domingo, 24 de noviembre de 2013

RAZZIAS

RAZZIAS 

Las razzias capitalistas se multiplican, lanzándose al mismo tiempo contra lo privado y contra lo público.

La, para el capitalismo, sacrosanta propiedad privada tampoco se respeta para los pobres, el banco les quita la casa (¿eso no era lo que  hacía el comunismo?). La única propiedad privada que se respeta es la de los ricos. Los pobres no tienen derecho, no ya a “propiedad” pública (o sea, al uso de lo público), ni siquiera a propiedad privada. Mediante un mecanismo propio de trileros el capital se hace con la propiedad privada de las personas y también con la propiedad pública de la que, paradójicamente abominan, a menos que sea para hacerse con ella de modo espurio gracias a la connivencia del poder económico y el político, alzándose así con el santo y la limosna, robando otrora inalienables derecho sociales como son los de vivienda, salud y educación. La clase de tropa se ve apabullada por un ataque masivo que amenaza al mismo tiempo la escuela, el centro de salud y la propia casa, el refugio último, dejando a la ciudadanía en la intemperie más desoladora. En este contexto, cómo nos va a extrañar que haya suicidios. Sólo nos queda la protesta, que en este momento también está amenazada con penas hasta de cárcel.

La democracia en manos del capital es una cáscara vacía, una palabra sin significado, un trapo con el que el mago hace su truco de magia.

Para que esto se pueda llevar a cabo con éxito ha habido un ataque primero constante y profundo, el rayo que no cesa, razzias del neoliberalismo: el ataque a la razón y al pensamiento crítico administrado entre telediarios cargados de información falsa para confundir y telebasura más fútbol para anestesiar. Y el que crea que exagero,  que se acuerde de RTVV. Y el que crea que ese modelo no es extrapolable a otras cadenas, que se lo haga mirar con algún médico, que tanta ingenuidad no puede ser buena.


La sociedad, enajenada, se ha dejado robar literalmente por aquellos a los que eligió en las urnas. Y de forma estúpida y bobalicona les volverá a votar en las próximas. Ojalá me equivoque, que no es que le saque yo mucho partido a este oficio mío de profeta, pero sé que no me equivoco, sé que los borregos (esa mayoría silenciosa…) le seguirán votando al lobo. 

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