SOPLAR Y SORBER
Lo más notable del Pp, y seguramente una de las claves de
su éxito electoral, es sin duda su capacidad admirable para soplar y sorber al
mismo tiempo ¿Que de qué hablo? De la boda de Maroto. Me pregunto si pondrían
de postre peras y manzanas mezcladas o pera con pera y manzana con manzana,
para conjurar el intrincado sofisma de su correligionaria Ana Botella. Aunque no es el único caso reseñable de “donde
dije digo digo Diego”, porque cómo olvidar los dos o tres divorcios de Alcarez Cascos, a la sazón
General Secretario (así le llamaba Aznar por su dureza castrense…) de este
partido históricamente opuesto a la
disolución legal del matrimonio, en contra de la cual arengaba él mismo, para
luego hacer uso en varias ocasiones de esa ley una vez aprobada a su pesar. O
los abortos en Londres de las niñas bien porque
aquí la interrupción del embarazo es como muy de chonis y una cosa fea
que hay que prohibir a las demás, aunque nosotras lo practiquemos con
desparpajo allende nuestras fronteras. La derecha se opone a que los demás adquieran
como derechos aquello que para ellos son privilegios del dinero y la posición
social: abortas en el extranjero o solicitas la nulidad matrimonial al Tribunal
de la Rota si te lo puedes pagar. Y si no, te aguantas. No haber nacido pobre.
Ahora que el matrimonio homosexual es un hecho
normalizado a pesar de este partido retrógrado que intentó que se prohibiera,
ellos se apuntan a ser más modernos que el copón y asisten en comandita a una
boda gay de unos de los suyos. Si la hipocresía fuera una virtud teologal,
tendrían todos el cielo ganado.
Esta glamurosa boda con asistencia de lo más granado del
facherío patrio, el mismo que gritaba junto a Rouco (ese gemelo siniestro de
Paco Clavel) que la unión entre dos
hombres no es matrimonio, sino mariconio, esta boda digo, cae, en el caso de
los contrayentes, dentro de la categoría esquizofrénica del obrero de derechas
y del negro del Ku Klux Klan. Y en el caso de los asistentes dentro de la
categoría desvergonzadamente electoralista de "estos son mis principios
pero si no le gustan los cambio por otros" porque estamos a dos días de
las de las elecciones y un voto maricón es tan válido como un voto de los
nuestros de toda la vida. Y no se les cae la cara de vergüenza porque para eso
primero habría que tener vergüenza.
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