viernes, 30 de septiembre de 2016

NO ES UN CARTEL MÁS

NO ES UN CARTEL MÁS

En nuestro país existe una igualdad formal (hombres y mujeres somos iguales por ley) y una desigualdad regida por la costumbre, que se ve reflejada en carteles como éste, donde la mujer es tratada como un objeto sexual.



Se trata del cartel de una fiesta de estudiantes de medicina, universitarios y universitarias de quienes cabría esperar un nivel algo más elevado que el de quienes anuncian la discoteca Pachá Ibiza, por ejemplo, aunque se trate del cartel de una fiesta. Son además personal sanitario en ciernes, manejarán un material muy delicado como lo es la salud de la ciudadanía. Seguramente les tocará enfrentarse a casos de malos tratos, violencia de género, agresiones físicas y psicológicas en el hogar. Queremos decir con esto que de estas personas cabe esperar mayor sensibilidad de la que pediríamos a otros colectivos. Este cartel no indica nada bueno, este cartel nos hace pensar que hemos evolucionado muy poco. Hace muchos años había en mi barrio una mujer a la que golpeaba su marido. Una de las veces le rompió el menisco de una patada. Cuando ella fue al médico (el médico del pueblo de toda la vida) éste le dijo en tono de broma: “señora, ¿es que juega usted al fútbol?”. No es la única anécdota que conozco  en este sentido de este médico, que ya murió. Él tenía la excusa de su edad, de su educación tardofranquista, de la sociedad formal y legalmente patriarcal en la que se había educado. ¿Qué excusa tienen estos universitarios y universitarias que presentan para su fiesta un cartel tan profundamente sexista? Puesto al día y moderno sí, pero tan machista como este médico de pueblo.
¿Qué educación están recibiendo los y las jóvenes que acceden a la Universidad? ¿Quién está detrás del diseño de este cartel? ¿Se identifican las futuras médicas con esta imagen de la mujer? ¿Les molesta a sus compañeros de carrera el cartel?

No estamos exagerando, no estamos sacando las cosas de quicio. Es que realmente no estamos en condiciones de  dejar pasar ni una, en vista de la regresión patriarcal que estamos viviendo y que se encarna en agresiones, violaciones e incluso muertes de mujeres. Porque esa violencia estructural que sufre la mujer no es algo que se presenta de repente, sino que viene precedido de toda una continua tormenta mediática, aparentemente invisible, que convierte a las mujeres en sujetos de segunda destinados a la diversión del hombre.

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