domingo, 2 de marzo de 2014

DIE WAHRHEIT IST KONKRET

DIE WAHRHEIT IST KONKRET

Eso decía el añorado Brecht. Pero aunque la verdad sea concreta y esté ahí afuera, nosotros, los humanos occidentales, no estamos programados para verla ni aunque la tengamos delante, ni aunque tropecemos con ella. Y hablo de mí. Yo elijo las noticias que quiero ver según mis emociones. Elijo la noticia que más se ajusta a mi modo de pensar, que yo creo que es el fetén, desde luego. Pondré un ejemplo extremo: nunca veo Intereconomía (creo que ya no existe, ¿no?) porque me saldrían ampollas. Por lo tanto esa es una decisión emocional y una decisión que modifica mi modo de ver la verdad, una verdad que en realidad se compone de muchas verdades y de muchas mentiras y que yo misma deberé discriminar si quiero ser honesta conmigo misma. No sé si está quedando claro lo que quiero decir y que es lo siguiente: que estamos presos de nuestra concepción de la realidad y nos resistimos a mirarla desde otro ángulo o a ponerla mínimamente en cuestión. Aunque cabe apuntar que la fuerza con la que luchamos para que ese marco no se modifique está indicando que en el fondo también tenemos dudas, que en realidad tememos a nuestras dudas, no queremos perder la tranquilidad que nos proporciona nuestro ideario, que es al mismo tiempo propio e inducido, endógeno y exógeno . He constatado de unos años a esta parte con sorpresa (aunque os pueda parecer de Perogrullo es así, es que soy muy simple) que somos seres eminentemente emocionales aunque nos tengamos por racionales. Normalmente elegimos y digo bien, elegimos, las noticias que más se ajustan a lo que nosotros pensamos o al marco que nos hemos elaborado para mirar la realidad, compramos los periódicos de nuestro rango de pensamiento, vemos en la tele aquello con lo que nos identificamos. En este contexto se tolera mal que alguien nos  plantee cuestiones que van contra el marco de realidad que nosotros tenemos, nos incomoda. He visto reacciones de repulsa tremendamente emocionales cuando en una conversación de sobremesa se han planteado cuestiones que hacían que las ideas del ideario patrio se movieran del sitio. No somos libres para ver la verdad. No somos libres en primer lugar porque estamos terriblemente manipulados por los mass media generalistas, desde luego, y lo hemos estado siempre y hemos crecido elaborando un marco de realidad (democracia, estado de derecho, sistema de partidos, monarquía parlamentaria…), inducido, no real, al que nos aferramos con fuerza cuando peores vientos soplan. Nos mienten, pero la mentira es un contrato bilateral, el engañado participa de ella, quizás no la primera vez, como dice el proverbio árabe, pero a partir de la segunda y siguientes el engañado también es responsable de serlo. Y no somos libres para ver la verdad porque no queremos serlo, ese marco inducido nos comprime hasta tal punto que no nos permite movernos sin dañarnos. Porque sabedlo todos, la verdad duele. La verdad duele como duele la vida. Cristo dijo: “ La Verdad os hará libres”, no dijo os hará felices, dijo os hará libres. Siempre será mejor saber la verdad por dolorosa que sea que vivir en una mentira que es como un barco con el casco podrido y que hace agua por todos lados. Sí, hoy me he puesto intensa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario