LO QUE NO OCURRE
Lo normal es que nos preocupe lo que ocurre.
Pero en esta etapa que estamos viviendo, lo grave es lo que no ocurre. El
gobierno debería haber dimitido en bloque por la sospecha más que fundada de
haber estado siendo la mayoría de sus miembros pagados en sobres de dinero
negro durante décadas, pero no ocurre nada. Y la ciudadanía debería estar
clamando por esa dimisión, ocupando las calles pacíficamente hasta que cayera
el gobierno. Pero no ocurre nada. La iglesia recibe más dinero que los
desahuciados y los timados de las preferentes, de los que se ríen los cachorros
del partido del gobierno. Y no ocurre nada. El partido del gobierno chapotea en
el fango espeso de una corrupción que les llega a la médula, ellos se ponen de
perfil, miran para otro lado, y no ocurre nada. Los votantes de dicho partido
lo miran todo como si no fuera con ellos, como si ellos no hubieran dado la
coartada electoral necesaria para que eso pasara. Y cuando deberían ellos
mismos manifestarse frente a las sedes de su partido para pedir explicaciones,
sin embargo no ocurre nada. Y en la oposición sí que no ocurre nada, pero nada
de nada. Y no es que esperásemos gran cosa de esa oposición a estas alturas de
la película, la verdad, quizás tan sólo saber qué opinan, por ir orientándonos
más que nada. Pero no, porque no ocurre nada. Se descubre al rey matando
elefantes, con dinero en Suiza y con una rubia intrigante cuyo bienestar en
España ha sido pagado con dinero público. Y el yerno real que ,en fin, ya
sabéis. ¿Y qué? , qué más da si no
ocurre nada. Nosotros a lo nuestro, deben decir para su coleto todos estos
delincuentes que nos gobiernan, nosotros a lo nuestro porque hagamos lo que
hagamos no ocurre nada. Lo más trascendente que ha ocurrido en los últimos
tiempos ha sido un Borbón pidiendo perdón por la tele, como un niño de doce años
pillado tocándose y un tesorero corrupto en el trullo, nada del otro jueves,
pequeños movimientos de recolocación para que siga sin ocurrir nada. No
comprendo esta atonía social, este período interminable de agresión brutal, de
acción sin reacción. Jamás pensé que diría esto, pero debemos ser reaccionarios,
tenemos que reaccionar. A mí, lo que no ocurre me quita el sueño.
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