miércoles, 6 de noviembre de 2013

MODERNOS GHETTOS

MODERNOS GHETTOS

Circular de un colegio concertado a los padres: Tranquilos, que no mezclaremos a sus hijos con los de la pública

Yo tengo un cupo de indignación diario. Me lo llevo notando desde hace muchos meses. Seguramente lo tenía de antes, pero no había llegado a rebosar como lo hace últimamente, lo más probable es que no rebosara porque yo no estaba lo suficientemente informada. En los últimos tiempos, el vaso de mi indignación se va llenado poco a poco a lo largo de la jornada, me lo noto físicamente, os lo juro, hasta que al final del día una tanda de arrumacos con mis cachorros me vuelven a poner de buen humor aunque sin que se me hayan olvidado los motivos de mi mala leche. Dicho todo esto a título informativo, os puedo decir que esta noticia de hoy ha llenado a rebosar el vaso de mi indignación. Hoy no debo seguir leyendo si no quiero entrar en combustión.
La noticia es que un grupo de niños de la pública cuyo pabellón se estaba cayendo han tenido que ser alojados de forma transitoria en un colegio concertado. Ante varias protestas de padres de niños del concertado, el señor director manda una circular informando de que no deben preocuparse ya que los niños de la pública entrarán, saldrán y tendrán acceso al patio a distintas horas para evitar mezclarse con los de la pública.

Los ricos no se pueden mezclar con los pobres, como los negros no se pueden mezclar con los blancos, como churras no se pueden mezclar con merinas, porque dónde iríamos a parar, por dios. Pero ello no impide que el dinero público sí que se pueda mezclar con el privado y que el dinero de los impuestos de los padres de los niños pobres sirva para financiar ese molón cole de los niños ricos, ese cole donde los papás de los niños ricos no quieren que su prole se mezcle con los niños pobres en el patio de recreo, vaya usted a saber de qué serán sus bocatas, de mortadela seguro, y los chándales se los habrán comprado a alguna gitana en el mercadillo El Charco de la Pava. Son unos papás que se preocupan por sus niños, como debe ser, no sea que se les pegue el tufo a pobre, que luego no hay quien lo quite. Y un señor director muy diligente y muy atento con sus pupilos y clientes. Queda garantizado el ghetto en el cole, estimados clientes.

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