martes, 22 de abril de 2014

EMOCIONES, SENSACIONES, SENTIMIENTOS

EMOCIONES, SENSACIONES, SENTIMIENTOS

            ¿Quién ha dicho que el ser humano es un animal racional? ¿Quién se lo cree?
            La definición del ser humano como ser racional procede de una concepción cartesiana de la vida que yo empiezo a poner en duda. Creo que somos seres eminentemente emocionales. Nos pasamos la vida buscando emociones, se trata de la búsqueda de un chute químico que nos eleva, nos transporta, nos calma, nos excita, nos duerme, nos despierta, nos hace trascender… Voy a hacer un ejercicio de reduccionismo un poquico en la línea de Freud que redujo todo a una lucha por el poder y/o por el sexo. Yo lo reduzco aún más: somos básicamente buscadores de emociones. Justo después de estar alimentados y protegidos, lo siguiente que buscamos son sensaciones y emociones:
            El amante busca la emoción que le proporciona estar junto al ser amado, todo el mundo sabe de qué hablo: esa tormenta química que se descarga en el organismo y que te hace volver a por más, una y otra vez, siempre más.
            El sexo es la forma de emoción y sensación por excelencia, pero, siendo una emoción tan poderosa, no lo es tanto como el amor. Y os deseo a todos que hayáis estado o estéis enamorados y sepáis de lo que hablo. Entonces estaréis de acuerdo conmigo en que la emoción que da el amor no la proporciona ninguna otra actividad humana. El sexo sería la forma terrenal y tangible de un sentimiento trascendental. Todo lo demás es pura gimnasia sexual, está muy bien, por qué no, il faut que le corps exulte, pero el amor mola más.
            Las drogas imitan la emoción, mal, pero la imitan y hacen que el dependiente quede colgado de ese bucle que le hace buscar más, que le hace perseguir la emoción, el sentimiento, la tormenta química artificial. He oído a consumidores habituales de cocaína decir que lo que  buscan es la sensación de la primera vez y no la encuentran, y aunque saben que no la volverán a encontrar vuelven siempre a buscarla en el mismo lugar donde estaba al principio, añadiendo un poco más, la misma cantidad ya no es suficiente y el bucle se hace infinito, hasta la terminación de la persona. ¿Alguien se puede explicar que una persona permanezca sentada en medio de un charco de vómito y heces mientras se mente un pico? Sólo si se piensa que prevalece por encima de todo, por encima de ti mismo, por encima de tu dignidad como ser humano, la búsqueda, persecución ya, de la sensación.
            El juego como adicción (para distinguirlo del juego como aprendizaje) funciona con el mismo mecanismo de la droga, sólo que en el caso del juego la química la desarrolla el propio cuerpo y esa sensación se desencadena simplemente con el sonido y las luces. El aspecto de Las Vegas no es aleatorio, como no lo es tampoco el de las máquinas tragaperras.
            La emoción también se encuentra en el poder: no se busca el poder por el poder, se busca (el que lo busca) porque proporciona una sensación que se hace adictiva y que quiere más y más, igual que sucede con el amor y con la droga. Dentro del poder incluyo al dinero ya que éste no es más que una metáfora del propio poder, una doble vía donde el uno proporciona el otro recíprocamente.
            Hay una industria que no es nueva (existe desde que existe el teatro, la música…) pero que crece día a día que es la industria que hace generar emociones en la gente: el cine, los videojuegos, los parques de atracciones. Lo único que hacen es aislar las emociones, domesticarlas y ofrecerlas al público a cambio de dinero. No todo es lo mismo, hay cine (teatro, música,…) que no hace más que generar emoción primaria y otro que te hace sentir y al mismo tiempo de invita, te ayuda a reflexionar sobre el sentimiento, la condición humana, etc.
            La solidaridad, la compasión, emocionan. Compasión significa “sentir con”, significa dolerte con el dolor de tus semejantes y alegrarte con sus alegrías. A la actividad política se puede llegar a través de la emoción que proporciona el poder o a través de la emoción que proporciona la compasión. Sólo será fructífera para una sociedad sana y justa la actividad política generada por la solidaridad y la compasión.
            Trabajar, crear, construir, emociona. Por eso hay gente que se vuelve adicta al trabajo. Cuando trabajar emociona tienes una pasión. Y mucha suerte en la vida. Cuando trabajar estresa tienes un problema y no pequeño. Qué placentera sensación la del trabajo bien hecho, tampoco creo que esto sea nuevo para nadie. El que no conoce está emoción carece de motivación en la vida: es una sensación que vertebra la vida.
            Al igual que construir emociona, la emoción también construye, en un bello palíndromo vital. El poeta construye sus artefactos literarios a partir de su propia felicidad o de su propia devastación, es a un tiempo la leña de su hoguera y el material de su edificio interior. Y el producto de esa construcción genera emoción al propio poeta y a aquellos que le leen. Y como la poesía la pintura (ut poesis pictura) y el resto de las disciplinas artísticas.
            A mí me proporciona emoción (entre otras cosas) escribir. Y también que me lean. Supongo que por eso siempre he tenido tantas relaciones epistolares y tan largas. Lo descubro ahora, a mis casi cuarenta y siete años, cuando me pongo a escribir y me doy cuenta de cómo al que me lee le gusta y cómo esa sensación llega a mí y hace crecer mi emoción y me hace seguir escribiendo. En un bucle interminable como el del amor, una bellísima emoción…

La vida es pura emoción.

Emocionaos, elegid bien vuestros objetos de emoción. Y emocionaos siempre, todos los días y hasta el final.

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