domingo, 20 de septiembre de 2015

SOPLAR Y SORBER

SOPLAR Y SORBER

            Lo más notable del Pp, y seguramente una de las claves de su éxito electoral, es sin duda su capacidad admirable para soplar y sorber al mismo tiempo ¿Que de qué hablo? De la boda de Maroto. Me pregunto si pondrían de postre peras y manzanas mezcladas o pera con pera y manzana con manzana, para conjurar el intrincado sofisma de su correligionaria Ana Botella.  Aunque no es el único caso reseñable de “donde dije digo digo Diego”, porque cómo olvidar los dos o tres  divorcios de Alcarez Cascos, a la sazón General Secretario (así le llamaba Aznar por su dureza castrense…) de este partido  históricamente opuesto a la disolución legal del matrimonio, en contra de la cual arengaba él mismo, para luego hacer uso en varias ocasiones de esa ley una vez aprobada a su pesar. O los abortos en Londres de las niñas bien porque  aquí la interrupción del embarazo es como muy de chonis y una cosa fea que hay que prohibir a las demás, aunque nosotras lo practiquemos con desparpajo allende nuestras fronteras. La derecha se opone a que los demás adquieran como derechos aquello que para ellos son privilegios del dinero y la posición social: abortas en el extranjero o solicitas la nulidad matrimonial al Tribunal de la Rota si te lo puedes pagar. Y si no, te aguantas. No haber nacido pobre.
            Ahora que el matrimonio homosexual es un hecho normalizado a pesar de este partido retrógrado que intentó que se prohibiera, ellos se apuntan a ser más modernos que el copón y asisten en comandita a una boda gay de unos de los suyos. Si la hipocresía fuera una virtud teologal, tendrían todos el cielo ganado.

            Esta glamurosa boda con asistencia de lo más granado del facherío patrio, el mismo que gritaba junto a Rouco (ese gemelo siniestro de Paco Clavel) que  la unión entre dos hombres no es matrimonio, sino mariconio, esta boda digo, cae, en el caso de los contrayentes, dentro de la categoría esquizofrénica del obrero de derechas y del negro del Ku Klux Klan. Y en el caso de los asistentes dentro de la categoría desvergonzadamente electoralista de "estos son mis principios pero si no le gustan los cambio por otros" porque estamos a dos días de las de las elecciones y un voto maricón es tan válido como un voto de los nuestros de toda la vida. Y no se les cae la cara de vergüenza porque para eso primero habría que tener vergüenza.

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