martes, 27 de mayo de 2014

EMERGENCIA EN EUROPA

EMERGENCIA EN EUROPA

            La espectacular emergencia del fascismo en Europa pone a Europa en situación de emergencia. Tanta alegría como me da el  alucinante debut de Podemos y la subida de IU y de Equo, en la misma medida me da miedo el avance de la ultraderecha europea. Es el momento de que la izquierda se una para poner freno al fascismo porque estamos como en la República de Weimar, sólo que ahora estamos avisados: no tenemos excusa.

            Estas elecciones europeas, tal y como ya preveíamos, han sido muy reveladoras. Imaginábamos que el PP y el PSOE se hundirían, aunque no sabíamos si el barro (por no nombrar otra sustancia de parecida textura y color) les llegaría hasta las rodillas o hasta el cuello, y ahora vemos que si no les llega al cuello al menos les queda bastante más arriba de la cintura. No sin razón hablaba Felipe González durante la campaña de la posibilidad de una gran coalición PPSOE que terminaría de colocar todos los términos en su sitio, y  que sería finalmente llamar a las cosas por su nombre verdadero. Mi madre, que no entiende de política pero que tiene muchísimo sentido común, nos pregunto qué era eso de la coalición y cuando se lo explicamos ella concluyó: “o sea que eso sería hacer un partido con las heces de los otros dos”. No puede haber una explicación más acertada y descriptiva.

            Pero vuelvo a lo que me preocupa y que es el ascenso de la ultraderecha en Europa, por suerte no en España porque aquí el PP recoge a todo el espectro (en ambos sentidos del término) de recorrido de la derecha, y es que eso tiene su parte buena y su parte mala, su haz y su envés, y Vox se ha pegado un batacazo porque para ultramontano ya está Cañete. Recojo las palabras que leí ayer a José Daniel Espejo al respecto de ese más que preocupante incremento del fascismo: la izquierda europea tiene que plantearse qué ha hecho mal para que los olvidados, los desesperanzados, los parias de la tierra, vean como referente al fascismo y no a la izquierda, que se supone que es la defensora natural de esta capa de la sociedad, la defensora de la clase obrera. Se me ocurren así de pronto varias cosas: el populismo de la ultraderecha frente al intelectualismo la izquierda, la institucionalización de cierta izquierda que ha terminado por hacerla inoperante y por hacer que la gente la identifique finalmente con los partidos en el poder… En fin, que a esto hay que darle muchas vueltas y buscarle la solución. Empieza el brainstorming.
           

            Pero una cosa nos tiene que quedar muy clara: frente a esta ola de fascismo y de olvido la izquierda DEBE ser la memoria de este jodido continente sin memoria. Y yo lo repetiré una y mil veces, lo repetiré mientras me quede voz (o dedos para mecanografiar): necesitamos un frente común de izquierdas, es necesario, es urgente. Es una emergencia.

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