. Lo podemos ver en el vídeo del movimiento Women Wage Peace, cuyo enlace dejamos aquí: https://youtu.be/YyFM-pWdqrY . En él, la cantante israelí Yael Deckelbaum interpreta la canción “Prayer of the Mothers”, en el que mujeres de distintos orígenes y religiones cantan unidas para pedir la paz, en un gesto que se parece al del colibrí que pretendía apagar el incendio de la selva trasladando desde el río agua en su pico. Su contribución no era mucha, pero puso de su parte todo lo que pudo.

La apelación a la paz puede parecer un clamor en el desierto, un colibrí frente a un incendio, pero es imprescindible en estos tiempos trágicos, en medio de este derrumbe de todo lo valioso, en medio de este desprecio por la vida.

Para mantener la esperanza y la fe en la humanidad, necesitamos gestos que contrarresten otros gestos que nos avergüenzan.


https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2023/10/19/oracion-madres-93506811.html





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